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MANTENIMIENTO DE TRANSFORMADORES ELÉCTRICOS
Una práctica vital para la industria
Por Equipo de Prensa Revista ElectroIndustria.

En la actualidad, los transformadores eléctricos juegan un rol fundamental en el correcto suministro de energía para distintos sectores de la población, así como también para usuarios comerciales e industriales. Viendo lo anterior, un correcto mantenimiento de estos equipos asegura un funcionamiento sin contratiempos ni fallas técnicas. En este reportaje, distintos actores ligados a este segmento de negocio, nos explican la importancia de este tema.

Debido a la naturaleza de su operación, los transformadores eléctricos casi siempre están expuestos a condiciones severas de trabajo, es decir, ambientes con presencia de polvo, tierra, viento o lluvia, por nombrar algunos ejemplos de una serie de variables naturales y medioambientales que inciden directamente en el correcto funcionamiento de este tipo de equipos.

Según explica Jorge Roa, Investigación y Desarrollo Transformadores de Siemens, existen varios factores que pueden dañar o afectar el correcto funcionamiento de los transformadores, siendo el más importante el ingreso de humedad al estanque principal que aloja la parte activa.

“El ingreso de humedad afecta directamente el sistema de aislamiento (papel-aceite) de la parte activa, contribuyendo a su envejecimiento prematuro y disminuyendo su vida útil. Otros factores de riesgo son las altas temperaturas, causadas principalmente por sobrecargas indebidas y los sobre-esfuerzos mecánicos internos debidos a las corrientes de cortocircuito. Por ello, las consideraciones técnicas en la etapa de diseño son importantes, al igual que operar la unidad dentro de un marco normal de funcionamiento”, asegura el ejecutivo.

Si no se considera lo anterior, corremos el riesgo que el transformador comience a fallar o enfrente complicaciones, tal como lo detalla Hugo Cuitiño, Service Manager Power Products TR de ABB: “Mantener la temperatura por sobre la nominal de funcionamiento, es uno de los principales factores que pueden dañar la parte activa del transformador. A ello se suma la presencia de oxígeno y humedad en el aceite aislante, debido a que aumenta la rapidez de la oxidación natural del líquido aislante, haciéndole perder sus características dieléctricas y, además, anticipando la degradación de la celulosa, componente principal de los aislantes de la parte activa del transformador. La presencia de oxígeno y humedad se evita manteniendo la estanquidad del equipo, reparando las filtraciones de aceite y reemplazando los desecantes de los respiradores, entre otras acciones”, aconseja.

Finalmente -y dada la condición de nuestro país- los especialistas consultados coinciden en destacar que no podemos dejar de lado el factor sísmico, el cual debe ser debidamente considerado en el diseño mecánico de la máquina.


Un buen mantenimiento

Si tomamos en consideración lo señalado en los párrafos anteriores, se hace necesario medir y controlar constantemente el funcionamiento de un transformador eléctrico. De ahí que la realización de pruebas o tests entreguen las pautas para saber cómo y cuándo realizar una reparación.

“La principal prueba que puede indicar la salud de un transformador es la cromatografía de gases disueltos, con la cual se pueden predecir fallas eléctricas incipientes y algunas de mayor gravedad. La frecuencia de análisis debe ser anual para los transformadores que operen normalmente y de seis meses para aquellos que operan en condición extrema. Esto se complementa con los análisis físicos y químicos para determinar el estado del medio aislante y refrigerante. Otro análisis que se ha incorporado es la determinación del contenido de Furanos, con el cual es posible determinar el estado de la aislación de celulosa a través de una muestra del líquido refrigerante”, señala Sergio Palacios, Gerente General de JORPA Ingeniería.

Una visión similar posee Francisco Caro, Ingeniero de Diseño de Transformadores de RHONA, quien agrega: “Para los transformadores que están en servicio, y dependiente de su operación, es recomendable hacer cada uno, dos o tres años pruebas al aceite, análisis físico-químico (principalmente humedad y rigidez dieléctrica) y cromatográfico (presencia de gases en el aceite). También es necesario medir el factor de potencia para determinar las pérdidas del dieléctrico (envejecimiento de la aislación y humedad de la aislación)”.


Tendencias y nuevas tecnologías

En un segmento tan competitivo y exigente como el actual, es común que los fabricantes estén trabajando en soluciones y equipamientos que posibiliten un mayor y mejor rendimiento de este tipo de equipos. Más aún, cuando juegan un rol clave en el suministro de electricidad.

“Si bien es cierto que los principios electromagnéticos que rigen el funcionamiento de los transformadores han permanecido sin cambios, el desarrollo de la ingeniería aplicada a la producción de materiales de fabricación -tales como, cobre, papel y aceite aislante- de mejor calidad y mayores prestaciones electromecánicas, ha provocado una profunda evolución en el producto y con ello en las tareas y protocolos de mantenimiento del mismo”, asegura el ejecutivo de Siemens.

Para el Gerente General de JORPA Ingeniería, en tanto, los principales avances “los encontramos en la calidad de los aislantes sólidos, seguido de mejoras en la calidad del acero silicoso y el uso de material amorfo. Así como en los aislantes líquidos tenemos mejoras en las variantes, existe como uso principal el aceite mineral, seguido de aceites vegetales (que han desplazado el uso de silicona y otros líquidos sintéticos), mientras que también existen aplicaciones con gas SF6”.

Toda esta tecnología, afirma Hugo Cuitiño, no sirve de mucho si no se posee un monitoreo constante. “El empleo de sistemas de monitoreo remoto de datos del transformador son muy beneficiosos, ya que, como son en línea, los grupos de mantenimiento tienen mayor eficiencia en la obtención de datos para evaluar cambios en la ‘salud’ del transformador y anticipar fallas catastróficas”.

Por último, Francisco Caro aconseja al mercado respecto a la elección de un determinado proveedor. “Es importante que quienes ofrecen este servicio posean una infraestructura adecuada, como grúas, personal capacitado, horno para dar un buen secado en caso de intervenir la parte activa, laboratorios adecuados y máquinas de tratamiento de aceite, entre otros. Si a ello se suma experiencia y conocimiento técnico, se estará garantizando un resultado adecuado y no estaremos poniendo en riesgo un activo tan importante como lo es el transformador para un cliente”, concluye.

Lo cierto es que el mercado lentamente ha tomado conciencia de la importancia de estos equipos y de su correcto mantenimiento. Algo que encontramos presente en grandes industrias, por lo que a juicio de nuestros entrevistados, el desafío que viene es transmitir este concepto a pequeñas o medianas empresas, que también son usuarias de este tipo de equipos.

Septiembre 2013
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