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SMART CITIES
¿Por qué el mundo las necesita?

En la actualidad, un total de 7 mil millones de personas habitan el planeta, cifra que crecerá a 9 mil millones las próximas décadas. De esa cantidad, se estima que un 70% vivirá en la ciudad, lo que obliga a pensar en cómo adaptar las zonas urbanas a un aumento de demanda en energía eléctrica, agua, alimentos y servicios de todo tipo. Esa pregunta se están haciendo hace algunos años empresas desarrolladoras de tecnología, entre ellas, Telvent, que con distintos acentos, énfasis y variantes aseguran que la respuesta es levantar Smart Cities. Conversamos con Francisco Jiménez, Vicepresidente de Desarrollo de Negocios Area Global Services de Telvent, ahora Schneider Electric, sobre el avance de este concepto alrededor del mundo.

Francisco Jiménez

¿Qué se entiende en el mundo por Smart Cities?
Smart Cities es un concepto del que se habla hace tiempo y que se aborda desde distintos puntos de vista. Por ejemplo, empresas como Telvent intentan abordar este tema con una visión amplia que va desde el ciudadano y el gobierno local (alcaldías, concejalías, etc.) como ejes centrales de la ciudad inteligente, al ser los usuarios y los prestadores de los servicios, hasta los recursos (energía, agua y transporte, entre otros) como elementos vertebrales que transforman a una ciudad en inteligente aportando cada uno -desde sus competencias- soluciones concretas para prestar esos servicios y dotar a la ciudad de la calidad de vida necesaria.

Sin embargo, otras compañías abordan este tema mediante la especialización con soluciones concretas en áreas como Smart Grids, Smart Energy o Smart Transport. No obstante, todos estos enfoques coinciden en la importancia de ser ‘end to end’, es decir, considerar los elementos y recursos que abordan -agua, electricidad o transporte- desde que se generan hasta que son utilizados.

¿Qué elementos integra este concepto?
Desde nuestra visión, el mundo de la Smart Cities se compone de al menos cinco soluciones principales: Smart Energy, que implica soluciones para la gestión eficiente y sostenible de la energía en la ciudad; Smart Mobility, para el control del tráfico, aparcamiento y el transporte dentro de una ciudad, de manera que se pueda lograr que las personas se movilicen dentro de su ciudad con la mayor eficiencia posible; Smart Water, en lo referente al uso inteligente del agua y que requiere de sistemas automáticos de medición y de detección de pérdidas; Smart Building, que permite administrar la gestión inteligente de edificios y el gasto de grupos de viviendas e identificar dónde se producen los mayores consumos de recursos, por qué y cómo disminuirlos; Smart Publics Services, soluciones que comunican y conectan al ciudadano, al turista y a la administración local, permitiendo el acceso a plataformas de servicios públicos a través de portales online, de manera que se pueda ordenar y gestionar cualquier servicio público desde cualquier dispositivo conectado a la red de la ciudad.

Por último, el concepto de Smart Integration Solution, que permite integrar todos estos sistemas bajo una misma infraestructura tecnológica -que podría basarse en Cloud Services- y administrarla de forma elástica de acuerdo a los distintos escenarios de demanda (puntual o estacional).

¿Qué desafíos implica su implementación?
El principal es el manejo y la seguridad de toda la información que Smart Cities genera, porque a corto plazo nuestras ciudades estarán completamente sensorizadas (personas, vehículos, edificios, redes eléctricas o de agua), lo que necesariamente generará un crecimiento exponencial de datos y un enorme problema en la gestión y securización de los mismos. Así, vemos surgir tendencias como Big Data, que demandarán sistemas de hardware y software robustos para administrar un volumen de información creciente.

Además de la tecnología, ¿qué otros actores involucra Smart Cities?
Hay dos elementos que son fundamentales. Por una parte está el ciudadano, que debe ser educado digitalmente para ser parte de este proceso; y por otra, la autoridad y los organismos administradores. Todas esas instituciones, a nivel comunal y regional, deberán -a futuro- contar con cuadros de mando para monitorear el funcionamiento integral de la ciudad y tomar decisiones para intervenir determinadas variables, de ser necesario.

¿Existen proyectos de ciudades inteligentes en marcha?
Hay avances interesantes en ciudades de Asia, Europa y Estados Unidos. En particular podría citar algunos proyectos que conozco más en detalle, como son los casos de Málaga y Barcelona. Y por citar un piloto original, destacaría el denominado Smart Tourist. A través de él, los turistas que llegan a la ciudad podrán recibir información en cualquier device (smartphones, tablets, laptops, etc.) sobre todos los servicios que presta la ciudad como congresos, hoteles, restaurantes, museos y actividades culturales en el radio más cercano. De esta manera, permite a los visitantes aprovechar al máximo su tiempo, ordenando y organizando los recursos disponibles de la ciudad y evitando, por ejemplo, ir a lugares llenos o no disponibles, redirigiendo esa demanda hacia otras actividades urbanas de ocio. Es eficiencia e inteligencia asociadas a administrar el tiempo de las personas cuando están de viaje.

¿Cuáles son las barreras para que esta tecnología se desarrolle?
El gran problema de las Smart Cities hoy es cómo financiarlas. A cualquier alcalde que se le muestre un sistema de este tipo le parecerá fabuloso, porque no hay ciudad en el mundo a la que no le convenga ni beneficie implantar soluciones de este tipo. El problema está en los recursos que hay que invertir para implementarla. Los países de economías desarrolladas están sufriendo una crisis económica de grandes proporciones, por lo tanto, no están en condiciones de dar el ‘go’ a proyectos tan fácilmente, y los países emergentes que podrían, necesitan consolidar sus infraestructuras.

Desde nuestro punto de vista, la solución, en ambos casos, puede residir en desarrollar modelos de co-financiación, donde se compartan el gasto y los beneficios. Es decir, que ciudadanos, turistas, administración y empresas que operan en la ciudad co-paguen parte de los servicios prestados por la misma, de modo que podamos desarrollar modelos viables y sostenibles económicamente. Por ejemplo, si un ciudadano paga unos pocos pesos mensuales por disponer de un servicio que le facilite ver en su smartphone cuántas plazas disponibles de parking tiene en la próxima manzana, y multiplicamos esos pocos pesos por el número de ciudadanos dados de alta en el servicio, probablemente ese recurrente mensual permita implantar y explotar esa solución de Smart Parking en la ciudad.

Noviembre 2012
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