Hoy en día, la sustentabilidad del negocio se está transformando progresivamente en una obligación para competir en los mercados internacionales y, como el uso eficiente de la energía es uno de los pilares de este concepto, muchas empresas están tomando iniciativas hacia ese objetivo. Al respecto, Andrés Cap-deville, Gerente Técnico de Cels Ltda., acota que "la tendencia a nivel internacional, sobre todo en Europa, ha sido hace años por un lado la preocupación por el medioambiente y, por otro, el ahorro de la energía, que cuesta cada día más, desde el punto de vista de bajar costos de consumo y mejorar la eficiencia en los sistemas para, con menos energía, lograr los mismo niveles de confort. La preo-cupación del diseño eficiente de las nuevas construcciones, así como la transformación de las ciudades ya construidas a sistemas que apunten al ahorro energético, han diferenciado a los países de la Comunidad Europea del resto del mundo desarrollado".

Si bien en nuestro país la preocupación aún no alcanza los niveles europeos, existe gran interés en conocer los beneficios de los sistemas de gestión de energía, como explica Ingeborg Mahla, académica de la Universidad de Santiago de Chile y miembro del Comité de Automatización de AIE, "especialmente en los sectores intensivos en el uso de la energía, los exportadores y los que tienen una estrategia ambiental como parte de su política de Responsabilidad Social Empresarial".

En este aspecto, Gonzalo Barros, Gerente de Ingeniería de Dóminet, agrega que "estas empresas son las más preocupadas por implementar este tipo de soluciones, pues la energía representa un importante porcentaje de sus costos productivos y hay cada vez más conciencia de la necesidad de una producción con menor rastro de huella de carbono". Coincidiendo con lo anterior, Nicolás Zorotovic, Gerente Productos y Servicios de CONECTA, señala que también hay medianas industrias y algunas instituciones públicas y privadas (como hospitales y universidades) que ya se han sumando a esta tendencia, "especialmente al considerar la relevancia de su consumo eléctrico dentro de sus costos, lo que les ha permitido identificar el impacto económico de sus beneficios".

A este grupo de interesados por este tipo de sistemas, Ricardo Cereceda, Gerente de Proyectos de Proquilab, empresa socia de ANESCO Chile, añade a las empresas que están trabajando con eficiencias muy bajas. "Por lo general, se trata de compañías que han crecido inorgánicamente y en las cuales el suministro energético se ha hecho de modo ‘urgente’, sin proyectos diseñados y evaluados con criterios técnicos serios".

El primer paso

Para los especialistas entrevistados, las auditorías energéticas, que se popularizaron en el país hace un par de años, no deben ser sólo consideradas como una solución final para controlar y reducir los gastos en el consumo de energía, sino que representan el primer paso de un proceso.

"En un SGE, la auditoría energética permite establecer la situación inicial, que será mejorada sistemáticamente a través de un plan de acción. Este mismo estudio incluye una evaluación económica, en la que los costos de implementación del plan de acción constituyen inversiones que se recuperan en un cierto período de tiempo. Una vez recuperada la inversión, y al ser el sistema más eficiente, se generan ahorros medibles a través de indicadores de gestión. En este aspecto, el sistema de Gestión de Energía facilita la labor del gerente al indicarle cómo focalizar el gasto en las acciones más efectivas para mantener y aumentar los ahorros", sostiene Ingeborg Mahla.

Sin embargo, todavía muchas organizaciones no consideran siquiera llevar a cabo este tipo de iniciativas, viéndolas como un gasto. "Una traba para la implementación de cualquier medida de Eficiencia Energética, como una auditoría energética o un SGE, viene dada por la falta de visión estratégica de muchas empresas. Con un sistema de este tipo, podemos controlar, administrar y mejorar aspectos relacionados con el uso de la energía y sus costos, pero algunas compañías postergan este tipo de proyectos al no poder determinar con exactitud cuándo recuperarán la inversión y la magnitud de los beneficios reales que conllevan este tipo de soluciones", afirmó Zorotovic.

"Si sólo se plantea hacer una auditoría o un SGE, sin mayor beneficio que saber la situación actual, sin ninguna proyección para el futuro o de oportunidades de mejoramiento, indudablemente será un gasto; pero si se le muestra la proyección de futuro y se le entrega una estimación de los beneficios, por supuesto que será considerada una inversión", añade Cereceda.

En este sentido, las auditorías energéticas y los SGE son sólo algunas de las herramientas para cumplir con los objetivos de Eficiencia Energética, que a juicio de René Contreras, Gerente de Negocios de Poch Ambiental, deben ser una preocupación estratégica para la organización, su directorio y sus máximos ejecutivos. "Muchas veces, las empresas preguntan por la implementación de auditorías energéticas o sistemas de Gestión Energética, pero no tienen ningún tipo de vínculo que conecte estos instrumentos de gestión con sus objetivos corporativos", aclara.

Según Capdeville, es necesario que existan exigencias internacionales y/o incentivos a nivel de gobierno por implantar este tipo de normas y prácticas en el país. "Sólo el requerimiento del mercado internacional ha llevado a nivel nacional a las empresas productivas a implantar, por ejemplo, el cálculo de la Huella de Carbono, que desde el 1º de Enero es obligatoria para todos los productos agroalimentarios que se comercializan en Francia (Ley Grenelle II)".

La norma que viene

A mediados de año entrará en vigencia la norma internacional ISO 50001, que viene a unificar bajo su ámbito de acción diversos estándares y regulaciones relacionadas no sólo con la electricidad, sino también con el desempeño, uso y consumo de la energía en general. A juicio de Zorotovic, esta norma "establecerá un marco internacional para la implementación y el uso de sistemas de gestión eléctrica dentro de las prácticas de las organizaciones y empresas, así como de todos los aspectos relacionados con la energía, incluidos su uso y adquisición por parte de las instalaciones certificadas".

"La ISO 50001 representa un proceso de armonización de las diferentes normas existentes de gestión de energía, que facilitará la implementación de los Sistemas de Gestión de Energía en Chile", declara Ingeborg Mahla. Para varios de nuestros consultados, su promulgación incidirá en un mayor incremento en la implementación de sistemas de gestión energética en instalaciones industriales y comerciales, agrupando bajo su marco de acción varias otras regulaciones.

La ISO 50001 aborda diversos aspectos del uso y consumo de la energía dentro de la organización, refiriéndose por lo general al funcionamiento de las grandes empresas, más que al de las Pymes, a diferencia de otras normas de gestión, como la ISO 9001.

Beneficios de un SGE

Ya sea para buscar la certificación ISO 50001 o no, un Sistema de Gestión de Energía puede brindar beneficios muy significativos, tanto económicos como de gestión. A modo de ejemplo, Barros menciona la detección de pérdidas energéticas, errores de lectura o de facturación, y el contar con una mayor calidad y seguridad del suministro. Asimismo, su utilización permite evaluar el éxito de los programas de ahorro y crear incentivos para la eficiencia energética, y mejorar la posición de la organización para negociar y reducir los precios de compra de la energía.

Después de todo, un Sistema de Gestión de Energía, como todo sistema de gestión, permite generar un orden en la empresa en términos de visiones de largo plazo, objetivos y metas. "En este sentido, un SGE permite definir responsabilidades y funciones a los integrantes de la empresa y establecer sistemas de control y seguimiento para determinar el cumplimiento de objetivos y metas y las causas de ello para llegar a una espiral de mejoramiento continuo, que va en directo beneficio de los resultados de la empresa", concluye Cereceda.