Alrededor del mundo, la demanda de energía crece constantemente presionando la explotación de los recursos naturales disponibles y a las economías locales emergentes. Entre los años 1980 y 2000, el consumo energético aumentó en un 45% y se espera que se eleve en un 57% en los próximos 25 años. Además del incremento en la demanda de energía, las emisiones de CO2 se ampliarían en un 57% en las próximas tres décadas. Claro está que los recursos del planeta son limitados, pero dado el alto incremento en el consumo individual de energía, como el progresivo impacto de las actividades humanas en el medioambiente, organizaciones internacionales y gobiernos han decidido respaldar proyectos concretos que fomenten acciones tendientes a racionalizar la utilización de la energía. En los próximos años, estas medidas regularán el imperioso balance entre las necesidades de la población y del medioambiente. También se prevé el agravamiento de la contradicción entre el crecimiento de la población y situaciones como Seveso, Tchernobyl, la deforestación indiscriminada, el calentamiento global
Lo preocupante es que para el 2050, el 85% de la población vivirá en países no desarrollados. La Eficiencia Energética en este contexto El concepto de Eficiencia Energética guarda estrecha relación con este marco de condiciones sociales y ambientales. Por lo mismo, tiende a desligarse de sus connotaciones retóricas para apuntar directamente a un cambio cultural y a un uso más sensato de nuestros recursos naturales. Dado que el 72% del consumo de energía se concentra en la industria y edificios (principalmente calefacción, aire acondicionado, motores, iluminación y electrónica), la demanda por dispositivos energéticamente eficientes genera constantes presiones tecnológicas para el desarrollo de productos más funcionales en estos segmentos. En el caso de edificios medianos y grandes, tres tendencias están definiendo el uso de la energía comercial: la planificación de nuevos edificios y sistemas energéticamente eficientes; la renovación de los edificios existentes y sus sistemas de gestión energética; y los regímenes de ahorro energético de los propietarios, arrendatarios u ocupantes. En este contexto, se puede apreciar la creciente implementación de dimmers, temporizadores, detectores de movimiento y presencia, conmutadores, termoestatos, controles de calefacción, variadores de velocidad para aire acondicionado, calefacción, bombas, ventiladores y motores, además de sistemas de compensación y filtrado de energía. Una constante transversal es la creación de soluciones integradas, como interruptores en caja moldeada que concentran las funciones de protección y medición en un solo equipo. Dentro de los sistemas de gestión, hay una demanda mayor por sistemas de control de edificios y de monitoreo-análisis energético, en conjunto con servicios de auditoría, recolección y análisis de datos, análisis financiero y análisis de ROI, planes de mejora y monitoreo remoto y optimización. A nivel industrial, el factor crítico de consumo es la alimentación energética de motores, que absorbe casi dos tercios de la demanda total. Aquí, la vía hacia la Eficiencia Energética apunta hacia el control del arrancador o de la velocidad de los motores. Esta es una tarea relativamente simple si los que controlan los gastos de una operación industrial están comunicados con los encargados de la gestión de los procesos de producción, para identificar los ahorros potenciales. En este nivel, la activación de productos contempla variadores de velocidad para motores, PLCs para la producción y optimización del rendimiento y gestión de máquinas, además de la compensación y filtrado de armónicos. En este plano la demanda de servicios y sistemas de gestión energética y la implementación de dispositivos eficientes puede reportar ahorros de hasta 20%, básicamente en función de la gestión de motores. A escala residencial, los ahorros por consumo de energía pueden alcanzar el 40%, derivados principalmente del control de iluminación. La oferta de dispositivos eficientes en este segmento es variada, pero sujeta a la implementación de sistemas de automatización residencial si lo que se persigue es el mantenimiento de los estándares de eficiencia. En el caso de los data centers, donde los sistemas de alimentación y enfriamiento representan el 50% de la demanda de electricidad, existen soluciones que prometen reducir el consumo promedio hasta en un 30%. |