En la realidad actual, la inversión que se hace en Innovación está por debajo de los países desarrollados y de algunos países latinoamericanos (ver gráfico 1). Por otra parte, el apoyo que hay de las empresas privadas hacia los centros de investigación y desarrollo es prácticamente nulo. Esto se debe a que no existe una relación real entre las empresas y las universidades, un vínculo estrecho de intercambio, de trabajo en equipo. Gráfico 1. Para que la Innovación, el Emprendimiento, la Investigación y el Desarrollo de Tecnologías se den de una manera conjunta, es imprescindible esta interrelación entre Estado, casas de estudio e industria. El Estado crea leyes e instrumentos a través de las cuales se canalizan los recursos para innovar -como el Fondo de Innovación para la Competitividad, FIC- (ver gráfico 2) e incentivos tributarios a empresas. Por su parte, las universidades entregan habilidades, metodologías de enseñanza y conocimientos, que son demandados por empresas, quienes requieren profesionales de alta calidad con competencias específicas y de acuerdo a las exigencias del mercado y de un mundo globalizado. Para las actividades de I&D (Investigación y Desarrollo), se requiere de una inversión inicial cuyos resultados corresponden a ingresos y patentes, generando un impacto con productos de alta tecnología e innovación. En este sentido, la Asociación de la Industria Eléctrica-Electrónica, es un ejemplo de avance en el vínculo triangular, donde un grupo de 70 empresas del sector interacciona y se retroalimenta con las universidades asociadas: Universidad Andrés Bello, Universidad Católica de Chile, Universidad de Talca, Universidad Técnica Federico Santa María, INACAP Universidad Tecnológica de Chile y Universidad de Santiago. Es importante destacar que no se puede hablar de Innovación, Investigación y Emprendimiento en forma aislada. Todos estos conceptos deben estar unidos en la mente de un individuo inserto en la sociedad, en un país, en un mundo interconectado que pueda intercambiar conocimiento y experiencia. Gráfico 2. Crisis e innovación Frente a una crisis económica mundial, se debe ser lo más innovador posible, porque innovar siempre genera valor. En estos momentos de crisis, se deben fortalecer tanto los conocimientos especializados como el trabajar en equipos multidisciplinarios. De igual modo, se debe tener la capacidad de dar respuestas rápidas y visionarias, contando con una realimentación permanente, y perfeccionar las estrategias implementadas, para lograr los objetivos de la empresa. Chile ha establecido ciertos incentivos para la Innovación, pero el aporte estatal no es suficiente. Por ejemplo, falta legislación en lo que se refiere a Energías Renovables no Convencionales, lo que desincentiva la inversión en este tipo de fuentes de energía, inversión que sí existe en países desarrollados. Rol de las Pymes en la Innovación Un 80% de las empresas chilenas son Pymes, siendo este segmento la fuente laboral más importante de Chile. Por tales motivos, es indispensable invertir en tecnologías, contar con personal técnico y profesional calificado, lo que unido a una mayor capacidad y rapidez de respuesta a las necesidades planteadas, generará en la industria y el Gobierno mayor confianza y credibilidad. El hecho de provocar confianza hace que las pequeñas y medianas empresas sean consideradas en el nivel que les corresponde para mejorar la productividad en Chile. Si las Pymes cuentan con un perfeccionamiento constante del personal, los recursos tecnológicos necesarios e incorporan el I&D a su gestión, esto se reflejará en crecimiento y productividad para nuestro país. |