¿Qué comprende una adecuada Gestión del Mantenimiento?
En general, el mantenimiento no corresponde al ‘core business’ de la gran mayoría de las empresas de productos o servicios, aunque para aquellas industrias de uso intensivo de activos físicos se transforma en una actividad relevante en el resultado del negocio. En este sentido, se debe entender la acción de mantenimiento como un colaborador relevante en el resultado del negocio, en la medida en que, desde el quehacer de mantenimiento, se cumplan ciertas condiciones.

Lo primero es comprender que la actividad de mantenimiento no es sólo una problemática de índole técnico con foco en realizar acciones clásicas de mantenimiento (reparar, reemplazar, lubricar, etc.), sino que es más importante en términos relativos a direccionar el mantenimiento y los recursos asociados a él al potenciamiento de la propuesta de valor del negocio. Lo anterior pasa por el convencimiento de que es mucho más gravitante en el resultado competitivo de un negocio el definir adecuadamente el qué y cuándo hacer, más que el cómo hacer. En definitiva, tiene más valor y efecto diferenciador la definición de qué tuerca apretar y cuándo, más que preocuparnos solamente del cómo apretarla.

¿Qué representa este cambio de mirada para el área de mantenimiento?
El área de mantenimiento debe pasar de ser una función en la empresa que demanda recursos para ejecutar acciones de mantenimiento, a un área que demande recursos para propender a evitar la ejecución de estas acciones. Es decir, esforzarse por asegurar la continuidad operacional en el marco del negocio asociado más que evitar la falla de los elementos que configuran los sistemas de la empresa. En este sentido, el área de mantenimiento debe desarrollar habilidades y competencias que permitan anticipar y crear una adecuada cobertura de los riesgos asociados a la continuidad operacional de los activos de una empresa con una clara visión del negocio involucrado.

Entonces, es fundamental disponer de una organización que facilite lo anterior y uno de los actores relevantes en este propósito es el potenciamiento de la unidad de Ingeniería de Mantenimiento. Esta unidad, por sobre los necesarios y no diferenciadores elementos básicos de una gestión táctica y operativa del mantenimiento, debe velar por el aporte desde una perspectiva estratégica al desarrollo de la actividad.

¿Qué aporte hace la buena Gestión de Mantenimiento a los objetivos del negocio?
En el marco de lo indicado anteriormente, y dependiendo del tipo de industria en particular, la Gestión de Mantenimiento puede aportar significativamente al resultado del negocio. Una adecuada forma de contextualizar esto es indicar que es posible calificar una gestión de mantenimiento como buena, en la medida en que su contribución al resultado del negocio sea positiva. Muchas veces la forma de contribución al negocio se mide a través de los costos de la actividad, y no obstante es una medida razonable y muy común, puede resultar contraproducente respecto de los resultados de negocio de largo plazo, cuando no se mide o no se considera adecuadamente.

Por esta razón, una organización debe reconocer y calibrar adecuadamente cuál es el aporte que, desde el mantenimiento, se hace a la propuesta de valor del producto o servicio que ofrece la empresa, y que se representa a través de las áreas de operaciones de las mismas. En definitiva, el resultado de la gestión de mantenimiento no sólo debe buscar la necesaria eficiencia en el quehacer (costo); debe también aportar a la calidad y disponibilidad del producto a servicio.

¿Qué rol cumplen las universidades en la adopción de buenas prácticas de Mantenimiento dentro de la industria?
A nivel de tendencias generales, si consideramos que la actividad de mantenimiento representa aproximadamente el 9% del PGB a nivel mundial, y estimando conservadoramente para Chile esta cifra, significa que aproximadamente esta actividad mueve anualmente sobre US$9.800 millones. Por otro lado, si consideramos la estructura productiva del país que mantiene una no despreciable presencia de empresas intensivas en activos fijos, para las cuales la actividad de mantenimiento puede fluctuar entre 20% y 40% de los costos de operación, estamos frente a una actividad económica de interesantes potencialidades.

Desde el rol que cumple la educación terciaria en la oportunidad antes descrita, es conveniente separar en dos ámbitos de acción el desarrollo en aspectos tecnológicos y en gestión. En el primer eje de actividad, tanto las Universidades como Institutos y Centros de Formación han tenido un rol relevante en la evolución tecnológica y en la generación de capital humano especializado; no obstante, en términos de llevar la actividad de mantenimiento a la perspectiva de negocio, hay una deuda. En este último aspecto, son pocas las instituciones que han tenido una actividad relevante y, a modo de ejemplo, hoy existe en el país sólo un programa a nivel de maestría en Gestión de Activos y Mantenimiento, que imparte la Universidad Técnica Federico Santa María.

¿Cómo se puede mejorar la Gestión del Mantenimiento en la industria nacional?
En primer lugar, se debe entender que la valoración que le da una empresa a cada actividad está claramente asociada al valor potencial de ese quehacer en los resultados de la misma. Por lo anterior, el mejoramiento de la Gestión de Mantenimiento pasa por que las personas que se desempeñan en el mundo del mantenimiento, comiencen a hablar el lenguaje del mundo de los negocios y no sólo un lenguaje técnico asociado a los procesos o tecnología presente en esos negocios.

Esto significa que las personas con responsabilidad en la Gestión de Mantenimiento deben buscar la pertinencia y coherencia entre los resultados perseguidos por el negocio y los resultados a lograr por parte de la función mantenimiento, así como la generación y captura de las habilidades tanto organizacionales como personales que hagan viable este proceso. En definitiva, reitero lo antes indicado: "dar más importancia al qué hacer más que al cómo hacer".