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Smart Cities
¿Mito o realidad sobre el mejoramiento de la vida en las ciudades?
Por Alex Bustos Pacheco, Gerente Ventas Infrastructure de Schneider Electric Chile. www.schneider-electric.cl 

En efecto, la evolución del ser humano y el aumento de la población en centros urbanos traen como consecuencia la necesidad de ordenar con seguridad, eficiencia y confiabilidad cada una de nuestras actividades en un entorno ambiental que se requiere preservar para nuestras próximas generaciones. Por tal motivo, el esfuerzo del desarrollo tecnológico se ha orientado a la búsqueda de soluciones para compatibilizar esta natural evolución con la disponibilidad de fuentes energéticas cada día más escasas. Es así como surgen conceptos que proponen una solución práctica, como el de “Smart City” o ciudad inteligente.

Como Smart City, entendemos una ciudad que resguarda su entorno con elementos tecnológicos y arquitectónicos de vanguardia, donde además la infraestructura está compuesta de soluciones avanzadas para facilitar la interacción del ciudadano con los elementos urbanos, haciendo su vida más fácil, sustentable y de calidad. Otro factor relevante es descentralizar la generación y administración de la energía.

¿Dónde están las Smart City?
Existen muchas iniciativas de Smart City en el mundo, pero son las grandes capitales las que suelen disponer de mayor capacidad financiera para abordar los proyectos necesarios para dotarlas de “inteligencia”. Lo anterior implica que las administraciones públicas doten de nuevos y mejores servicios y que los ciudadanos se conviertan en la pieza fundamental en el desarrollo de la ciudad. También debe conseguirse la eficiencia energética y sostenibilidad, dirigida a un equilibrio con el entorno y los recursos naturales. Por cierto, las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones son el soporte y la herramienta facilitadora para la provisión de estas soluciones.

Para comprender mejor la necesidad de dotar de inteligencia a las ciudades, se debe considerar que cada día el ser humano hace más uso de energía y, a su vez, son cada día más escasas las fuentes que la proveen. Nadie discute que el petróleo pronto no estará más disponible a nivel global y que todos los aspectos de nuestro desarrollo están ligados a su existencia; el transporte, los edificios, las comunicaciones y hasta nuestra alimentación dependen de su disponibilidad.

Por lo tanto, si somos capaces de buscar fuentes de energía limpias y llevarlas hasta los centros de consumo con el menor impacto en nuestro medioambiente, ya estamos dando un paso por la inteligencia. De igual modo, si preferimos equipos eficientes (ampolletas, electrodomésticos, climatización, etc....) o incluso cambiar nuestro transporte por vehículos eléctricos, ya estaremos en un buen rumbo para conseguir hacer inteligente nuestras ciudades.

Las implicancias cambian según el lugar donde se implementan y de todas, podemos mencionar los casos destacados de Barcelona, Lleida, Tarragona, Málaga, Bari, Stockholm, Buzios, Dubai, Boulder, Columbus, Génova y, recientemente se ha lanzado una iniciativa en este sentido para Santiago de Chile de manos de Chilectra, del grupo Endesa (Enel).

¿Cuáles son los factores que hacen a una ciudad Smart?
Una Smart City es un sistema complejo, un ecosistema en el que intervienen múltiples agentes, en el que coexisten muchos procesos íntimamente ligados. Además, la Smart City es una plataforma digital que permite maximizar la economía, la sociedad, el entorno y el bienestar de las ciudades, además de facilitar el cambio hacia un comportamiento más sostenible entre todos los agentes: usuarios, empresas y administración gubernamental.

Pocos se detienen a considerar que situaciones tan sencillas como la orientación de nuestros edificios, la aislación térmica de nuestras habitaciones y oficinas, el disponer de automatismos que apaguen los equipos eléctricos que no se usan, están en el rumbo correcto. Televisores, cargadores de celulares, computadores, impresoras y muchos otros no necesitan quedar conectados por las noches y esto perfectamente puede servir de ahorro que, a su vez, elimina la necesidad de generar esa energía y, por consiguiente, tener que quemar carbón o petróleo. Precisamente, es esto lo que nuestras ciudades deben buscar: la “inteligencia energética”.

En términos generales, las acciones que se pueden desarrollar para lograr el concepto Smart son muchas y diversas; todas las cuales tienen su eje en el comportamiento del ser humano, las tecnologías de comunicaciones y la decisión de las autoridad de invertir en conceptos como:

Adaptación y control de iluminación de calles
Medidas de energía bidireccional (Net Metering)
Automatización de subestaciones de electricidad
Implementación de rutinas de eficiencia energética
Fomento del uso del auto/transporte eléctrico
Comunicación y control de electrodomésticos
Gestión de activos
Video Vigilancia
Gestión de cortes y reposición de energía
Previsiones meteorológicas
Fomento y uso de energía renovables
Control y administración de la demanda eléctrica
Generación virtual de energía
Monitoreo y control de la calidad de energía
Gestión basada en los indicadores de proceso
Almacenamiento de energía por nuevos y mejores medios
Implementación de SCADAs en la gestión energética

¿Cuáles serían los beneficios de la implementación de una Smart City en Chile?
Una Smart City tiene como objetivo principal mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, hacer más sustentable el consumo energético, hacer más participativo y democrático el desarrollo y reducir las emisiones de carbono preservando mejor nuestro medioambiente. Por ende, y considerando que el balance energético actual de Chile (CNE, 2011) sitúa en los consumos en el Comercio-Público-Residencial (26%), la Industria & Minería (38%) y el Transporte (36%), no cabe duda que para el caso de la ciudad de Santiago, las iniciativas a mejorar están por el lado del transporte, la infraestructura pública y los edificios.
En efecto, ya es consenso que es posible mejorar y ahorrar en:

Edificios (30% de ahorro)
Alumbrado público (10%)
  Agua de riego parques y jardines (15%)
  Transporte por recolección de basura (25%)
Emisiones de CO2 por gestión transporte y uso de fuentes limpias (20%)
 Uso de electrodomésticos más eficientes en residencias y oficinas (15%)

Por el lado de lo cualitativo, se destaca el hecho que los ciudadanos pueden participar, entender y disfrutar de las mejoras tecnológicas haciendo su vida más segura, eficiente y sustentable.

Fuentes: CNE, reporte anual 2011 - Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) - DigitalElPeriódico.com -
The Global Smart Grid Federation (2012 report)

Octubre 2012
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