Por Leonardo Luna Venegas, Gerente Comercial de Schwager-BMV.
Leonardo Luna Venegas.
Quienes nos hacemos parte de la ejecución de obras y/o suministros hacia las distintas operaciones mineras, tenemos una gran responsabilidad. Existen confianzas que están en juego, sobre todo en el ámbito de las inversiones. Por ejemplo, proyectos que se plantearon con un costo capital de 100, se materializan en 150, mientras que la puesta en régimen extiende también sus plazos.
Es con este realismo con el que afrontamos cada nuevo proyecto. Los proveedores debemos tener plena conciencia de que las Salas Eléctricas o Subestaciones (así como el equipamiento eléctrico y sus sistemas de control) son parte fundamental de los procesos productivos. Diseños a la ligera, procedimientos inadecuados en la fabricación, falta de controles e inexperiencia, ponen en jaque el resultado de las operaciones e impactan las confianzas hacia el futuro. Existe una responsabilidad implícita de cautivar las confianzas, apuntalados en la técnica, la ingeniería y la gestión.
Actualmente, las distintas operaciones están abocadas a una franca reducción de costos y mejora de su competitividad y, en este sentido, cada decisión es relevante.
Exigencias
Cuando nos hacemos cargo de un proyecto, estamos ampliamente conscientes de que nuestras soluciones no solo deberán ser seguras para la operación, sino que también deberán tener una puesta en marcha expedita, ya que en el futuro estarán comprometidas a una exigente demanda. Debemos pensar en un servicio de operación continua y en tiempos de detención y mantención puntuales. Estar a la altura de estas exigencias -y no exponer la operación a una detención no programada- es fundamental para mantener controlados los costos y mejorar la productividad. Para resguardar estos eventos y propender a la más alta disponibilidad, los diseños de Salas Eléctricas deben ser de una robustez tal que acompañen la operación en toda condición. A ello se debe sumar un conocimiento experto en el equipo humano y una administración orientada a la mejora y el control de cada proceso constructivo. Estos son desafíos que enfrentamos diariamente, pues competimos en una industria madura que no da espacio a las improvisaciones.
Tendencias y tecnologías
Las nuevas tecnologías y desarrollos amplían nuestras posibilidades continuamente. Manejar opciones y actualizar los diseños e equipamiento se hace un desafío constante. Hace unos años, mantener en línea un sensor de campo mediante un bus hacia una Sala de Control fue una primera revolución. Hoy la toma de decisiones escapa a la Sala de control, ya que desde hace un tiempo se requieren soluciones para acceso vía Web y, más recientemente, incluso para equipos móviles como computadores o teléfonos. Debemos plantearnos constantemente cómo aplicamos las nuevas tecnologías y aportamos valor a los clientes.
Otros desafíos a futuro todavía están por verse, pero sin duda debemos enfrentar un escenario con cierta estrechez que demandará nuevas formas de interacción. Por ejemplo, la adquisición y gestión de activos podrían verse más aunadas, como ya ocurre en otras industrias. Esta es una situación que los proveedores debemos monitorear, a fin de acompañar el desarrollo de la industria con sus distintas tendencias.