Por José Miguel Cardemil, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Diego Portales.
José Miguel Cardemil.
En nuestro país, el 66% de la energía consumida corresponde a recursos fósiles, de los cuales el 70% es importado. Sin embargo, solo el 20% de la energía utilizada corresponde a electricidad. El sector de transporte representa un 30% de la energía consumida en el país, mientras que el consumo de calor (tanto para calefacción, como para uso industrial), también representa una parte importante de la energía consumida.
Si bien no existen estadísticas oficiales del consumo de calor, es posible atribuir a este uso cerca del 31% del consumo energético total del país, considerando el uso de derivados del petróleo, gas natural en procesos industriales y calefacción, donde además se suma un elevado consumo de leña. Esta situación resulta ser bastante paradójica, considerando que Chile es reconocidamente el país de mayor radiación solar disponible en el mundo. Asimismo, la disponibilidad de radiación solar no está solamente restringida al norte del país, pues en el valle central existen niveles de radiación comparables a los del sur de España, mientras que la radiación en la región más austral de Chile se observan niveles comparables a los del norte de Alemania. Estos lugares son indicados como los de mayor despliegue de tecnologías solares en el mundo.
Resulta evidente entonces la factibilidad técnica de utilizar energía solar a gran escala en Chile, y así reducir sustancialmente la utilización de combustibles fósiles que, además de la contaminación, dejan al país en una posición vulnerable considerando la volatilidad de precios y la inseguridad en el suministro.
Las políticas públicas impulsadas por el Gobierno han permitido el despegue de la industria solar, existiendo actualmente más de 500 MW de capacidad instalada (correspondiendo exclusivamente a sistemas fotovoltaicos). No obstante, aún faltan políticas que incentiven la utilización de sistemas solares para la producción de calor, principalmente a nivel industrial.
La aplicación directa de sistemas solares térmicos de media y baja temperatura permitiría sustituir de forma directa la utilización de combustibles fósiles, reduciendo los costos de operación de los procesos, ayudando de esta forma a la descontaminación y a aumentar la seguridad en el abastecimiento energético. Estas últimas variables son claves para la economía del país, por lo que la energía solar se presenta como una oportunidad estratégica para nuestro desarrollo y para fortalecer nuestra industria.