Fuentes convencionales En el transcurso de las últimas décadas, las luces pilotos y mandos iluminados han usado dos tipos de fuentes luminosas. Por una parte, la más antigua y común es la lámpara incandescente, que trabaja sobre el principio de calentar un filamento de tungsteno dentro de un elemento al vacío, produciendo así la luz. Estas lámparas irradian la luz en todas las direcciones y son inmunes a la interferencia electromagnética, típicamente encontrada en la industria. Sin embargo, su inconveniente reside en que el calentamiento provoca que el filamento gradualmente se vaporice, limitando la vida útil de la lámpara entre 500 y 5.000 horas. Además, como el filamento está suspendido en el vacío, hay poca resistencia a los golpes o a la vibración. La segunda fuente luminosa es el tipo fluorescente. Estas luces comprenden un par de electrodos montados dentro de una cápsula sellada llena de gas. La corriente circula entre los electrodos y las emisiones de electrones resultantes excitan el gas, que a su vez produce fotones (la luz). Entre sus ventajas, podemos destacar que -además de su precio bajo y alta disponibilidad- las luces fluorescentes disipan poco calor, superando, usualmente, su vida útil las 20.000 horas. Pero, lamentablemente, la emisión de luz es débil y la gama de colores disponible limitada. Además, estas luces sólo pueden funcionar en voltajes altos (mayor que 65V) y sus características se degradan rápidamente cuando son utilizadas bajo corriente continua. Dispositivos LED A diferencia de las tecnologías anteriores, los dispositivos LED comprenden un "chip" semiconductor encapsulado, que es almacenado en una base de lámpara convencional. Los LEDs generan emisiones de fotones (luz), cuando una corriente circula a través del "chip". Poseen un bajo consumo de corriente, lo que trae como consecuencia que los LED disipen menos calor que las lámparas incandescentes. Asimismo, estos dispositivos pueden ser mucho más pequeños, con colores mucho más fuertes y su vida útil alcanzar fácilmente las 100.000 horas de operación continua o una década de servicio. Sin embargo, aunque la tecnología LED es eficiente, todavía tiene algunas falencias. En primer lugar, el LED requiere un voltaje de suministro entre 1.7 y 3.6V (dependiendo del color) con polaridad. Comúnmente, sólo están disponibles en rojo, verde y amarillo, y la temperatura de funcionamiento debe permanecer entre 25°C y 85°C. También tiende a ser sumamente sensible a descargas electrostáticas. Lo que viene En la actualidad, varios fabricantes han desarrollado diversas tecnologías orientadas a mejorar las capacidades de los LEDs. Entre éstas, se encuentra el Protected LED®, un módulo integrado (de luz) que ofrece control especial y circuito de protección, el cual elimina los efectos de descarga electrostática, el acoplamiento capacitivo y la radiación electromagnética. Además, este circuito de protección inhibe la iluminación del LED debido a conmutaciones cercanas o corrientes de fuga de módulos de PLCs. Tiene incorporada también una protección de contra los efectos de fluctuaciones de voltaje, peaks inductivos generados por conmutación de bobinas y polaridad inversa. El dispositivo de protección previene las iluminaciones falsas absorbiendo cualquier interferencia, como la energía generada al activar una bobina. |