Raúl Stegmaier, Departamento de Industrias de la Universidad Técnica Federico Santa María “Es primordial entender que el mantenimiento no es un centro de costos, sino de beneficios”

Hasta hace algunos años, la industria consideraba el mantenimiento como un “mal necesario”, una actividad más bien básica y costosa que permitía evitarse los problemas producidos por fallas técnicas de maquinarias e infraestructura. Definitivamente, era un área que al parecer implicaba más gastos que beneficios tangibles. Pero este enfoque ha ido cambiando drásticamente, ya que en la actualidad, según explica Raúl Stegmaier, Director del Departamento de Industrias de la Universidad Técnica Federico Santa María, el mantenimiento se está percibiendo como una herramienta fundamental, que permite agregar valor a la industria a través de la gestión eficiente de activos y el perfeccionamiento continuo de los procesos. Conversamos con el académico acerca de cómo se gestó este cambio y su evolución en la industria local y mundial.

A nivel industrial, ¿qué importancia tiene la gestión de mantenimiento? Es necesario señalar que existen industrias que son intensivas en activos fijos y otras que no. Evidentemente, las primeras dan mayor relevancia a este tema. No obstante, lo que debemos dejar en claro es que la actividad del mantenimiento debe ser observada no sólo desde el punto de vista de la carga que impone en uno u otro tipo de industria, sino concebirse como una herramienta que nos permite incrementar el negocio a través de una buena función de la acción del mantenimiento. Respecto a resultados, podríamos decir que los números son extraordinariamente atractivos y un ejemplo tangible de lo que estoy señalando. En Chile se invierte en mantenimiento un equivalente al 10% del PIB del país, por lo tanto es un área que mueve recursos importantes, pero que debe ser visualizada desde su aporte al negocio en particular y no en función de cuánto cuesta. En Chile, ¿cuál es el nivel de desarrollo de la Gestión de Mantenimiento Industrial? Existen matices importantes entre industrias world class que compiten globalmente, respecto de otras menos desarrolladas de entornos menos competitivos. En empresas world class, éste es un tema que sin duda está desarrollándose en un muy buen nivel, con un enfoque de negocios, porque la acción de mantenimiento no se asocia como antes, solamente a acciones de mantenimiento, sino como un constante perfeccionamiento de los sistemas y procesos técnicos, con gestión de por medio. Por otra parte, en otros tipos de industria, como la de servicios, una acción adecuada de mantenimiento puede generar drivers o palancas de valor bastante sustantivas y evidentes. Este es un tema que está calando hondo en la actualidad, y que se ve con mayor interés que antes en industrias, más allá de las tradicionales minera, forestal o agrícola, por citar algunos ejemplos. ¿Qué barreras se deben superar para mejorar la Gestión de Mantenimiento en la industria nacional? Primero, es primordial entender que el mantenimiento no es un centro de costos, sino un centro de beneficios. Si somos capaces de cambiar esa lógica en la visión del mantenimiento, podemos romper muchas barreras y nudos que nos permitirán adoptar un nuevo enfoque beneficioso para la industria. Es decir, dejar de hablar de mantenimiento y empezar a hablar de gestión de activos. Para la academia, ¿éste es un tema prioritario? Desde el punto de vista de la formación, y específicamente en el plano universitario, me atrevería a decir que en un aspecto de la mantención se están realizando esfuerzos interesantes, que tienen que ver con la formación de capital humano avanzado en técnicas, herramientas e instrumentos del buen hacer del mantenimiento. Creo que en ese sentido, más allá de algunos matices y diferencias, hay una acción relativamente interesante. Y quizás no sólo en materia de la formación universitaria, sino que además en educación terciaria -en institutos profesionales y educación técnica- donde este tema tiene mayor relevancia. Lo que sí está en deuda es el tema de la gestión del mantenimiento. O sea, cómo se incorpora esa mirada de negocios, de aporte a la generación de valor, de impacto económico, de cambio de lenguaje del mantenedor, para dejar de comunicar conocimientos técnicos y ser capaces de generar canales de comunicación efectiva con el tomador de decisiones. En ese sentido, el Departamento de Industrias de la Universidad Técnica Santa María ha realizado programas interesantes, que apuntan a esta nueva visión de gestión del mantenimiento. También contribuyen a ello actividades masivas -como los congresos MAPLA o MANTEMIN- que se han transformado en íconos que permiten generar instancias de sinergia e intercambio de experiencias en gestión del mantenimiento. A nivel internacional, ¿qué tendencias marcan el avance de esta disciplina? Hoy en día el avance está en la línea de gestión, en cómo podemos ser capaces de establecer el foco de mejora, en entender que muchas veces el plan de mantenimiento, el nivel de prevención o de acción, son más bien herramientas que deben estar contextualizadas en una filosofía de desarrollo que nos permita avanzar. En eso se ha adelantado mucho, generando mejores prácticas y modelos que permitan hacerse cargo del apoyo del mantenimiento al resultado del proceso competitivo al cual está aportando. ¿Qué recomendaría a una empresa para mejorar su Gestión de Mantenimiento? Lo principal es dejar de ver el mantenimiento como un problema técnico, entendiendo por técnico lo asociado a la tecnología presente en los procesos. Es necesario dejar de ver el mantenimiento como una mala consecuencia de la falla de equipos, y empezar a ver cómo el talento y la capacidad de la adecuada gestión de mantenimiento pueden perfectamente transformarse en factores de valor para el resultado competitivo del negocio. ¿Qué herramientas o tecnologías están disponibles para llevarlo a cabo? Las tecnologías avanzadas son muchas. La globalización nos ha permitido contar con propuestas muy atractivas, pero independientemente de la evolución que tengan las herramientas, sobre todo en lo predictivo y en lo sintomático, la diferencia está en cómo el área de mantenimiento de una empresa es capaz de adquirir ese tipo de herramientas, ese tipo de desarrollo, con un propósito claro y en un marco de estrategia definida. Creo que toda herramienta debe ser funcional a un propósito de negocio, y eso es lo que está evolucionando en las problemáticas de mantenimiento..