| Foto 1. | Si utiliza equipamientos con componentes sensitivos a la aparición de corrosión sin implementar tecnologías para evitarlo, se expone a un fuerte riesgo, sobre todo cuando se trata de circuitos eléctricos o impresos que pueden ser atacados por los distintos gases ácidos que encontramos en el ambiente. Además, este problema puede pasar desapercibido en gran medida para el operador, sólo haciéndose visible cuando se genera un error o una parada inesperada de un proceso productivo (ver Foto 1). Causas y Efectos de la Corrosión Entre los diversos factores que propician esta problemática, podríamos destacar entre otros: Cambios bruscos de temperatura: la temperatura de circuitos cae debajo del punto de condensación. Humedad relativa sobre 50%: este ítem acelera la corrosión, formando soluciones conductivas que, posteriormente, se convierten en electrolitos. Gases corrosivos: tanto el ácido sulfhídrico, óxidos de azufre y de nitrógeno, así como el cloro y el amoníaco, son elementos comunes en la industria y el comercio, sin embargo, pocos conocen sus nocivos efectos. Una vez que estos elementos afectan un sistema eléctrico o electrónico, encontramos los primeros efectos de la corrosión que, por ejemplo, pueden manifestarse con señales falsas, pérdida de la misma o interrupción inesperada de procesos, los que dependiendo del grado de deterioro pueden traducirse en consecuencias potencialmente muy costosas. Otro aspecto importante es el desgaste de los poros, donde los gases ácidos reaccionan con metales formando sales "no-conductivas" que son forzadas hacia la superficie a través de los poros del recubrimiento anti-corrosivo, afectando incluso los componentes electrónicos recubiertos en oro (ver Foto 2). Foto 2. ¿Qué recomienda la ISA? Para evitar lo anterior, ISA (Instrumentation, Systems and Automation Society) desarrolló la norma ISA Standard 71.04-1985 (ver tabla), que clasifica el nivel de contaminantes en el aire y fija niveles aceptables para evitar efectos nocivos. Este estándar puede servir de base al momento de implementar una sala de control con dispositivos eléctricos o electrónicos, ya que garantiza la calidad del aire y el correcto funcionamiento de una determinada instalación. Algunas de sus principales recomendaciones son: Presurización de la sala: presurizar este espacio a 0.05-0.10 IWG con aire químicamente limpio (con 3 a 6 cambios de aire/hora). Control de Humedad: <55% de humedad relativa (con <6% de variación/hora). Control de Temperatura: idealmente 70ºF (21ºC): +/- 2ºF (+/- 1ºC). Construcción e integridad de la sala (estanqueidad): es necesaria una sala bien sellada, con doble puerta de acceso. Recirculación del aire en la sala: de 6 a 12 cambios de aire por hora. Cabe destacar que la ISA S71.04-1985 también establece una pauta de medición donde es posible controlar el espesor de la película de corrosión (ver tabla). |
Directivas europeas La RoHS (Restriction of Hazardous Substances) restringe el uso de las siguientes sustancias consideradas peligrosas en aparatos eléctricos y electrónicos: Mercurio (Hg), Plomo (Pb), Cromo Hexavalente (Cr (VI)), Cadmio (Cd), Bifenilos Policromados (PBB) y Eteres de Difenilo Policromado (PBDE). Una de las consecuencias de esta normativa es que muchos fabricantes de este tipo de productos optaron por reemplazar el Plomo por Plata (Ag) en algunos componentes, siendo ésta mucho más susceptible al ataque de gases corrosivos. Por lo anterior, muchos expertos recomiendan considerar las recomendaciones que realizan las marcas de equipos electrónicos y eléctricos: "El usuario debe instalar un sistema de filtración de aire junto a su equipamiento de aire acondicionado. Además, todo el aire de una sala de control debe ser filtrado para mantener los niveles de contaminación por debajo del nivel de gravedad leve, tal como se describe en la norma ISA-S71.04-1985". |