Gonzalo Cuello Pujado.

Mucho se ha hablado de los beneficios de la iluminación LED para los hogares y espacios públicos, a través de su utilización en el alumbrado de calles, carreteras, túneles y plazas, entre otros. Se sabe que esta tecnología permite generar un ahorro energético promedio de un 50%, comparativamente con la tecnología HID, siendo una inversión económica de rápido retorno; disminuyendo, además, las emisiones de carbono, y generando mayores niveles de iluminación.

de fácil instalación y requieren menor mantenimiento que las de descarga. Entonces, ¿por qué la industria aún no incorpora esta tecnología masivamente?

Quiero agregar un par de antecedentes, ahora focalizados en ese sector, que fortalecen aún más la idea de que se trata de una gran inversión, pero subutilizada. En primer lugar, esta tecnología puede contar con una diversidad de ópticas distintas, lo que permite ofrecer soluciones más ajustadas a las necesidades de cada proyecto. Esto implica que, dependiendo de estos requerimientos, se puede bajar el número de luminarias y obtener mejores resultados lumínicos. En la industria, especialmente en bodegas y galpones, se ilumina con las tradicionales luces en forma de campanas, las cuales iluminan de manera circular y no específicamente en la zona de tránsito o pasillos, lo que significa que existe un gran porcentaje de luz que se pierde en la zona superior de los racks, por lo que estas soluciones no son 100% eficientes.

A esto hay que sumar que estas empresas deben cumplir con el DS 594/99 del Ministerio de Salud, que determina los niveles de iluminancia que debe haber en las distintas zonas de trabajo. Si ocurre un accidente producto de que no están dadas estas condiciones, se arriesgan a multas considerables, sin hablar de los costos operacionales y productivos de tener que intervenir esa zona para realizar los trabajos de mejoras.

De igual modo, esta tecnología requiere muchas menos mantenciones. Si tomamos en cuenta una industria que funciona 24 horas todos los días, cuando esta detiene sus procesos por mantención o recambio de alguna de las partes de la luminaria, se genera un costo asociado muy elevado por la paralización. Si a ello sumamos que la iluminación está encendida las 24 horas del día, los ahorros por este concepto, gracias a la tecnología LED, se multiplican.

Para ejemplificar esto, quiero citar el trabajo realizado con Ransa, la mayor almacenera de Perú. Esta empresa, gracias a la tecnología LED, no detiene sus faenas por mantenimiento. Antes lo hacía dos veces al año, durante tres días.

Además, la expectativa es no realizar mantenimiento durante los próximos 10 años. Lo anterior, junto a los otros beneficios de la tecnología LED, generó gran satisfacción entre las autoridades de esta empresa, por lo que definieron realizar este mismo trabajo en Ransa Chiclayo (ciudad ubicada al norte de Lima) y proyectando un tercer almacén, prontamente.

Por ejemplos como este, no se entiende que hoy en día solo la minería se destaque por la incorporación progresiva de esta tecnología, mientras en otros sectores, como manufacturas, packing, vitivinícola, etc., esto todavía no ha comenzado de manera masiva. ¿La razón? Existe la falsa creencia de que es una tecnología cara.

Sin embargo, si se utiliza el máximo potencial de esta tecnología, para lo que se debe realizar un cálculo lumínico específico para cada proyecto, ya que las necesidades son distintas y cada uno tiene requerimientos particulares, créanme, la alta inversión inicial se verá rápidamente recuperada en un par de años, asegurando por un período mucho más largo los beneficios de una tecnología segura y confortable, que genera grandes ahorros en electricidad y es amigable con el medioambiente.