El CDEC-SIC debe coordinar la operación de los sistemas de transmisión (líneas eléctricas y subestaciones, como la de Charrúa, donde falló uno de sus transformadores) y de las centrales generadoras que operan en el sistema eléctrico, con el objeto de lograr una operación a mínimo costo, manteniendo la seguridad y calidad del suministro eléctrico. En ocasiones, estos objetivos se contraponen, particularmente en períodos de emergencia. El CDEC debe, entre otras funciones, planificar la operación del sistema, estudiar previamente posibles fallas que puedan afectarlo y establecer las acciones que deberán tomarse para evitar su colapso. Adicionalmente, en casos de eventos adversos -como el vivido el 27 de febrero pasado, cuando el sistema se enfrentó literalmente a una fuerza mayor-, se pusieron en marcha planes de recuperación del servicio, los que permitieron la rápida recuperación del suministro. Sin embargo, la falla que ocasionó el último blackout fue una contingencia mayor, ya que fueron dos circuitos que salieron de servicio. Tal como ha señalado la autoridad, el sistema se encuentra en un estado de fragilidad, fundamentalmente por potenciales fallas en los sistemas de transmisión. Evidentemente que el reconocimiento de esta condición, distinta de la normal, debe surgir de un catastro detallado del estado de las instalaciones más relevantes. En paralelo, deben tomarse todos los resguardos operativos a fin de evitar un nuevo blackout. En la práctica, esto significará una operación del sistema eléctrico más alejada del objetivo de minimizar los costos de operación del sistema, con énfasis en incrementar la seguridad del sistema eléctrico. Esto, muy probablemente, se habrá de traducir en mayor despacho de centrales térmicas, que en condiciones normales podrían estar detenidas, limitando así el uso de los sistemas de transmisión que tuvieran mayores probabilidades de colapsar. También se debe aumentar y distribuir las reservas operativas del sistema y, en general, tomar todas las medidas posibles para evitar un nuevo blackout. Una vez superada la etapa crítica, que esperamos sea breve, se requiere una nueva mirada en los criterios utilizados en la planificación de la expansión de los sistemas de transmisión. Esta oportunidad existe, ya que se está iniciando el proceso cuatrienal de estudio de los Sistemas de Transmisión Troncal, en que participan empresas transmisoras, generadoras, clientes y la entidad reguladora. Hoy en día, la solución no es tan simple como cambiar criterios de operación "N-1" al momento de estudiar nuevas expansiones y aumentar la seguridad del sistema eléctrico, ya que esto conlleva mayores costos que finalmente repercutirán en los usuarios. Adicionalmente, significará mayores costos por concepto de peajes para las centrales localizadas en la zona sur del SIC, principalmente hidroeléctricas, disminuyendo su competitividad relativa con proyectos termoeléctricos localizados en la zona centro y norte del país. Fuente: Electric Power Research Institute. Del mismo modo, podría surgir como alternativa a considerar la denominada "generación distribuida", que se define como aquella generación que se conecta a la red de distribución de Baja Tensión y, por tanto, se encuentra instalada en puntos cercanos al consumo. Está asociada a tecnologías como los motores, mini y microturbinas, pilas de combustible y energía solar fotovoltaica. Indudablemente tiene ventajas: reducen pérdidas en la red al disminuir los flujos de energía por la red; y sirven como respaldo en caso de fallas de los sistemas, entre otros beneficios. Sin embargo, su costo es bastante más alto que la generación en grandes centrales, ya sea térmicas, hidroeléctricas u otra. Con todo, las catástrofes también son oportunidades y, en este caso particular del sector eléctrico, la oportunidad es abrirse a evaluar todas las alternativas desde una dimensión no sólo económica. Fuente: Electric Power Research Institute.
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