Hace algunos años, las empresas de montaje eléctrico eran las responsables de sólo hacer las instalaciones de los conductores eléctricos y de los sistemas básicos de protección. Sin embargo, a medida que fue creciendo la industria nacional, también aumentó la complejidad de los proyectos que pasaron a incluir otras tecnologías, como tableros y centros de control de motores, entre otros.
Cuando hablamos de montaje eléctrico, ya no nos referimos sólo a tirar cable, sino también a tomar equipamiento que requiere cierto conocimiento y experiencia para su integración y puesta en marcha. En este sentido, se pueden mezclar en estos proyectos muchas especialidades, por lo que hace falta tener muy claras las normativas y estándares que regulan este tipo de instalaciones, afirma José Eduardo Muñoz, miembro del Comité Eléctrico de AIE.
Para el ejecutivo, este aumento de la complejidad en los proyectos también se ha visto reflejado en el explosivo crecimiento en la oferta disponible en el mercado. Uno de los problemas es que la oferta es completamente dispar en términos de tamaño y capacidades, que agrupa desde empresas unipersonales, con muy poca experiencia, hasta otras muy grandes, que manejan estándares y normas internacionales, sostiene.
Las normas que rigen las instalaciones
De acuerdo a Rolando Catalán y Arnaldo Baeza, académicos del Instituto Profesional Santo Tomás sedes Viña del Mar e Iquique, respectivamente, nuestro país se encuentra, en general, en un muy buen nivel respecto a las buenas prácticas y el cumplimiento de normativas y procedimientos en montajes eléctricos industriales.
A juicio de los especialistas, el fuerte desarrollo de la industria minera en Chile ha generado equipos de montaje de gran calidad, con técnicos y profesionales que cumplen con la normativa vigente. De hecho, existe personal experimentado en el desarrollo de este tipo de proyectos de montaje y es fácil ver, por ejemplo, que si durante la ejecución de una iniciativa no hay conformidad en cuanto a lo hecho, se realizan exhaustivos análisis de la problemática entre mandante y empresa, logrando resultados de calidad y de muy buen nivel.
En este sentido, para Catalán y Baeza, nuestro país cuenta con una normativa adecuada para entregar un marco para la realización de montajes eléctricos industriales, como por ejemplo, las NCh Eléctrica 2/84, 4/84 y 10/84 en Baja Tensión, mientras que en Media Tensión, se destacan las normas Endesa y Chilectra. Además, advierten que muchos proyectos vienen diseñados bajo normas extranjeras, los cuales se adecúan al marco chileno vigente de forma de cumplir con tal normativa, logrando resultados confiables y eficientes con el actual esquema normativo.
En este aspecto, José Eduardo Muñoz, recuerda que en ciertos sectores, como la Minería, las empresas han desarrollado sus propios estándares de instalación y de materiales eléctricos. Cuando se visita una empresa minera de cierto tamaño, se puede apreciar que siguen y mantienen su propio protocolo. Sin embargo, en otros sectores industriales, siempre se choca con los mismos vicios de siempre, como la falta de recursos y la búsqueda del menor precio como principal objetivo, ignorando la posibilidad de contratar un proveedor que provea calidad-experiencia-precio, relata.
Por su parte, Mario Betancourt Martínez, Coordinador Nacional de los Colegios de Instaladores de Chile, recuerda que la NCh 4/2003 de Instalaciones de Consumo en Baja Tensión, es la que rige muchas de las instalaciones. Respecto al nivel de los profesionales del área, el dirigente afirma que no es malo, aunque el problema está en que la autoridad en años no ha sido capaz de mejorar las normas eléctricas.
Sobre el uso de normativas, recuerda que, en el tema de proyectos e instalación, Chile no tiene complemento de normas internacionales, a diferencia de lo que sucede en los materiales. En este tema, existen estándares extranjeros que se aplican en nuestro país, con la diferencia de que en los países de origen, estas normas son obligatorias, y acá de carácter voluntario, señala.
Falta fiscalización
Todos los entrevistados coinciden en la falta de una mayor fiscalización por parte de la autoridad. Por ejemplo, Rolando Catalán y Arnaldo Baeza, declaran que en todo el ámbito de los montajes eléctricos industriales, las principales falencias que se han detectado se encuentran en todo lo relacionado al aspecto fiscalizador del organismo competente. Como sabemos, la incorporación y montaje de tecnología proveniente del extranjero conlleva a la actualización de los técnicos de las empresas, quienes se especializan por medio de los mismos proyectos que incorporan nuevas tecnologías; sin embargo, esta mayor especialización a nivel de montaje no se ve reflejada en la fiscalización, agregan.
En este sentido, los académicos indican que se requiere una mayor fiscalización por parte de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC), donde se desarrolle un plan de revisiones periódicas que permitan resguardar el cumplimiento de la normativa. Esto tendrá que ir acompañado de una mayor cantidad de inspectores que deberán ser actualizados en las nuevas tecnologías a nivel del montaje eléctrico.
Nuevas tecnologías entran al mundo del montaje eléctrico
Para Catalán y Baeza, cada día se están incorporando al área de los montajes eléctricos nuevas tecnologías. Las empresas que evalúan y generan nuevos proyectos, tienen sus departamentos propios de ingeniería que analizan el requerimiento para el crecimiento de las plantas de ser necesarios, y mandan a licitar a empresas extranjeras el suministro y montaje de las obras eléctricas, incorporándose constantemente de esta forma nuevas tecnologías, especialmente aquéllas que apuntan a lograr un mayor control de los sistemas, como lo son los sistemas SCADA, y de Control Distribuido (DCS), añaden.
En este sentido, tecnologías que estaban fuera del ámbito de acción de los instaladores eléctricos, pasan a formar parte de él, lo que se transforma en un desafío para estos profesionales, pues cada vez más se ven obligados a instalar equipamientos que conocen sólo muy someramente.
Considerando este panorama, las empresas de montaje eléctrico son una parte del escenario industrial nacional, que requieren un mayor apoyo desde las autoridades competentes, en especial, para la fiscalización.
Muchas veces se arriesga la calidad profesional porque los ingresos de los instaladores depende de estos trabajos, por lo que se ven obligados a bajar sus valores y la calidad de los materiales. Estas prácticas están avaladas por el mercado y no hay una fiscalización constante, sino que se hace al azar o por algún reclamo. En este sentido, si se llegara a revisar un 30% de las instalaciones, mejoraríamos mucho la calidad de los montajes, confiesa Betancourt.