En diciembre de 2013, termina la Ley 20.365, que ha marcado un antes y un después en el desarrollo solar térmico de Chile. Antes de su entrada en vigencia, en agosto de 2010, sólo se habían instalado en toda la historia del país unos 9.600 m2 de colectores solares térmicos, a pesar del indiscutido potencial solar que nos caracteriza. En sólo dos años, ya se han superado los 10 mil m2. Un gran desarrollo que amenaza con detenerse abruptamente si las autoridades no envían en el más corto plazo un proyecto de ley que prorrogue hasta al menos el 2020 la franquicia tributaria para colectores solares térmicos en viviendas nuevas hasta UF 4.500.
Esta prórroga había sido anunciada públicamente hace más de un año, el 23 de octubre de 2011, por el entonces ministro de Energía, Rodrigo Alvarez, cuando inauguraba el primer edificio que recibiría la franquicia. El personero tenía claro que dos años para impulsar el mercado solar térmico era insuficiente. Desde ese entonces, las cientos de empresas que han sido creadas al amparo de esta ley esperan un proyecto de ley que aún no se concreta, pero que hoy está a las puertas del horno. Sólo le falta la firma del Presidente Sebastián Piñera.
Lo que más preocupa a los empresarios solares es que se está haciendo cada vez más difícil que constructoras e inmobiliarias incluyan colectores solares térmicos en sus casas y edificios, ante la poca claridad que existe de que la ley sea prorrogada y dado el timing que tienen los proyectos de construcción, de entre un año y 18 meses.
Cuando el ministro Alvarez anunció la modificación de la Ley 20.365, no sólo habló de extensión, sino que también mencionó la posibilidad real de incluir en los subsidios solares a los particulares en viviendas usadas. Así fue como el Ministerio de Energía elaboró un proyecto que incluía ambas materias, además, de ampliar los beneficios para las viviendas sociales. Sin embargo, ante la demora con esta iniciativa, en junio de este año, ACESOL solicitó a las autoridades que dividiera el proyecto, de manera de apurar el tema de la prórroga, ya que todas las materias en conjunto involucraban un presupuesto demasiado elevado y el estudio de cómo concretar la entrega de subsidios a particulares en viviendas usadas estaba atrasando demasiado el proceso.
En ese momento, Jorge Bunster, actual ministro de Energía, acogió el planteamiento y a las pocas semanas el proyecto en esos términos fue enviado a Hacienda, donde fue estudiado acuciosamente para comprobar si se justificaba que el Estado siguiera apoyando a esta industria. Tras analizar cifras, el comportamiento del mercado y las proyecciones, fue visado y hoy está en la Secretaría General de la Presidencia, en lo que podría ser su último trámite antes de pasar al Congreso.
Los logros de la Franquicia Solar Térmica
La Ley 20.365 promueve la implantación de la tecnología solar térmica en viviendas nuevas hasta UF 4.500 en beneficios escalonados que van desde la totalidad del beneficio para viviendas hasta UF 2.000, un 40% de financiamiento hasta UF 3.000, y un 20%, entre UF 3.000 y 4.500.
Viviendas Acogidas al subsidio Ley 20.365 |
Viviendas multifamiliares: 7.500 (UF 26,5) |
Viviendas unifamiliares: 2.700 (UF 31,5) |
M 2 instalados: 9.600 |
Personas Beneficiadas: 25.000. |
Promulgada en agosto de 2009, entró en vigencia un año después, tras dictarse su reglamento, y se inauguran el 2011 las primeras viviendas con franquicia tributaria: lleva dos años de vigencia y estaba proyectada para cinco.
Cabe recordar que esta ley tenía como objetivo principal dar agua caliente a las familias que carecen de ella (al Censo del 2002, era un 47%) y abaratar el gasto de las que poseen este beneficio. En este sentido, para los beneficiarios del sistema, significa contar con la posibilidad de agua caliente, mejorando su calidad de vida o ahorros significativos en su presupuesto familiar, que les permite acceder a otro tipo de bienes.
Los sistemas solares térmicos permiten economías que van del 30 al 75%, según la zona, con respecto al costo de la energía tradicional, lo que significa ahorros anuales para una familia de $176.000 al año en Calama, $156.000 en Antofagasta y $ 127.000 en Valparaíso.
El subsidio proyectaba instalar 150 mil sistemas solares térmicos en cinco años. Sólo ha funcionado en la práctica dos años y los últimos seis meses la incertidumbre de si será aplazada o no ha paralizado los proyectos.