¿Qué diferencia a la ISO 50001 del concepto de Eficiencia Energética?
El concepto de Eficiencia Energética se ha trabajado desde hace muchos años, pero nos encontramos con que cada país adopta medidas que no son estándares para lograr el objetivo de ahorro y optimización de su consumo, lo que conlleva a que no siempre se logren los impactos esperados.

Un ejemplo de lo anterior lo vemos en los períodos de crisis, cuando las autoridades y empresarios más invierten en Eficiencia Energética porque una industria, empresa o país requiere modificar sus hábitos de consumo de energía, sin embargo, cuando este inconveniente es superado nos encontramos con que los consumos se vuelven a incrementar y las políticas tienden a disminuir, por ende, no existe un proceso de mejora continua.

Entonces, ¿qué rol juega esta norma?
Lo primero que establece es la implementación de Sistemas de Gestión de la Energía donde el concepto de Eficiencia Energética se transforma en un proceso de mejora continua y permanente con el objetivo de establecer parámetros y herramientas de aplicación continua, ya que esta norma garantiza la creación de una "cultura energética" al interior de una organización para que se mantenga en el tiempo y no sólo cuando ocurren problemas de suministro.

¿Cuáles son las implicancias de esta "cultura energética"?
Básicamente hablamos de la adopción de políticas que exigen objetivos, metas y plazos en gestión de energía, así como acciones concretas por parte de todos los estamentos de una organización. Por ejemplo, en Colombia encontramos muchas empresas que buscan alcanzar lo anterior a través de estudios comparativos de Bechmarking o informes encargados a instituciones técnicas o universidades.

También forma parte de esta cultura que todas las personas que integran una institución, industria o empresa sean capacitadas en torno a la gestión energética, a fin de que continuamente revisen sus procesos para ver qué mejoras se pueden realizar en el corto, mediano y largo plazo.

Lamentablemente la ISO 50001 es de carácter voluntario…
Sabemos que la adopción de esta norma será un proceso de largo plazo hasta que se convierta en un requisito cliente-proveedor, tal como ocurrió con la ISO 9001 que posibilitó optimizar el trabajo de una empresa y ser un elemento diferenciador de la competencia.

Mientras no ocurra lo anterior, el mercado no va a sentir la necesidad de implementar esta norma, no obstante, la ISO 50001 posee beneficios importantes que puede ayudar a su masificación: impacta realmente en los costos de una organización y reduce su huella de carbono, por ende, puede ser explotada como una herramienta comercial o de Responsabilidad Social Empresarial.

¿Y cuándo se produce el retorno de la inversión?
Nuestra experiencia en este tema nos permite asegurar que el retorno de la inversión al implementar la ISO 50001 se produce en un plazo de uno a cinco años, dependiendo la magnitud del proyecto. De hecho, nosotros como empresa en Colombia decidimos no cobrar por nuestros servicios hasta que el cliente obtenga un ahorro real a través de esta norma. Esto demuestra un compromiso real de parte nuestra para vencer las barreras o temores que puedan dificultar su masificación y consolidación.

Aparte de este compromiso, ¿qué más se requiere para su masificación?
En la mayoría de los países que han decidido trabajar con esta norma existen estímulos estatales para que las empresas o industrias se decidan a implementar la ISO 50001 a través de subsidios, disminución de costos o tiempos de prueba gratuitos para que sirvan de ejemplo para el resto del mercado.

En Colombia, por ejemplo, se decidió potenciar su implementación en los sectores productivos más estratégicos de nuestra economía a fin de que las pymes pudieran ver el alcance de este tipo de proyectos. A ello se suma que las grandes corporaciones o industrias pueden exigirlo a sus contratistas y proveedores, generando una exigencia para trabajar juntos que sin duda beneficiará a su masificación y posterior consolidación.