Todos conocemos y alguna vez hemos utilizado un viejo dicho que dice: "prevenir es mejor que curar", algo muy cierto, pero a la hora de ponerlo en práctica...bueno, las palabras sobran. Supongamos, que estamos acercándonos a las fiestas de fin de año, particularmente a la Navidad, y cumpliendo con algo muy común de dejar para última hora las compras de regalos, estamos en un centro comercial, tienda u otro local ya entrada la noche, y por alguna causa se interrumpe el servicio eléctrico y todo queda a oscuras. ¿Qué pasaría si los sistemas de autogeneración tardan demasiado tiempo en partir (llámese demasiado tiempo más de 10 segundos)?, ¿podría provocar pánico la oscuridad?, ¿este pánico podría ocasionar accidentes?, ¿existe la información suficiente para indicarle, a la gran cantidad de personas cuáles son las vías de evacuación?. Las respuestas a las preguntas anteriores son conocidas, pero las soluciones quizás no tanto como pudiera pensarse. La creencia general es que si existen unidades generadoras en el local, el problema de suministro está resuelto, pero... ¿estamos seguros que este equipo funciona adecuadamente?, ¿tendrá combustible?, ¿sus baterías estarán con la suficiente carga para permitir la partida?, ¿la transferencia (suponiendo que es del tipo automática) opera en forma adecuada?. En resumen, ¿se habrá hecho en forma exhaustiva el mantenimiento preventivo y las pruebas de rigor?. Imaginando otro escenario, tanto en situación de incendio como en sismos, los sistemas de apoyo eléctrico (generadores), quedan detenidos por seguridad, pero ¿cómo hacemos los ocupantes del recinto para evacuarlo en forma segura si no existe alimentación a los equipos de alumbrado?. Como podemos darnos cuenta, a medida que profundizamos en el tema, siguen apareciendo preguntas que difícilmente como usuarios de locales de reunión de personas podemos responder. Es por todo lo anteriormente expuesto que podemos pensar que la nueva norma (NCH Eléc. 4/2003) trata el tema del alumbrado de emergencia como una obligación, indicando claramente que deben ser del tipo auto-energizados y que además deben instalarse señaléticas luminosas para guiar a las personas por las vías de evacuación. Lógicamente, todo lo anteriormente descrito y por cierto más, se pensaba mucho antes de la aparición de la nueva normativa eléctrica, pero lo "extraño" es que sabiendo las soluciones a los problemas no siempre éstas se implementaban. Normalmente, se aducía que era por costo (algo frecuente en muchos casos, recordemos el diferencial), pero ¿cuál es el costo de implementar sistemas de iluminación y señalización de emergencia versus no hacerlo?. |