 | | Walter Duwe y Rodolfo Renz | El proyecto Mallarauco, que permitirá generar energía equivalente al consumo de siete mil viviendas, no sólo utiliza tecnología de última generación capaz de aportar electricidad limpia y amigable con el medioambiente, sino que además aprovechará un potencial hidroeléctrico que hasta la fecha no había sido explotado. "El gran hito de esta iniciativa es que viene a solucionar dos problemas actuales que se replican en gran parte del país: el abastecimiento energético y el desarrollo del sector agrícola", explica Rodolfo Renz, Presidente de GPE. Ubicada a 35 km de Melipilla, la central hidroeléctrica de pasada está equipada con una turbina de 3,5 MW, la cual permitirá equilibrar la alimentación eléctrica del valle, estabilizar el voltaje para el bombeo y bajar los costos de mantención de los canales y del sistema de riego. Y lo mejor de todo es que para ello se utilizará Energía Renovable No Convencional (ERNC). "Hoy en día se consideran mucho los efectos generados por la huella de carbono de los productos agrícolas; por tal motivo, el hecho de que nuestra bomba de riego funcione con energías limpias ayuda no sólo al desarrollo del sector, sino que además a lograr una buena imagen ante los importadores y exportadores que puedan acudir a visitar proyectos de este tipo", añade Renz. A su vez, Walter Duwe, Presidente de Hidroeléctrica Mallarauco, agrega que en el futuro el tema de la huella de carbono será vital en la fruticultura, ya que constituirá un elemento determinante en los retornos de exportación de los agricultores. "Cuanta más energía limpia se use en la agricultura, mejores serán los precios de nuestros productos en el extranjero", señala. 
Junto a esta ventaja comparativa aportada por dicha iniciativa, los ejecutivos destacan además el hecho de que esta central también genera una inyección de dinero importante que permite mejorar ostensiblemente la infraestructura (en materia de canales o bocatomas, por ejemplo) y entregar un mejor servicio. "Este tipo de centrales, ya sea a pie de embalse o usando los canales, podría realizarse en muchas cuencas del país, y tiene una gran relevancia para las respectivas juntas de vigilancias y comunidades de regantes", agrega Duwe.
Apoyo conjunto
Uno de los factores destacables de este proyecto es que la empresa GPE gestiona, diseña y opera este tipo de centrales hidroeléctricas para aquellas personas o asociaciones que controlan los derechos de agua de un lugar determinado. "Nosotros les aportamos el conocimiento técnico y el desarrollo de la generación energética", afirma Renz. En ese sentido, cabe destacar que el manejo del caudal de agua disponible para la generación de la central es de uso exclusivo y determinado sólo por la Asociación Canal Mallarauco, de acuerdo a sus necesidades agrícolas de riego de  cada momento. "Este proyecto es un verdadero ejemplo, que nos muestra lo que se puede lograr juntando esfuerzos entre asociaciones gremiales y la empresa privada, y cómo todos podemos aportar algo a la ambiciosa meta nacional de aumentar la matriz eléctrica del país, produciendo energías limpias y renovables ", sostiene Duwe. La Central Mallarauco, financiada con los aportes de CORFO, Banco BICE y el Banco Alemán de Fomento KfW, comercializará la energía producida al SIC en la Región Metropolitana, mediante la utilización de tecnología con altos rangos de operación para los diferentes caudales de riego. "En este caso no construimos un embalse, ya que aprovechamos la diferencia de nivel entre el valle del Mapocho y el valle de Mallarauco, equivalente a casi 100 metros, lo que nos permitió generar la energía requerida, además de tener la posibilidad de poder regar la zona agrícola", explica Renz. Cabe mencionar que GPE mantiene otras dos centrales de este tipo en proceso de ingeniería y dos más en construcción. Una de ellas, asociada con la Junta de Vigilancia de la Cuenca del Río Huasco, al pie del embalse Santa Juana (II Región), y otra con la Asociación de Canalistas del Río Allipén (IX Región), que entrarán en operaciones durante 2012.
Barreras a romper
La construcción de este tipo de centrales que incluyen ERNC, requiere una inversión mayor que aquellos proyectos que incluyen energías convencionales, pero a juicio de ambos ejecutivos son bastante viables en la medida en que se cumplan ciertos requisitos técnicos y exista un verdadero soporte de todos los actores participantes en este mercado. "Sería muy importante contar con un apoyo económico en cuanto al precio que nos pagan por la energía. Además, se debería generar un bono por la venta de energía limpia", señala Renz. "En la medida en que se apruebe la nueva ley de ERNC y bajen los costos de inversión, sin afectar los ingresos, aumentarán las posibilidades de que centrales pequeñas como éstas se desarrollen a lo largo del país", enfatiza. A su vez, Duwe sostiene que ejecutar proyectos como Mallarauco es complejo y requiere de mucho tiempo. Afirma que esta iniciativa tardó más de ocho años en gestarse y hay otras que, incluso, superan este lapso. "La lentitud y la burocracia en las tramitaciones dificultan estos proyectos, lo cual lleva a la indefensión y a onerosos problemas legales, que resultan ser barreras complejas", plantea. "Además, se ha ido creando un grupo de especuladores en materia de agua, lo cual complica este tipo de negocios y atrasa los proyectos", agrega Renz.
Ambos profesionales plantean que inyectar energía al sistema en la mayoría de los casos es difícil, ya que las actuales normas y regulaciones de subtransmisión se establecieron sin considerar el tamaño de los actores para enfrentar esa situación. "Los costos y peajes excesivos llevan al abandono de muchos proyectos que en otros países son viables", concluye Duwe. |
