¿A qué se debe la caída en la tasa de accidentabilidad del país?
A varios factores, entre los que se cuenta la incorporación de automatismos a los procesos industriales, la mejor capacitación de los trabajadores y a que muchas empresas exportan sus productos, por lo cual se deben regir por normativas mucho más exigentes. En este sentido, el índice de accidentabilidad está en un nivel aceptable, aunque existe la posibilidad de seguir mejorando, especialmente cuando nos comparamos con países desarrollados, como los europeos.

No obstante, el país presenta altísimos niveles de fatalidad producto de accidentes del trabajo, y las estadísticas indican que los días de reposo han ido en aumento. Es decir, tenemos menos accidentes, pero cuando ocurren, son muy graves o terminan en fallecimiento.

¿Han asumido las empresas nacionales la importancia de la prevención de riesgos?
En las grandes empresas, el concepto está bien posicionado y cuentan con programas y equipamientos adecuados. Sin embargo, encontramos índices de accidentabilidad y fatalidad muy altos en las empresas pequeñas y medianas, con dotaciones menores a 100 personas, que es el segmento que concentra la mayor parte de los trabajadores del país.

¿A qué se debe esta situación?
A que las pequeñas empresas están más alejadas del concepto de prevención de riesgos. La ley 16744 exige a las compañías con más de 100 trabajadores que deben poseer un departamento de Prevención de Riesgos, y a aquéllas con más de 25 trabajadores, sólo la creación de un comité paritario. Sin embargo, con menos de ese número, las mutuales de seguridad generalmente las ignoran por su tamaño, por lo que cuentan con poco o ninguna metodología de prevención de riesgos.

Entonces, en muchas empresas de este tamaño, no está integrado el concepto de seguridad con el de trabajo. Ese es un grave problema, porque éstas proporcionan trabajo a un grupo muy importante de trabajadores del país, y responde al desconocimiento que tienen tanto las gerencias y mandos medios como los mismos trabajadores.

¿Cómo se puede resolver?
La solución no es nada simple, porque se necesita impulsar un cambio cultural, pero, dada su importancia en el mercado laboral del país, estas pequeñas empresas deberían ser subsidiadas para permitirles acceder a capacitación y asesorías que les posibiliten mejorar sus capacidades de prevención de riesgo y de seguridad industrial.

Hay instrumentos que se han creado para impulsar entre estas organizaciones la adopción de ciertos estándares, como de gestión de calidad, y creo que podrían crear herramientas similares para este caso, haciéndolas más accesibles para empresas de este tamaño.

¿Es muy complejo implementar un plan de prevención de riesgos?
Sí, porque estos sistemas se deben desarrollar considerando la operación donde se desarrollará de manera integral, es decir, no se trata de tan sólo obligar a los trabajadores a ponerse un implemento de seguridad personal, sino que hay que tomar en cuenta el proceso productivo, el ambiente de trabajo, las máquinas, los planes de mantenimiento, entre otros aspectos. Porque si el equipo está bien mantenido, por ejemplo, hay menos probabilidades que el operador deba intervenirlo, reduciendo la probabilidad de que sufra un accidente.

De este modo, el prevencionista genera un sistema que garantice un resultado óptimo desde el punto de vista de la seguridad humana y de la operación, que permita disminuir el grado de conflicto que significa el uso de estas medidas de protección y lograr una producción sin accidentes.

¿Qué cambios están marcando el desarrollo de esta disciplina?
Hay varios cambios en la tecnología que han facilitado mucho implementar este tipo de medidas, haciéndola más segura para operar, por ejemplo, impidiendo su funcionamiento si está el gabinete abierto o si el operario está en una zona prohibida. De igual modo, la ergonomía se ha ganado un sitial de importancia en nuestro país. Hace 15 años, este concepto era ignorado por las empresas, pero ahora, diseñar un puesto de trabajo o cómo se interacciona con la máquina, por ejemplo, es una problemática relevante, porque las empresas entendieron que estas mejoras repercutían positivamente en la salud ocupacional de los trabajadores.

En mi carrera profesional, he visto la significativa evolución de esta disciplina en nuestro país y creo que estamos adoptando los mejores estándares, aunque todavía algunas empresas lo hacen más rápido que otras.