Rodrigo Castillo.

¿Cómo analiza el momento que vive el sector eléctrico en Chile?
Los últimos años han sido particularmente desafiantes y complejos para el mundo eléctrico, lo que ha redundado en un altísimo precio de la energía para todos los sectores, particularmente el industrial, a lo que se suman licitaciones con pocos actores y escasa energía adjudicada. En este contexto, también se observan problemas significativos de desacople en materia de generación y distribución, los cuales provocan un encarecimiento de la energía y conflictos de competencia entre las generadoras. De esta forma, al inicio de este Gobierno el panorama se veía particularmente desalentador. Sin embargo, los últimos 18 meses han sido definitivamente mejores y, si bien hoy la situación sigue siendo compleja, se ve bastante más alentadora que hace un tiempo.

¿A qué se debe este cambio de panorama?
Responde a varias cosas. Primero, el sistema de licitaciones ha mejorado de forma significativa, especialmente a nivel de competitividad (el último proceso tuvo 17 ofertas), y se modificó la normativa para hacer aún más atractivo y competitivo este sistema. Esto nos hace pensar que tendremos resultados mejores en las próximas licitaciones. Segundo, el precio directo a los industriales también ha mejorado, debido a una mayor cantidad de agua (que impacta sobre los costos marginales), a una baja en la cotización del petróleo, a un aumento de las fuentes de energías renovables en el norte del país y a una mayor competencia. Tercero, si bien falta bastante por hacer en materia de transmisión, ya está adjudicada y en construcción una parte importante de los proyectos más significativos que se requerían para evitar los problemas de restricción en este ámbito. A esto se suma el proyecto de ley que busca mejorar definitivamente este sistema, dotándolo de institucionalidad e incentivos distintos. Y, por último, se definió la interconexión entre el SIC y el SING, lo cual nos da una luz de esperanza para el futuro.

¿De qué forma se están preparando como gremio para los cambios regulatorios?
Los últimos 18 meses son, probablemente, los más intensos de los que tenemos memoria en términos de modificaciones regulatorias. La gran mayoría de ellas son compartidas por nuestro gremio, por lo que hemos trabajado de forma muy estrecha con las autoridades en estas modificaciones. Uno de los grandes méritos de este Gobierno es que ha establecido mecanismos institucionales, transparentes, abiertos y públicos, para hacer un trabajo pre-parlamentario. Como gremio, hemos abordado estos desafíos a través de la participación en las instancias a las que se nos ha invitado.

¿Cree que las propuestas van en la línea correcta?
Desde el punto de vista filosófico y estructural, concordamos con prácticamente todas las iniciativas que se han planteado. Para ser concretos, apoyamos las modificaciones a las normativas sobre licitaciones, equidad tarifaria, y transmisión. Respecto a esta última, estamos de acuerdo con que el sistema de transmisión no puede seguir corriendo al ritmo que impone la generación como es hoy en día, que requiere una planificación con más holgura y con horizontes de más largo plazo, y que se debe analizar la remuneración por la transmisión, que actualmente es pagada en un 80% por los generadores. También concordamos con que el Estado tenga un rol más activo en la planificación de los trazados de las líneas de transmisión y con la necesidad de modernizar el sistema de coordinación y despacho de energía.

¿Con qué aspectos tienen diferencias?
Nuestras diferencias son solo con puntos técnicos. Por ejemplo, creemos que se debe revisar la manera en cómo se están tratando las compensaciones a los clientes, pues se están aumentando hasta llegar a 80 veces el valor de la energía como precio de compensación. Si bien creemos que siempre es necesario compensar adecuadamente a los clientes, esto se debe hacer de forma armónica con el tipo y diseño de nuestra infraestructura. La actual propuesta podría llegar a hacer inviable el funcionamiento de algunas empresas transmisoras, situación que no está en línea con lo que el propio Gobierno quiere obtener con este proyecto. Por otra parte, se plantea modificar la tasa de rentabilidad hacia una variable, tema que estamos trabajando recién como industria para analizar sus consecuencias. Hasta el momento, creemos que hay que mirarla con mucho cuidado. Y, finalmente, creemos que es necesario revisar la manera en que se remunera la servidumbre.

A su juicio, ¿los cambios incorporados a las licitaciones son suficientes?
Todos los cambios que se han hecho están en la línea correcta. Una parte de ellos fue puesto a prueba en todo lo que se podía sin cambio de ley en la última licitación, dando buenos resultados, y por lo tanto, en esta segunda oportunidad debiéramos tener mejores resultados. En este momento, no vislumbro ningún elemento estructural que se debiera modificar con anterioridad a las licitaciones. Por el contrario, si las reglas del juego ya están definidas y son aquellas con las que las empresas nacionales y extranjeras están evaluando las licitaciones, lo más sano es permitir que eso se siga desarrollando.

Entonces las expectativas serían bastante buenas…
Nuestras expectativas son optimistas; definitivamente creemos que vamos a mejorar los precios en relación a la última licitación. El objetivo del Gobierno era reducir en un 25% los precios de estas licitaciones en comparación con el máximo alcanzado en 2013, que fue US$130 por MWh. En la práctica, eso significa que los precios deberían fluctuar entre los US$95 y US$97 por MWh, lo cual creemos que es posible.

¿Advierten alguna dificultad en el proceso de interconexión entre el SIC y el SING?
No estamos involucrados directamente con el proyecto, pero hasta donde entiendo se ha desarrollado de forma adecuada y no he escuchado que haya problemas que pudieran afectarlo. Evidentemente, ese proyecto es fundamental para el resultado de las licitaciones y la viabilidad de los proyectos que se presenten en este proceso. Es una iniciativa que estamos siguiendo con mucho cuidado y que, esperamos, termine en los plazos comprometidos.