Mecatrónica: Una nueva disciplina para Chile

Por Mario Fernández Fernández, Ingeniero en Mecatrónica de la Universidad de Talca y miembro del Comité de Automatización de AIE. www.aie.cl

Cada día se escucha con mayor fuerza, tanto en nuestra industria como en universidades e institutos técnicos, el concepto de “Mecatrónica”. Pero, ¿qué encierra este término? En este artículo, revisamos su origen y su impacto en nuestra economía.

Desde hace algunos años, se viene escuchando en Chile la palabra “Mecatrónica”, término inventado en 1969 por Tetsuro Mori, operario de la empresa japonesa Yaskawa, para tratar de representar en un concepto las competencias que debieran tener las personas encargadas de producir los avances tecnológicos que se empezaban a vislumbrar en ese entonces. En particular, trató de expresar las competencias de la Mecánica, de la Electrónica y de la Informática en un acrónimo, combinando las sílabas de cada palabra en una sola: MECA-TRON-ICA. En 1973, se patentó la palabra, razón muy probable por la que tardó en difundirse, hasta que en 1980, se liberó para permitir un justo desarrollo, como el que se ha venido apreciando hasta nuestros días. Poco a poco, se ha ido consolidando como una especialidad de la ingeniería, incorporando nuevas competencias en sistemas de Computación, Microelectrónica, Inteligencia Artificial, Teoría de Control, así como también absorbió conceptos de la Física y de las Ciencias de los Materiales, tal como se esquematiza en la Figura 1. Figura 1. Origen de la Mecatrónica. El objetivo de la Mecatrónica Puede decirse que el objetivo de la Mecatrónica es la optimización de sistemas industriales a través del diseño o la mejora de cada uno de sus subprocesos, o la creación de nuevas tecnologías, con un uso eficiente de herramientas y elementos de distinta naturaleza, operando en forma sinérgica. Sin duda, cada vez que se conforma un grupo de personas de diferentes disciplinas para buscar soluciones o productos nuevos, están haciendo Mecatrónica. Esto no sólo sucede a nivel de las grandes empresas, sino que también dentro de universidades o incluso en los colegios, aulas o laboratorios, constituyéndose en un nuevo paradigma de trabajo en grupo. Han surgido muchas definiciones para tratar de expresar de mejor modo este concepto, y para citar uno de ellos, de una fuente muy consultada en nuestros días, como Wikipedia, se dice que “es una disciplina integradora de las áreas de Mecánica, Electrónica, Computación y Control Automático, cuyo objetivo es proporcionar mejores productos, procesos y sistemas” (ver Figura 2).   Figura 2. Areas componentes de la Mecatrónica. La formación requerida La persona que decide formarse en Mecatrónica, debe prepararse para tener un sólido conocimiento interdisciplinario, como por ejemplo, en las ciencias y en la mecánica de los materiales, en el diseño, manufactura e ingeniería asistida por computador, en instrumentación, electrónica (microcontroladores y electrónica de potencia), control de procesos, robótica (móvil e industrial); todo ello conducente a la integración de sistemas, para poder desempeñarse en el diseño, producción y mantención de Sistemas Mecatrónicos. Asimismo, debe demostrar capacidades en evaluación y gestión de proyectos de sistemas mecatrónicos, garantizando el uso de recursos humanos, tecnológicos y financieros, eficaz y eficientemente, impulsando con ello la transferencia tecnológica, a través de la investigación o el desarrollo de productos y procesos, e incorporando innovación y conocimiento en la cadena de valor agregado. Son muchísimos los países en los que se viene impartiendo esta disciplina por varias décadas. En Latinoamérica comenzó a impartirse en la Universidad de Sao Paulo, Brasil, hace más de 30 años. En Chile, esta disciplina existe como carrera desde el año 2005 y se imparte en dos universidades, por lo que ya hay ingenieros mecatrónicos “made in Chile”. Está claro que la Mecatrónica, así como las nuevas disciplinas que han nacido de la misma (como la autotrónica, la cibernética, la robótica, y otras), es desde donde surgirán las tecnologías de las próximas décadas. Esta revolución creará un sinfín de oportunidades laborales en la industria aeroespacial y automotriz, en la medicina e industria biomédica, en la robótica y manufactura automatizada, en los procesos industriales, en computadores, periféricos y software de las industrias de las telecomunicaciones. El mundo necesita de ingenieros formados en competencias generales, capacitados en sistemas multidisciplinarios, para tomar ventajas de las oportunidades y exigencias de trabajo de los nuevos tiempos.