Como un ser vivo, las instalaciones eléctricas, con el paso del tiempo, “crecen” (al ampliarse en tamaño y capacidades o al incrementarse sus requerimientos) y “envejecen” (sus componentes van perdiendo sus características con el uso y el abuso). Por esta razón, es necesario contar con un programa de mantenimiento que permita no solo optimizar sus prestaciones durante su vida útil, sino que también evitar posibles fallas y accidentes.

En este sentido, Tomás Urtubia Pinto, Project Manager de Redacom, parte del Comité Eléctrico de AIE, sostiene que las fallas se deben, principalmente, a falta de mantenimiento y a instalaciones antiguas, que redundan en agotamiento de la vida útil de equipos y materiales; fallas de aislación, por fugas de corrientes a tierra, y de cortocircuito; recalentamiento de conductores por sobreconsumo de energía; abuso de las extensiones y/o alargadores, y no usar productos certificados por la SEC.

Al respecto, Giovanni Achiardi, Director de la Carrera de Ingeniería de Duoc UC, Sede Maipú, explica que, entre las fallas en instalaciones de este tipo, sobresalen la sobrecarga de corriente eléctrica y el cortocircuito. “Esto se produce por hacer circular una mayor corriente por instalaciones no adecuadas para dicha carga, lo que puede llegar a ocasionar un problema mayor”, agrega.

A lo anterior, Ricardo Vicencio Montecinos, Director de Carrera de Electricidad y Electrónica de INACAP Santiago Sur, añade la pérdida de aislación. “Los conductores de electricidad que suministran energía eléctrica a los equipos de una instalación, con el tiempo se envejecen y se desgastan, tanto por vibraciones y el ambiente al que están expuestos”, indica. “La falla de aislación no necesariamente provoca un cortocircuito en el sistema. En la mayoría de los casos, solo se energiza la carcasa del equipo, poniendo en peligro la vida de las personas, aumentando la posibilidad de que esta sea electrocutada”.

Para Jorge Valenzuela, Ingeniero Experto en Normas Eléctricas, otra causa frecuente de fallas en una instalación eléctrica responde a un proyecto inadecuado, al instalar materiales y equipos que no corresponden a las características locales de un determinado ambiente y/o al no respetar las normas de ejecución de dichas instalaciones. “También se encuentra con frecuencia una operación indebida, llevando a materiales y equipos más allá de sus características de operación garantizadas (sobrecargándolos, por ejemplo)”, comenta. “De igual modo, se debe considerar que, montados en un supuesto criterio ‘económico’, se instalan equipos baratos, de mala calidad, que en períodos muy cortos muestran sus falencias y provocan costos que van mucho más allá del supuesto ahorro que se obtuvo por su compra.”

Si bien en Chile la NCh. Elec. 4/2003 (actualmente en proceso de actualización) determina las condiciones mínimas de una instalación de Baja Tensión, el capítulo seis de la IEC 60364, establece los requisitos para la verificación inicial y las verificaciones periódicas (mantenimiento) de estas instalaciones.

Al respecto, Germán Noziglia, Secretario del Comité Técnico Chileno IEC TC64 en Cornelec, afirma que en este texto se definen dos conceptos claves:

a) Establece los requisitos para la verificación inicial, por inspección y ensayo, de una instalación eléctrica, con el fin de determinar, tanto como sea posible, la conformidad con los requisitos establecidos en el reglamento. La verificación inicial tiene lugar después de acabado los trabajos de nuevas instalaciones o de ampliaciones o modificaciones de instalaciones existentes.

b) Establece los requisitos para las verificaciones periódicas (mantenciones) de una instalación eléctrica, con el fin de determinar, hasta lo razonablemente practicable, si la instalación y todos sus componentes están en estado correcto para su funcionamiento y seguridad.

Además, el especialista aclara que la NCh. 4/2003 será reemplazada por el Reglamento de Instalaciones Eléctricas de Consumo de Baja Tensión. “Uno de los cambios más significativos de este nuevo reglamento, al menos en lo referido al mantenimiento, dice relación con la incorporación de verificaciones periódicas sostenidas en el tiempo y su frecuencia. Esto es un gran paso, dado que hasta la fecha no existe la exigencia por parte de la autoridad pública para hacer revisiones posteriores a la instalación”, señala.

Las frecuencias, continúa Noziglia, serán determinadas según el tipo de instalación y equipo; su utilización y su funcionamiento; la frecuencia y la calidad del mantenimiento; y las influencias externas a la que dicha instalación ha estado sometida. “Este intervalo diferenciará entre los lugares de trabajo o emplazamientos donde existan riesgos de choques eléctricos, incendios o explosiones producto del deterioro. De esta manera, se clasifica entre aquellos lugares donde la frecuencia de verificación será menor, como es el caso de los establecimientos de uso público, obras en construcción e instalaciones de seguridad, y por el otro lado, establecimientos cuyos períodos entre verificaciones serán más largos, como es el caso de las viviendas”, comenta.

