Hace apenas un año, la disminución del uso energético estaba de moda, porque todos deseaban que su negocio fuera lo más ecológico posible. Sin embargo, la movida no fue instantánea, debido a la percepción de que volverse "green" tendría un alto costo. A finales del 2008, a medida que aumentaban los costos energéticos, reducir el consumo se transformó en prioridad para todas las empresas, pero no resultaba fácil desprenderse de los viejos equipos y reemplazarlos por maquinaria más eficiente en cuanto al consumo. Los costos energéticos se han nivelado, pero las presiones económicas hacen que sea indispensable buscar alguna manera de disminuir los costos de las operaciones. Este tipo de presiones puede llevar a tomar decisiones rápidas, especialmente en mantenimiento, donde las empresas siempre intentan estirar los intervalos lo más posible. El resultado es un mayor desgaste del equipo, lo que muchas veces implica un mayor gasto energético. La matemática es muy sencilla: si estamos produciendo menos con un mayor uso de energía, el costo por unidad de producción sube. Eventualmente, el mantenimiento se debe realizar y las partes se deberán cambiar. El aumento en los ahorros del mantenimiento retrasado frecuentemente no justifica los mayores costos operativos en la vida útil del activo.
Las empresas innovadoras están perfeccionando la gestión de activos al armar sus estrategias alrededor de las buenas prácticas, como la Gestión de Activos Sustentables (GAS), que agrega una nueva dimensión a esta herramienta: la eficiencia energética. La meta de GAS es ayudar a las empresas fabricadoras y metalúrgicas a que administren condiciones de negocios conflictivas, como la vida útil de los activos y eficiencia energética en toda la empresa. Esta gestión incluye cuatro factores importantes para calibrar un activo y una operación: disponibilidad, performance, calidad y consumo energético.
Por medio de valiosos activos individuales, la Gestión de Activos Sustentables abarca aún más, ofreciendo una vista global del performance de los activos en toda la empresa, por medio tanto de medidas efectivas tradicionales como del consumo energético para garantizar los mejores resultados. Además, GAS incluye un grupo de decisiones que permite lograr mayores ahorros que aquellos descriptos en la gestión tradicional de los activos. Por ejemplo, puede aconsejar cambiar el filtro de un equipo de aire acondicionado y calefacción con mayor frecuencia y utilizar un filtro más caro para que la empresa baje los costos de energía de la operación en general.
La medición del performance de los activos, incluyendo el consumo energético, también ofrece una nueva dimensión en la predicción de las fallas en el activo y en la programación del mantenimiento. El equipo, ya sea para la manufactura o para las operaciones de la instalación cuenta con un consumo base provisto por el proveedor. Con el tiempo, los activos requieren más energía, para realizar la misma cantidad de trabajo. El motor de una bomba puede tener una correa floja, rodamientos gastados o una pérdida de aceite que causa que el motor trabaje más para mantener la misma cantidad de RPM. Además, el sistema de HVAC puede estar utilizando demasiada energía para refrigerar el edificio debido a un filtro sucio o algún conducto fallado o a problemas en la ventilación. Todo esto produce costos operativos mayores.
Por ejemplo, un motor de 100 HP que opera continuamente con un 95% de eficiencia en un período de más de cinco años costará cerca de US$350.000 en energía (considerando un valor de 10¢/kWh). Si el mismo motor consume sólo un 5% más de energía debido a una operación que no es óptima, la operación costará US$17.500. Por medio de una estrategia que abarque la gestión de activos sustentables, alertas en tiempo real pueden dispararse cuando el consumo de energía alcance un valor predeterminado en cada uno de los activos y emitir una orden de trabajo para una inspección. Tradicionalmente, el activo sigue funcionando, mientras el consumo de energía va aumentando gradualmente, produciendo un costo a la empresa de miles de dólares por gastos ocultos. En muchos casos, el indicador de consumo energético puede utilizarse como un indicador excelente de fallas, una señal de alerta ideal de un evento que eventualmente puede impactar en la producción si no se descubre a tiempo.
Las implementaciones de gestión de activos que incluyen el control de sustentabilidad han demostrado una disminución considerable en el consumo de energía de hasta un 12%. Aun en el caso de sólo reducir un 8%, los ahorros en los gastos de la operación son considerables. Sin embargo, como se menciona, no se trata sólo del costo de energía; este método también logra mayor precisión en el mantenimiento predictivo de los activos. El poder predecir las fallas se basa en los datos recolectados de cada activo. Si contamos con más datos, se podrá identificar con mayor precisión que el equipo necesita ir al service. También se pueden desarrollar patrones para cada activo y desarrollar programas regulares para ayudar a determinar los niveles del inventario.
Todos los años los consumidores insisten para que las empresas sean verdes, sin embargo, ahora esto está cambiando, ya que las empresas ven que hay un beneficio económico al reducir el consumo energético. En cuanto a la gestión de activos, la energía puede resultar un monitor excelente de la salud de los activos. El comprender las necesidades energéticas y compararlas con el consumo puede lograr una visión de la efectividad del equipo en toda la empresa.
