Dado el rechazo ciudadano a las grandes centrales de generación, debido al impacto medioambiental y social que ocasionan, podemos aseverar que ha llegado la hora de pensar que nuestro sistema eléctrico centralizado, dominado por grandes centrales y transmisión a larga distancia, debe ser reemplazado paulatinamente por un sistema de generación distribuida (GD). Estos sistemas consisten en redes de muchos generadores pequeños y medianos con base mayoritariamente en ERNC, que, por su tamaño, pueden inyectar directamente al consumo o en redes de distribución y subtransmisión, teniendo menores distancias de transmisión, por lo que las pérdidas disminuyen ostensiblemente.
A diferencia de las centrales que utilizan combustibles fósiles (carbón, diesel, gas) y de los grandes embalses, las centrales ERNC pueden dimensionarse a escala de las comunidades, haciéndolas más fáciles de financiar, construir y conectar a las redes existentes, haciendo posible la entrada de nuevos actores (como personas, Pymes, municipios y comunidades), logrando un verdadero mercado competitivo. La GD presenta también grandes ventajas para las redes eléctricas, pues tener muchas centrales pequeñas hace que la red sea más resiliente y estable.
Asimismo, en un modelo de GD, la generación eléctrica está localizada cerca de los centros de consumo y conectada a un circuito que conforma una “isla”, que a su vez se conecta a otras “islas” vecinas. De este modo, las generadoras de un circuito abastecen con prioridad los consumos de su territorio y los excedentes van a suplir los déficits de sus vecinas. Así, una falla afecta solamente a una isla, no al resto del sistema, y si las vecinas tienen capacidad disponible, pueden suministrar el déficit ocasionado por la falla.
No obstante sus beneficios, el acceso de pequeñas centrales (ERNC incluidas) se ve obstruido por regulaciones anticuadas que hacen difícil para los proyectos evaluar sus posibilidades de conexión y obtener financiamiento. La GD es una oportunidad histórica para democratizar la energía y mejorar la eficiencia y la seguridad energética. Democratizar significa también lograr una verdadera economía de mercado al tener una gran cantidad de propietarios diferentes en el sector.
Diagrama del crecimiento en GD en el país.
Eficiencia energética
El modelo GD también brinda una mejora en la eficiencia energética al reducir las pérdidas de transmisión a grandes distancias. En Chile, podría reducir en aproximadamente 10% las pérdidas por transmisión, logrando una disminución similar en los requerimientos de generación eléctrica del país. La mejora en la seguridad se logra al rebajar la incidencia de los apagones al confinarlos en su propia isla.
Chile presenta condiciones muy adecuadas para desarrollar la GD. Casi todas las regiones pueden cubrir un porcentaje importante de sus necesidades de electricidad con paneles fotovoltaicos en las techumbres. De igual modo, cuentan con abundantes recursos en forma de energías eólica y geotérmica. En un futuro muy cercano, cuando la energía undimotriz alcance el adecuado desarrollo tecnológico, se convertirá en la base energética a lo largo de toda la costa del país.
Se debe tener en cuenta que la dispersión geográfica disminuye significativamente los requerimientos de respaldo térmico para las plantas ERNC de generación variable. Además, la eólica y la fotovoltaica ya son competitivas con las generadoras que usan combustibles fósiles, aun sin considerar los costos externos que esas emisiones ocasionan.
Con GD, la necesidad de proyectos como Castilla, HidroAysén y la Carretera Pública Eléctrica se desvanece, al ser reemplazados por proyectos locales, lo que necesariamente promoverá la regionalización que el país necesita. En efecto, mirado desde la perspectiva de las regiones, el SIC por ejemplo, por su gran extensión longitudinal, puede verse como el cordón umbilical a través del que las regiones alimentan de energía el incontrolable crecimiento del centralismo.
En otros países, los sistemas eléctricos son muchos y de menores dimensiones. Por lo tanto, cada ciudad crece preferentemente conforme a la capacidad de abastecimiento energético desde las regiones cercanas, logrando un crecimiento más parejo de las ciudades y una energía más barata al evitar grandes pérdidas por transmisión. Asimismo, por razones de seguridad y de regionalización, muchos países tienden hacia la GD. La falta de un plan estratégico en Chile, hace que el mercado libremente decida por aumentar el centralismo, que parece ser lo más conveniente a los intereses económicos cortoplacistas predominantes.
Por último, el primer paso hacia la GD es contar con una buena ley de autoconsumo para personas y Pymes. Luego, un paso importante será ampliar el ámbito de la cogeneración, haciendo que las inversiones mineras (grandes demandantes de electricidad) se obliguen también a invertir en la generación de la energía que requieren, pues no pueden seguir pidiendo ampliar la generación y transmisión de las redes existentes que financiamos todos los ciudadanos.
Por Rodrigo García Pizarro, Ingeniero Civil, miembro de la CCTP (Comisión Ciudadana Técnico Parlamentaria para la Energía y la Matriz Eléctrica).