Las redes de electricidad en muchos países desarrollados se enfrentan hoy al reto de una base de activos que envejece. En muchas naciones, el despliegue de la red de electricidad procedió a buen ritmo a lo largo de la década de 1940 a 1980, pero se ha ralentizado en los últimos años. Muchos componentes clave de equipos están operando cerca, o incluso más allá, de su vida útil.
Además, en muchos países desarrollados, la edad de los activos y la lentitud actual de reemplazo significa que tomaría cientos de años poder renovar todos los activos. Esto tiene grandes implicaciones de fiabilidad.
El problema del envejecimiento de equipos no solo subyace en el desgaste de estos, sino que también constituye un problema de Recursos Humanos, ya que en muchos casos las personas con las habilidades y conocimientos para llevar adelante el mantenimiento, o la experiencia necesaria para tomar decisiones de gestión de activos con respecto a estos equipos más antiguos, ya no están en la industria.Entonces, con una flota de equipos llegando al final de su vida útil y una escasez de partes y personas para su mantenimiento, hay implicaciones graves en la fiabilidad de las redes de electricidad en muchos países desarrollados.
Mientras que la edad del equipo puede no representar un desafío en las naciones en vías de desarrollo, o en otros países con redes de instalación más reciente, el simple entendimiento del camino óptimo a seguir, dada la gran cantidad de tecnologías, opciones de gestión y el desafiante entorno regulatorio y financiero, puede ser muy complejo.
Beneficios de las normas de gestión de activos
Las nuevas normas de gestión de activos serán un gran desafío para una serie de organizaciones relacionadas con la industria de la redes de energía eléctrica. Mientras que la industria y los organismos de regulación y financiación asociados se verán fuertemente beneficiados, así también lo serán los principales proveedores de equipos.
Los fabricantes y contratistas de mantenimiento de los principales activos de las empresas eléctricas enfrentan también sus propios desafíos de gestión de activos. Deben mantenerse al día con la tecnología, pues cambia rápidamente, mientras que el mantenimiento de los equipos y el personal necesarios para apoyar el equipo muchas veces tienen décadas de antigüedad y deben además garantizar que el equipo esté disponible para el usuario final, a pesar de que los patrones de compra en el sector de la red de energía puede ser muy inestables.
Además, los fabricantes deben lograr todo lo anterior, mientras tratan de operar exitosamente sus respectivas empresas. Entonces, la clave para hacer frente a estos desafíos es una estrecha comunicación entre los fabricantes y sus clientes, de manera que los primeros puedan pronosticar la demanda futura y planificar sus propias prácticas de negocios, conscientes de las necesidades de la industria. En este sentido, los estándares y directrices reconocidas internacionalmente pueden ayudar a los fabricantes de equipos de la red eléctrica, garantizando un lenguaje común y conjunto de datos en relación con los patrones de gestión de activos, las tasas de falla y el desempeño histórico del equipo.
A lo largo de la fase de investigación de este proyecto de normativa que está llevando adelante IEC, las empresas eléctricas, fabricantes, y otras partes interesadas de la industria, estaban entusiasmados en apoyar la preparación de normas adicionales sobre la gestión de activos, pero también expresaron cautela sobre el alcance de las mismas. Los sistemas eléctricos alrededor del mundo varían significativamente, tanto en sus operaciones como en los estándares de desempeño. En este caso, las empresas dejaron en claro que las normas no deben ser excesivamente prescriptivas, y que las empresas eléctricas deben tener libertad para elegir las operaciones que se adapten a su propia situación. Las normas no deben obligar a una sola práctica en particular para la gestión de activos eléctricos de la red de alimentación. Más bien, las normas o directrices deben ofrecer una gama de opciones bien definidas que les permita elegir aquellas que mejor se adapten a sus propias circunstancias y necesidades.
En general, existe un amplio abanico de nuevas normas o directrices potenciales que podrían ser utilizadas en la gestión de activos en la industria eléctrica. Las áreas cubiertas por tales normas incluyen:
Métodos de inspección y diagnóstico de datos de errores y fallas en equipos.
Medición y presentación de informes de fallos y datos de fallos de equipos.
Métodos de análisis y tipificación de fallas de equipos principales.
Ejemplos de mejores prácticas de las medidas correctivas para los principales equipos, que van desde el remplazo, la sustitución parcial o la rehabilitación.
Métodos para la estimación de vida útil e informes para equipos principales.
Métodos de evaluación de cálculo de costes.
Riesgo ciclo de vida.
Cálculo de los índices de estado y condición de los equipos principales.
Métodos de priorización de gestión de activos.
Índices de rendimiento Sistema (CAIDI, SAIDI, SAIFI, etc.).
El sector de la red de energía eléctrica está experimentando un período de cambio profundo, y la gestión de activos sigue siendo el principal desafío para la mayoría de las empresas eléctricas en todo el mundo. Hay muy pocas normas internacionales que definan un lenguaje y métrica comunes en torno a la gestión de activos en la industria de la red de energía eléctrica, o que al menos proporcionen ejemplos de las mejores prácticas para guiar a las empresas y a sus grupos de interés.
La creación de un nuevo estándar en la gama de áreas sugeridas anteriormente será un ejercicio largo y desafiante, ya que el rango de las prácticas de gestión de activos actualmente en vigor varía considerablemente a través de la geografía y la jurisdicción. Sin embargo, ganancias significativas se pueden hacer aquí, y la IEC está motivada y lista para iniciar este proceso tan pronto como sea posible.
Artículo gentileza de Cornelec. www.cornelec.cl