Diego Lizana.

¿Cómo evaluaría el proceso de adopción del concepto de eficiencia energética en Chile?
La adopción de este concepto se ha dado en relación a los tiempos e inversión que se han hecho en el país. No podemos pedir más rapidez, si todavía hay una brecha importante en inversión, tanto pública como privada, en promoción de la eficiencia energética y compromiso en el uso eficiente de energías.

En estos momentos, la realidad de la adopción de la eficiencia energética ha sido dispar dependiendo de los sectores. Hay algunos que han reaccionado mucho más rápido, probablemente por algunas obligaciones internacionales ligadas a temas ambientales, como el cambio climático. Por otra parte, a rubros exportadores como el vitivinícola se les exige demostrar un compromiso mayor con la sustentabilidad y ahí, tanto las energías renovables como la eficiencia energética, son las principales herramientas que se han adoptado.

Un sector donde la adopción de este concepto ha sido más lenta -pero se está trabajando- es en la industria minera, donde hay un potencial gigantesco en la reducción de consumo energético, especialmente en los proyectos nuevos. Entre los años 2012 y 2013 recién el grueso de la minería empezó a tomar más en serio este tema. Es decir, se generaron equipos de trabajo internos relacionados con temas de eficiencia energética o se comenzó a considerar este tema como una variable de decisión dentro de la organización. Pero, esto ha sido dispar, ya que no toda la industria lo ha hecho de esta forma. Algunas compañías empezaron antes y otras se han ido sumando en el camino.

¿Esta disparidad es porque se trata de un tema voluntario?
Al ser un tema voluntario que se adopta en función de si un proyecto es más rentable o como un factor diferenciador frente a la comunidad o clientes, la adopción de eficiencia energética se ha dado en la medida en que cada empresa lo ha visto necesario.

Esperamos que en unos meses salga la ley de eficiencia energética y que este escenario nos facilite el trabajo como organización. Además, es muy distinto trabajar con una industria a la cual se le obliga a ver un tema de eficiencia energética respecto a otra que no tiene obligaciones. Probablemente, en el primer caso vamos a tener un rol más de apoyo, consultivo, de validación de proyectos, de asegurar que los proyectos y ahorros que se pueden obtener son acorde a lo que se tenía programado. En el segundo caso, nuestro rol será muy promotor para guiarlos y mostrarles por qué la eficiencia energética puede ser una herramienta importante para incrementar la productividad, mantenerse vigentes, abrirse a nuevos mercados, o reducir los costos de sus productos.

¿Cuáles son los principales errores en torno al concepto de eficiencia energética?
Muchas veces se habla de eficiencia energética cuando hay problemas económicos o de disponibilidad de energía, lo cual es un error. El racionamiento energético sería, por ejemplo, apagar las luces de una oficina porque no hay energía, lo cual es muy distinto a usar la energía de la oficina cuando realmente hay que hacerlo. Eficiencia energética es hacer lo mismo, o incluso más, sin perder la calidad de vida.

Otro error es creer que los proyectos de eficiencia energética no son rentables. Cualquier proyecto que esté dando información negativa desde un punto de vista económico, es un proyecto mal hecho, independientemente de si es uno de eficiencia energética o no. Los proyectos de eficiencia energética se pagan, requieren inversión, como cualquier proyecto de expansión de una organización que es rentable, pero además ahorran energía y disminuyen los costos de producción de una industria.

el uso de la eficiencia energética para el confort y el control de costos, ya que les permite liberar recursos anuales que se pueden traducir en más medicamentos o camas adicionales.

¿Qué están haciendo en la AChEE y cuáles son los planes a futuro?
Estamos en un período de apertura para trabajar con distintos actores locales e internacionales, y en busca de nuevos recursos para acelerar el proceso de adopción de la eficiencia energética a nivel nacional, generando proyectos propios o aliados con terceros. Abrimos la Línea de Desarrollo de Capacitación -para formar en el tema de eficiencia energética desde distintas aristas-, la que se suma a las líneas de industria y minería, edificación, construcción y educación.

Con estas cinco áreas pretendemos posicionar muy fuerte la eficiencia energética, tanto en la industria como en las empresas de servicios de eficiencia energética, en donde hemos detectado brechas que podrían estar impidiendo la adopción de este concepto. Otra área importante dentro de la Agencia es la de Medición y Verificación, donde no solo tenemos la exclusividad del curso Certified Measurement & Verification Professional (CMVP), uno de los programas de certificación más reconocidos a nivel mundial en el ámbito de la energía, sino que poseemos las capacidades para realizar la validación de proyectos con el respaldo AChEE.

¿Hay alguna experiencia internacional que estén observando para aplicar en Chile?
La apertura que estamos teniendo como organización nos obliga a mirar hacia afuera, pero entendemos que no toda experiencia es 100% replicable en Chile. Estamos viendo las iniciativas que se están haciendo en Europa, Asia y Estados Unidos, para analizar cuáles se pueden adaptar a la realidad chilena, de modo de tener una buena acogida y éxito en los programas. Al respecto, estamos evaluando el tema de incorporar las energías renovables a la edificación o el concepto de cambio climático y sustentabilidad, que está detrás de la eficiencia energética y sobre lo cual tenemos mucho que decir también.