Jorge Valenzuela, Ingeniero Senior del Area de Servicios Eléctricos del DICTUC “Debemos exigir a las entidades gubernamentales una normativa de nivel internacional”

La regulación de las instalaciones eléctricas a través de normas o estándares es un tema de vital importancia para el país y una herramienta indispensable para su desarrollo, sobre todo cuando se trata de proyectos que, en caso de tener errores o ser mal planificados, pueden causar accidentes con consecuencias humanas y económicas lamentables. A fin de analizar en profundidad este tema, conversamos con Jorge Valenzuela.

Jorge Valenzuela, Ingeniero Senior del Area de Servicios Eléctricos del DICTUC. ¿En qué estado se encuentran las normativas para instalaciones eléctricas? La actividad de normalización ha sido dejada de lado durante un período muy extenso; por ejemplo, sólo se realizó una actualización de la norma NCh4 después de 26 años de vigencia (1978 a 2004) y posteriormente una modernización estudiada por organismos externos, entre ellos DICTUC, y aprobada en comités internos de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC). Esta debió ponerse en vigencia en 2006, pero fue archivada, aun cuando aclaraba una cantidad importante de temas. Eso sí, ahora la SEC anunció un plan que implica la actualización de una serie de normas que regulan y controlan las instalaciones eléctricas en nuestro país. A grandes rasgos, ¿qué normas se están trabajando? Se están analizando los números 2, 4, 5, 6, 8, 10 y 20, las que abordan aspectos técnicos y administrativos que debe cumplir una instalación eléctrica y/o un proyecto de esta índole. En este punto, se debe recalcar que si bien hasta la fecha han existido modificaciones, éstas no han sido sustanciales. Por lo tanto, ahora se vuelve fundamental empezar a trabajar para contar con un marco legal exigente que asegure la calidad y seguridad de este tipo de proyectos. En este sentido, ¿qué aspectos se deben trabajar? Necesitamos un cambio radical respecto a las normas que regulan una instalación eléctrica. Lo que ocurre es que algunos sectores han perdido las esperanzas, porque han visto las actualizaciones o modificaciones que se han realizado en los últimos años, las cuales no han respondido a un proceso orgánico, periódico y continuo. Ahora bien, la normalización por sí sola carece de sentido, por eso debe entendérsela como la herramienta básica de un proceso general que es el Control de Calidad. Esto implica que deben existir instancias de control a través de inspecciones técnicas de las actividades normalizadas. Obviamente esto se puede discutir para determinar si resulta más conveniente que esta actividad la realicen entidades profesionales especialistas públicas o privadas, ya que esto permitiría corregir los problemas originados en el desarrollo de instalaciones construidas en condiciones precarias en los aspectos de seguridad, funcionalidad y costos de operación. Desde el punto de vista académico, ¿qué genera este escenario? Existe un inconveniente bastante grande, ya que estamos formando a los futuros profesionales eléctricos empleando una normativa que no cumple cabalmente el objetivo para el que fue creada y que, además, por simple desconocimiento ni siquiera se la respeta. Por esa razón, cuando uno hace clases, muchas veces trata de explicarles a los alumnos el contexto en el que están insertos para que entiendan y traten de mejorar este escenario. Desde la práctica, tenemos un vacío legal que se traduce en conductas riesgosas. Hace un tiempo, se realizó un estudio donde se reveló que desde el año 1980 al 2000, hubo un crecimiento importante de accidentes eléctricos. De hecho, muchos de éstos se concentran principalmente en el hogar. Por ejemplo, en Chile tenemos cerca de 400 muertes al año por accidentes eléctricos, lo que revela la urgencia de contar con una buena normativa y un adecuado control de aplicación. A su juicio, ¿qué medidas debemos tomar? Hay que restituir los sistemas de inspecciones a instalaciones eléctricas residenciales, comerciales e industriales, porque actualmente se apela al autocontrol del instalador, lo que muchas veces puede generar falencias por falta de dominio técnico y por errores humanos, sin implicar que tras éstos haya intencionalidad. Es por ello que la revisión de un proyecto por parte de un ente externo, ajeno al profesional proyectista y/o ejecutor, es imprescindible. Este proceso técnico es fundamental, porque cumple un rol importante para prevenir y evitar la aparición de problemas. ¿Y existe conciencia al respecto? Esperemos que sí. Por eso el mensaje para todos los actores que participamos en el segmento de las instalaciones eléctricas, es que nos preocupemos de exigir a las entidades gubernamentales una normativa de nivel internacional. Hay que estar en contacto con este tipo de organizaciones para transmitir inquietudes que permitan ir actualizando la norma cada vez que sea necesario. Por su parte, es imperativo que las autoridades nos escuchen y tomen en cuenta nuestras opiniones fundamentadas, algo que no ha sucedido en procesos anteriores. Esto hará que la competencia en este sector sea mucho más fuerte y que los demandantes tengan un profundo conocimiento técnico respecto a las características eléctricas de un proyecto. Asimismo, podremos descartar a los actores informales que no respetan en absoluto estos procedimientos técnicos y que desgraciadamente han invadido esta área profesional, amparados en la falta de control de la actividad.