Hoy en día está demostrado que los ahorros energéticos pueden incrementarse sostenidamente y mantenerse en el tiempo, mediante la adopción e implementación de prácticas de gestión energética consistentes y procedimientos de medida y verificación reconocidos. Como los estándares de gestión energética comienzan a adoptarse extendidamente, los sistemas de información requeridos para sustentar estos desarrollos juegan un rol crucial. Estos sistemas de monitoreo y control pueden proveer el detalle de la información y la capacidad de análisis requerida para medir el manejo de la energía y orientar la toma de decisiones. Las organizaciones pueden conseguir un gran conocimiento sobre el aprovechamiento interno de la energía, planificar y escoger medidas de conservación energética más efectivas desde el punto de vista de los costos, además de rastrear y verificar los ahorros efectivos conseguidos. Como muchas prácticas modernas de administración, la gestión energética orientada estratégicamente revela a las organizaciones la necesidad de un sistema de información para conseguir metas, rastrear el desempeño y comunicar los resultados. Un sistema de información orientado a la gestión estratégica permite capturar datos acerca del consumo de energía para generar una base histórica; proveer la información necesaria para definir y rastrear el logro de metas de consumo; y generar reportes e Indicadores de Desempeño Claves (KPIs) para los gestores y participantes del sistema. Modelamiento y pronóstico El modelamiento del uso energético normalmente envuelve la comparación de datos sobre consumo con el comportamiento de alguna variable que representa la fuente primaria del consumo energético (unidades energéticas o actividad productiva). Para el caso de los edificios, el rango de calor perdido (o ganado) está directamente relacionado con la diferencia entre la temperatura interior y exterior. Se trata de una relación directa entre la energía consumida por un edificio y la unidad de medida energética. En el caso de un proceso productivo, donde el uso energético está más determinado por un proceso químico o físico, normalmente la relación se establece entre la cantidad de energía consumida y el volumen de producción. Benchmarking Dentro de la gestión energética el benchmarking es un método directo para comparar el consumo energético de diferentes entidades (edificios, equipamientos o procesos) entre sí o con normas de referencia reconocidas. Un paso clave en el proceso de benchmarking es normalizar el consumo de energía dentro de un sistema métrico definido (kWh, MWh/ton producida
) que permita confrontar sobre el mismo parámetro de medida. Uso energético y análisis de costos Otro elemento clave en el control del uso y costo energético es comprender cuándo y dónde es consumida la energía dentro de una instalación. Medición y verificación Definido como el proceso de determinación energética o la demanda de ahorros, comparado con la medida del consumo energético o la demanda antes y después de una medida de conservación energética (ECM). Los beneficios del monitoreo energético relacionados con eficiencia energética y reducción de costos permiten medir la eficiencia, descubrir oportunidades y confirmar los ahorros; manejar las emisiones GHG; asignar costos de energía a departamentos o procesos; reducir penalizaciones por demanda máxima y factor de potencia; participar en programas de reducción de carga (tal como respuesta de demanda); fortalecer la negociación de tarifas con distribuidores o generadoras; identificar las diferencias de facturación; sub-facturar los gastos de energía a sus clientes. Los beneficios relacionados con la disponibilidad y confiabilidad de la energía permiten verificar que la calidad de la energía cumple con las normas nacionales y estándares internacionales; verificar la operación confiable del sistema eléctrico y disminución de eventos debido a la falta de energía; mejorar la respuesta a problemas relacionados con la calidad de la energía; aprovechar la capacidad de la infraestructura existente y evitar ampliaciones innecesarias; apoyar el mantenimiento preventivo y predictivo para prolongar la vida útil de los activos. |