Luis Avila Bravo.

¿Por qué se realiza esta revisión a las normativas del sector eléctrico?
La experiencia fiscalizadora de nuestra Superintendencia, sumada al dinamismo de las tecnologías para el sector energético (que lleva al cambio en los equipos y materiales usados en las instalaciones y a la introducción de nuevos componentes) y al crecimiento permanente de la demanda eléctrica, hace que el concepto de la seguridad (entendida como la disminución de riesgos de accidentes), se vuelva muy importante. Por esta razón, decidimos que era necesario revisar las normas estructurales del sector en torno a este tema, por lo que se modificarán las normas 4/2003 (Instalaciones de Consumo en Baja Tensión) y 5 (relativa a instalaciones eléctricas de corrientes fuertes).

¿En qué consistió el trabajo de revisión de esta última?
La revisión de la Norma 5 agrupa a su vez otras normas (5, 6, 8 y 16), las que han sido objeto de revisión por parte de la Superintendencia desde fines de 2013. Entonces, se decidió trabajar en su actualización, no solo con profesionales de la SEC, sino también con todas aquellas empresas y organizaciones académicas, empresariales y profesionales, que tengan como parte central de su acción las temáticas asociadas a la seguridad de las instalaciones y que puedan aportar a este proceso.

La respuesta fue muy importante y es así como en 2014 conformamos grupos de trabajo, coordinados por profesionales de nuestra área eléctrica. Tras un proceso muy fructífero, el resultado fue un documento que nos permitió tener una propuesta en diciembre de 2014 y que ya está en consulta abierta y exhaustiva. En este sentido, estamos abiertos a recibir observaciones, comentarios y sugerencias, que esperamos revisar y materializar para hacer la sugerencia definitiva de la norma.

¿Qué novedades contiene esta propuesta?
Además de reconocer avances de índole tecnológica, como el diseño de redes multitensión, un cambio esencial es la modificación del modelo con el que estaban hechas las normativas del área eléctrica. Anteriormente, se realizaban normas básicamente prescriptivas, las que pudieron ser muy buenas en el pasado, pero que ahora resultan inflexibles frente a la velocidad de los cambios tecnológicos. En cambio, el modelo que hemos adoptado es un estándar internacional que consiste en construir reglamentos más cortos, pero que refieren dentro de sí a una serie de normas técnicas específicas, que se entienden como partes integrales de dicha reglamentación.

En otras palabras, para las materias técnicas, el reglamento se refiere a normas vigentes y de aceptación general, pertenecientes a los mejores estándares existentes en el mundo. En tanto, el cuerpo reglamentario define claramente aspectos como actores, responsabilidades, alcance y vigencia, para los distintos aspectos de una norma, como el diseño, la construcción y la operación.

Es decir, las nuevas normas abordan casi toda la vida útil de la instalación…
Así es, porque un buen diseño y construcción de una instalación eléctrica resultan en menores riesgos durante su funcionamiento, y porque reconocemos que, tras años de operación, hay funciones relacionadas con la seguridad que deben desarrollar los propietarios u operadores a cargo de estos sistemas. En este sentido, se introduce el concepto de gestión de riesgos de la operación de las instalaciones eléctricas.

Estas deben administrarse y operarse en base a criterios que permitan medir periódicamente los riesgos a los que están expuestas. Entendiendo que el entorno donde está inserto un sistema eléctrico puede cambiar, se comprende que los riesgos a los que está expuesto pueden variar durante su vida útil, y es este análisis de riesgo periódico y cambiante el que debe usarse de base para definir el tipo de mitigaciones, construcciones y obras que deben llevarse a cabo para evitar los riesgos.

En este sentido, este modelo diferencia entre instalaciones comerciales e industriales, y las residenciales, por la asimetría de conocimientos que existe entre usuarios y profesionales o técnicos, recayendo en ellos distintos grados de responsabilidad sobre la operación y mantenimiento de estos sistemas.

¿Por qué no se incluyó la Eficiencia Energética en esta nueva normativa?
Porque el mandato de nuestra superintendencia, establecido por nuestra ley orgánica, nos llevan a velar por los aspectos de seguridad y calidad de las instalaciones eléctricas. A medida de que se nos faculte en otros aspectos, como la Eficiencia Energética, tendremos el espacio para proponer otras normativas.

Además del trabajo en las nuevas normas, ¿qué otras acciones está realizando la SEC?
Para este año, la SEC ha definido diversos focos de evaluación y acción, entre los que se incluye la vigilancia de las interrupciones de servicio, con el objetivo claro de reducirlas. En este ámbito, y si bien los datos muestran que ha habido persistentemente una reducción importante de las interrupciones para el cliente promedio, tuvimos un retroceso el año pasado, pasando de 14,05 horas (año 2013) a 15,6 horas (2014). Esto se debió casi íntegramente a un par de causas específicas: el terremoto que azotó al Norte del país en abril pasado, y el posterior incendio que afectó a la ciudad de Valparaíso, que ocasionó que las interrupciones aumentaran en un promedio de una hora en la zona afectada por dicho siniestro. Asimismo, estamos monitoreando las interrupciones provenientes de los segmentos de Generación y de Transmisión, que afectan primordialmente a las regiones del Norte.