Diego Morata, Director del CEGA El potencial geotérmico de Chile es mayor a cualquier otra fuente de energía | | | | | | En todo el mundo se investigan nuevas fórmulas para penetrar la tierra más rápido y hondo, y Chile, aunque tardíamente, parece estar entendiendo que la crisis energética podría tener al fin una salida por la vía de la geotermia. En hora buena, dicen los países líderes en el desarrollo de esta energía, porque aquí, en territorio chileno, están las mejores condiciones para desarrollarla. Diego Morata, Director del Centro Fondap de Excelencia en Geotermia de Los Andes, CEGA, nos revela cómo se está trabajando en nuestro país para llegar a este tesoro escondido. | | | | | | | | | ¿Qué tan cierto es el potencial geotérmico disponible en la Tierra? Es absolutamente cierto. La geotermia es una fuente de energía inagotable y eso explica por qué la investigación mundial al respecto es tan intensa. En cualquier parte del planeta se podría extraer energía de la tierra; el problema es que tecnológicamente el hombre aún no está preparado para ese tipo de perforaciones. Por eso, lo que se ha conseguido hasta ahora es menor al potencial real. Se puede bajar, pero no tanto; entonces la geotermia se aprovecha, pero no en su real magnitud. ¿Quiénes lo han logrado ya? Varios países, entre ellos, Nueva Zelanda, Alemania e Italia. El caso de Nueva Zelanda es un gran ejemplo, porque hoy tiene el 20% de su matriz energética concentrada en geotermia. Es un país donde el Estado tomó la decisión de invertir, y gracias a eso hoy exportan innovación tecnológica en esta materia. Es increíble pensar que hace cuatro décadas, después de Italia, Chile fue el segundo país en desarrollar investigación en geotermia -en la década de los sesenta, de la mano del profesor Alfredo Lahsen (actual investigador del CEGA y profesor de Geología de la Universidad de Chile)-, sin embargo, en 1975 la iniciativa se abortó, aunque en ese entonces ya estaba planificada la entrada en operación de la primera planta geotérmica. De haber continuado, hoy seríamos pioneros y habríamos desarrollado metodologías propias. No sólo tendríamos las mejores condiciones para generar este tipo de energía, sino también el mayor conocimiento. Entonces, ¿es efectivo que en Chile el potencial geotérmico es mayor? Sí. Por las características geomorfológicas de la Tierra, hay sectores donde el gradiente es mucho más alto que los 25 C promedio por km. Uno de ellos son las zonas volcánicas chilenas, y muchas otras áreas del territorio nacional, donde la singularidad geológica hace que el gradiente sea significativamente más alto. Para obtener energía eléctrica con geotermia se necesita alcanzar temperaturas de entre 200 y 250ºC, gradiente que es posible lograr a 8 km de profundidad, sin embargo en Chile se requiere penetrar mucho menos la tierra para lograrlo. Entonces, respondiendo la pregunta, el potencial geotérmico de Chile es altísimo, mayor a cualquier otra fuente de energía. ¿Qué se requiere para desarrollarlo? Muchísima investigación. Hoy día lo que se está haciendo es partir por la exploración geotérmica, es decir, buscar los sectores donde el gradiente geotérmico es especialmente alto, como los próximos a centros volcánicos. Después de esa etapa, viene la extracción, que es un proceso complejo y caro; y, posteriormente, nos deberemos enfrentar al problema de la distancia con la línea de transmisión. Mientras tanto, los reservorios geotérmicos están comenzando a ser conocidos y, de acuerdo a los datos obtenidos en sectores con fuertes gradientes termales, a 1 km de profundidad ya hay geotermia. ¿Cómo está apoyando el Estado estas investigaciones? El Estado está partiendo de cero. Nosotros, como CEGA, somos el primer y único centro de investigación en geotermia en Chile, creado hace dos años a partir de los fondos concursables de Conicyt. Tenemos muchas misiones, entre ellas, implementar equipos de última generación, montar laboratorios analíticos y formar equipos de trabajo; y respecto de eso, podemos decir que hemos avanzado. Nuestro trabajo ya está siendo reconocido a nivel mundial; trabajamos en forma colaborativa con distintos países y estamos dando pasos significativos para que la palabra geotermia vuelva a escucharse en el mundo de las personas, de las empresas y de los grandes proyectos. ¿Qué barreras hay en el camino por recorrer de la geotermia en Chile? Principalmente, legales y económicas. Las barreras que tradicionalmente han existido en Chile tienen que ver con derechos de concesiones de los territorios que se explotan y con los derechos de agua asociados a ellos, lo que esperamos se resuelva cuando la Ley Geotérmica -que se está trabajando en el Ministerio de Energía- sea realidad. En términos económicos, el problema es que las inversiones en geotermia son de largo plazo, con riesgos asociados. ¿Implica más riesgos que la inversión en otras ERNC? Así es. A diferencia de otras fuentes de energía, no hay certeza de dónde están los reservorios. Esto implica un alto nivel de exploración geológica e investigación, lo que se traduce en invertir gran cantidad de recursos con una mirada de largo plazo. La ventaja es que una vez que se da con el recurso es posible resolver todos los problemas de escasez de energía, porque el recurso geotérmico -ya lo dijimos- es inagotable. No depende de si está nublado, hay viento o llueve más o menos. ¿Qué expectativas futuras existen en torno a esta energía? Las expectativas son inconmensurables. Sólo por indicar una cifra, en 1985 Alfredo Lahsen señaló que el potencial geotérmico estimado del país era de 16.000 MW, superior a la capacidad instalada actual de nuestro sistema eléctrico, que es de 13.500 MW. Muchos dicen que su premisa es de un optimismo desmedido, pero la realidad es que tampoco se puede desmentir. Los más conservadores hablan de 3.500 MW por explotación geotérmica, y aun así es una cifra abismante en relación al 0% explotado hoy. En todos los congresos internacionales se habla de Chile como el país con mayor potencial geotérmico en el mundo, pero que hace un cero aprovechamiento de él. Por eso, estamos empeñados en recuperar los años perdidos, para avanzar y tomar posición en una carrera que ya partió. | |