Ulrike Broschek, Subgerente de Gestión Hídrica de Fundación Chile “El tratamiento de aguas residuales es una alternativa para enfrentar la escasez hídrica”

Según datos de Fundación Chile, en el último siglo la población mundial se ha triplicado y el uso de agua se ha multiplicado por seis. Asimismo, y como consecuencia del cambio climático, las proyecciones apuntan a que una de cada dos personas vivirán en áreas bajo estrés hídrico para el año 2030. Lo anterior, supone un enorme desafío para las empresas o industrias que utilizan este vital elemento en sus procesos productivos. En esta entrevista, Ulrike Broschek, nos explica cómo el tratamiento de aguas residuales puede ser una buena solución para lo anterior.

¿A qué nos referimos con tratamiento de aguas residuales? Básicamente hablamos de sistemas de purificación de agua que permiten mejorar la calidad de aguas usadas o residuales, a fin de que puedan ser reutilizadas en otros procesos o trabajos al interior de una empresa o industria. Normalmente, y dependiendo de la calidad del agua tratada, encontramos distintas tecnologías para realizar el tratamiento primario o secundario de H20. El primero es un tratamiento físico, mientras que el segundo es biológico para eliminar la materia orgánica que encontramos presente. Con este tratamiento, el agua queda apta para descarga en mares, lagos, ríos o para almacenamiento y posterior utilización. ¿Qué podemos hacer con esta “agua reutilizada”? Lo que ocurre es que en el mercado encontramos distintas tecnologías que posibilitan “limpiar” y “purificar” un agua que ya ha sido utilizada, por lo tanto, con ello se podría utilizar este líquido para otras funciones. Por ejemplo, se podría tener una reserva para riego de algunas zonas, estanque de almacenamiento en caso de incendio, uso comercial para el lavado de vehículos o maquinarias, riego de caminos para evitar el levantamiento de polvo, producción de concreto o para uso en excusados, por destacar algunos. En el fondo, existe una infinidad de usos para las aguas que son tratadas, todo depende del sistema de purificación y el uso que le quiera dar el usuario final. A nivel internacional, ¿qué ocurre con esta tecnología? Hay un estudio que se realizó en 2008 por parte de la International Water Management Institute (IWMI), donde se analiza el comportamiento de 53 ciudades en el mundo. De ese total, un 74% riega con aguas residuales, lo que es un valor muy alto. Si se quiere acceder a esta información, basta con visitar www.iwmi.cgiar.org Uno de los países líderes en la materia es Israel, que reutiliza más del 75% de las aguas servidas tratadas. Esto implica un bajo consumo de energía, dado que aprovecha la gravedad entre las fuentes de agua y pozos de recarga. Del mismo modo, se genera un aumento en la disponibilidad del vital elemento dentro del balance hídrico, una mejora en el manejo del acuífero y un manejo en el riesgo de inundaciones. Y Chile… Hoy día nos encontramos con un escenario donde no existe una legislación que permita reglamentar el re-uso del agua. En el fondo, aunque tengamos iniciativas interesantes, no tenemos un marco legal que nos pueda ayudar a fomentar lo anterior en segmentos como la minería o construcción, entre otros. Esto sin duda que es una dificultad para poder masificar estos tipos de tecnología y prácticas. Entonces, ¿cómo trabajar? En nuestro caso, estamos trabajando en el ámbito político, ya que tenemos conversaciones con distintos ministerios para que conozcan los aspectos técnicos y tecnológicos de esta disciplina, a fin de poder trabajar en conjunto por un marco legal. Por otro lado, también estamos en contacto con empresas para que puedan aprender y conocer los beneficios de la gestión de agua en sus procesos productivos. Con ello, les explicamos cómo pueden optimizar y mejorar la utilización de este vital elemento. ¿Y cómo crear conciencia en la población? Es importante que los distintos actores sociales entiendan que el agua es un elemento cada vez más escaso, por lo tanto, es fundamental optimizar los litros de H2O que utilizamos en la actualidad. De esa manera, estaremos dando paso a ciudades mucho más sustentables y limpias, al igual que a empresas o industrias que respeten el medioambiente. Si a ello sumamos los beneficios en costos, podríamos tener una estrategia comunicacional interesante de masificar, ya que no nos sirve que una persona cuide el agua mientras su vecino se dedica a desperdiciarla. La idea es que sea un trabajo en conjunto. ¿Qué llamado hacen? Lo primero es que estamos trabajando en un Sello Internacional para destacar a las empresas e industrias que están interesadas en realizar el tratamiento de sus aguas. Lo otro es que, como entidad, estamos comprometidos con estos tipos de proyecto, así que estamos dispuestos a trabajar y asesorar a los distintos actores que estén interesados en ser mucho más sustentables. Y esto podría ser replicado por las industrias minera, vitivinícola o de construcción, entre otras, ya que el tratamiento de aguas residuales es una alternativa para enfrentar la escasez hídrica.