¿Cuál es la realidad actual de los profesionales que crean electrónica al interior de las empresas?
Es bastante dramática. En mi labor como contratista he visto la frustración de muchos ingenieros, que ante el miedo de entregar su conocimiento y no ser debidamente recompensados, se guardan ideas de gran valor. Y, a veces, incluso caen en la paranoia, porque en algunos casos ha ocurrido que después de desarrollar un producto exitoso algunos profesionales han sido despedidos, lo que los paraliza. Sin embargo, eso no significa que ocurra siempre.

¿La empresa también tiene un temor legítimo?
Por supuesto. Si conceden parte de la propiedad de un invento a un empleado y luego éste se va y forma su propia empresa, también se lleva su invento con él, por lo tanto, es urgente que exista un ente capaz de arbitrar los intereses de ambas partes; una fórmula de mutuo beneficio.

¿Existen leyes al respecto?
En Chile no, pero en algunas zonas de Estados Unidos, donde operan industrias de alta tecnología, existen contratos especiales que incentivan a los ingenieros, basados en el otorgamiento de una participación de las utilidades generadas por el desarrollo, e incluso en ciertos tipos de patentes. El problema es que al tratar de acceder a esos acuerdos, nos damos cuenta que son privados, secretos y además personales, es decir, no colectivos.

Pero están hechos sobre una base legal conocida…
Claro, pero sobre esa base legal la creatividad para inventar distintas variantes es infinita, con la única limitación que deben respetar las leyes laborales de cada estado. Y esas leyes, por supuesto, son muy diferentes a las nuestras. Tan libre puede llegar a ser la relación contractual que incluso un contratista puede compartir una patente con su cliente.

A su juicio, ¿cuáles son las áreas con mayor potencial de desarrollo en electrónica?
Existe un gran potencial en el área de sistemas GPS, control de flotas y mapas en relieve. Asimismo, otra área de desarrollo es el mercado de sensores industriales, donde las proyecciones actuales y futuras son enormes, sobre todo, porque el rango de aplicación que tienen es muy amplio y aportan gran valor agregado a los sistemas.

Para el desarrollo de la electrónica nacional, ¿es imprescindible encontrar una solución al problema de los incentivos?
Sin duda alguna. Si no, ocurre lo que ha venido pasando desde hace años, que los ingenieros emigran a otros países, en donde sienten que sus conocimientos son mucho más valorados. Y Chile, que es un país con uno de los mayores niveles de competitividad en América Latina, no se merece eso.

Entonces, es urgente dar una señal en este sentido…
Así es. Necesitamos una señal que venga del más alto nivel, idealmente el Gobierno, que indique que el tema se está analizando y estudiando para llegar a una solución viable. Ese es el camino que se debe seguir para encontrar una solución y poder crear un marco legal viable que permita entregar los incentivos necesarios para que la creatividad en las empresas no tenga límites.