De este modo, se busca llevar a los usuarios a preocuparse más por los sistemas eléctricos que emplean diariamente, pues un buen mantenimiento puede brindar beneficios, entre los que Achiardi destaca “la reducción de fallas-tiempos muertos, el incremento de la vida útil de las instalaciones, la eficiencia en los recursos y el logro de importantes ahorros”.

“La necesidad de contar con procesos productivos continuos y de disminuir al máximo los riesgos operacionales hacen cada vez más requeridos los servicios de mantenimiento de máquinas y equipos”, añade Vicencio.

De hecho, para Valenzuela, “su importancia es tal vez tan obvia, que nos negamos a verla. Por ejemplo, un adecuado mantenimiento tendrá efectos positivos sobre la seguridad vital de operadores y usuarios al limitar casi hasta anular las posibilidades de accidentes mortales, invalidantes o limitantes temporales”. Asimismo, menciona su positivo impacto medioambiental al llevar las instalaciones a operar en sus condiciones de máxima eficiencia.

Más allá de la reparación de fallas puntuales, el mantenimiento adecuado de una instalación eléctrica es vital para un óptimo funcionamiento, que permita aprovechar durante toda vida útil sus prestaciones y obtener los beneficios que estas nos puedan otorgar.

Jack Nahmías, Jefe de División de Ingeniería de Electricidad de SEC:

“En los últimos años, el mayor número de accidentes están en los sectores residencial y comercial”

La Superintendencia de Electricidad y Combustibles, es la responsable de fiscalizar el estado de toda instalación eléctrica en nuestro país. En esta entrevista, conocemos su visión frente a este tema.

¿Qué importancia tiene el buen mantenimiento de las instalaciones de Baja Tensión?
La importancia de una buena mantención a dichas instalaciones, es que otorga mayores estándares de seguridad y permite, además, identificar puntos de falla (“puntos calientes”). Si esta no se hace, existen posibilidades de fugas a tierra, operaciones inadecuadas de protecciones, incendios y hasta electrocuciones.

Desde la SEC, ¿se hacen fiscalizaciones respecto al mantenimiento de estas instalaciones?
Efectivamente, la SEC tiene como misión vigilar que las personas cuenten con productos y servicios, en este caso eléctricos, seguros y de calidad. Por lo mismo, estamos permanentemente fiscalizando y monitoreando el estado y mantenimiento de las instalaciones de BT, a través de planes como “Barrio en Paz” y otros similares que tienen como objetivo inspeccionar lugares de alta afluencia de público. Siempre actuando con foco en el riesgo, es decir, identificando previamente aquellas instalaciones que pudiesen, desde el punto de vista estadístico-histórico, representar un mayor peligro para los ciudadanos.

¿En qué sector advierten los principales problemas en mantenimiento?
Un estudio realizado por nuestra institución en 2011, nos permitió identificar que todas aquellas instalaciones eléctricas con más de 10 años presentan riesgos, básicamente, por el desgaste que el tiempo va produciendo en ellas. En cuanto a sectores, podemos señalar que, en términos generales, los que han tenido un mayor número de accidentes en los últimos años son el residencial y el comercial.

¿Qué pasa con las instalaciones que están fuera de norma por su antigüedad?
En primer lugar, es importante señalar que la responsabilidad sobre el estado de las instalaciones eléctricas interiores es siempre del propietario. Por lo mismo, una vez que detectamos incumplimientos normativos que pongan en riesgo la seguridad de la ciudadanía, lo que corresponde es notificar al propietario para la realización de las reparaciones pertinentes para poder seguir utilizando energía eléctrica en forma segura. Cuando ello no ocurre, o cuando estamos frente a deficiencias graves, la norma nos obliga a instruir la desconexión inmediata del sistema eléctrico del infractor”.

¿Qué recomendarían a los lectores del área industrial respecto a estos temas?
A los responsables del sector industrial nuestra recomendación es a continuar desarrollando y mejorando sus planes de mantención, en forma periódica, ojalá cada cinco años, ya que los materiales e insumos eléctricos van sufriendo un desgaste natural. A este respecto, es conveniente recordarles que estamos en proceso de Consulta Pública del texto que vendrá a reemplazar a la actual Norma 5, la que incorpora nuevos estándares de exigencia en el diseño, construcción, operación y mantenimiento, entre otros aspectos, por lo que el llamado es a revisar esta consulta, la que se encuentra en nuestro sitio web (www.sec.cl).