| En el ámbito de la seguridad, uno de los grandes desafíos que tiene hoy en día la AIE y el sector eléctrico industrial se resume principalmente en lograr mayores niveles de educación y concientización, no solo entre las empresas sino también entre los usuarios finales, quienes en gran medida desconocen los riesgos a los cuales están sometidos diariamente y carecen de conocimientos técnicos para enfrentar situaciones de peligro. Por tal motivo, los diferentes participantes en el debate sobre Seguridad Eléctrica realizado en las oficinas de AIE, concluyeron que resulta fundamental contar con normas y procedimientos actualizados y exigentes, y se debe tomar en cuenta el aspecto cultural para poder llevar a cabo una campaña efectiva de educación y concientización en todos los estamentos, ya sea a nivel empresarial como domiciliario. "Si en Chile las personas tuviesen un poco más de conocimiento sobre el tema eléctrico, es un hecho que no permitirían instalaciones como las que se hacen hoy en día", afirma Norma Oteíza, Experta Sectorial Sector Energía y Telecomunicaciones de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS). Con dicho planteamiento, concuerda plenamente Mónica Brevis, Directora Area Electricidad y Electrónica de INACAP, quien sostiene además que es importante educar sobre materias de seguridad a los estudiantes universitarios y técnicos en las carreras "eléctricas", e incluir también esta materia en los programas de Enseñanza Básica. "Debemos ser capaces de llegar a los niños y a sus madres, y no solo concentrarnos en los profesionales del sector. No existe educación en Seguridad Eléctrica. Por lo tanto, esta es una campaña que debemos abordar en conjunto con la AIE", asegura. Por su parte, Danilo González, Gerente Comercial de Redacom, sostiene que una de las razones que determina esta carencia, se puede explicar por que la educación social en Chile se ha ido perdiendo paulatinamente. "Falta mayor grado de prevención, como antiguamente lo hacía, por ejemplo, la campaña de Conaf y ‘Forestín’", comenta. » En ese sentido, añade el ejecutivo, resulta primordial que a los alumnos de las carreras técnicas y de ingeniería se les debe enseñar no solo sobre normas y conocimientos técnicos, sino que además respecto a temas de responsabilidades e incluso de sentido común.
 Estímulos gubernamentales
De acuerdo a estimaciones que realiza Tomás Urtubia, Project Manager Techical de Redacom, actualmente cerca del 10% del costo total de un proyecto inmobiliario corresponde a la instalación eléctrica, llegando incluso a 30% en el caso de un diseño industrial. "Por esa razón, resulta vital que la persona invierta bien su dinero a través del uso de materiales de buena calidad y que lleve a cabo un procedimiento regularizado a fin de no poner en riesgo el 90% restante de su inversión", señala. Si bien se asume que las empresas pueden ser capaces de asumir este valor, sobre todo las de mayor tamaño, sería conveniente debatir sobre la posibilidad de que el Estado contribuya con algún tipo de incentivo, como una subvención o un subsidio, para que los segmentos domiciliarios tengan un estímulo para invertir en una instalación eléctrica de calidad. En la Superintendencia de Electricidad y Combustibles están conscientes de esta situación y han tomado nota al respecto. Así lo asegura, Mariano Corral, Jefe del Departamento de Inspección Eléctrica, quien indica que la entidad está trabajando en esa orientación. "Hemos establecido un convenio con el Minvu a fin de que aquellas personas que postulan a un subsidio habitacional, obtengan más puntos en el caso de que incluyan un proyecto eléctrico", acota. Además, asegura, también están trabajando con la Seremi de Salud a través de procesos de capacitación conjuntos. "Los recursos no son ilimitados, por lo tanto, debemos trabajar en iniciativas concretas", aclara. En tanto, Danilo González concuerda con el tema de los subsidios y aboga por que el Estado asuma un rol más protagónico en esta materia, ya que el mercado no puede regularse por sí mismo. "Aquí está en riesgo la salud de la población y estamos hablando de vidas humanas", enfatiza. Pero más allá de estímulos y educación, hay un aspecto cultural muy fuerte en esta materia que debe ser trabajado, tal cual asegura José Martínez, Gerente División Eléctrica de Elster. "Internalizar el tema de la seguridad es difícil. El trabajador siempre toma riesgos y no hace lo que es debido; puede conocer muy bien el aspecto técnico y los riesgos, pero aun así no sigue las reglas. Incluso he visto trabajadores que se sienten orgullosos de las cicatrices que tienen en su cuerpo debido a quemaduras por causas eléctricas", afirma.
Empresas e instaladores
Los asistentes resaltaron también que las empresas no están ajenas a esta realidad, especialmente las medianas y pequeñas, y advirtieron que muchas de estas, incluso, prefieren ahorrar costos en vez de invertir en sistemas eléctricos de calidad. Según Marcelo Vergara, Termógrafo Nivel II Departamento de Ventas Intronica, existe una serie de viviendas antiguas, como casas patrimoniales, que en su momento fueron diseñadas para usos habitacionales, pero que hoy operan como empresas con los consiguientes riesgos que ello acarrea. "Muchas de estas cuentan con sistemas hechizos. Sus ejecutivos se niegan a cambiar los sistemas y buscan soluciones parches", lo cual constituye una amenaza real y latente de incendios", asegura. Similar apreciación tiene Mario Betancourt, Coordinador Nacional Instaladores Autorizados Comité Eléctrico, quien agrega que le ha tocado experimentar en carne propia cómo las compañías le solicitan hacer reparaciones hechizas en sistemas antiguos o no certificados. "Uno de los problemas más graves radica en que muchas veces la normativa es solo letra muerta y en la práctica no se cumple verdaderamente", sostiene.  A este hecho se suma la poca capacidad de fiscalización que existe actualmente por parte de la autoridad, afirma Tomás Urtubia, quien plantea por este motivo que las sanciones deben ser más drásticas. "Si se comprueban irregularidades, una opción es derechamente cerrar las empresas", declara.
Para Norma Oteíza, esto constituye un problema muy delicado, lo cual se ve agravado aún más por el hecho de que en muchas ocasiones las empresas ocultan este tipo de incidentes, distorsionando las tasas de accidentabilidad. "Todas las empresas usan aplicaciones eléctricas, sin embargo, carecemos de una cultura eléctrica. No somos capaces de implementar acciones concretas de prevención", concluye.
Dentro de este contexto, la asamblea concluyó que resulta primordial generar mayor concientización y estímulos para empresas y personas, con un rol activo por parte del Estado, y de los organismos afines al tema de la seguridad, a fin de poder generar una verdadera "cultura eléctrica" que vaya más allá de simples campañas estacionales. |
