¿Qué aspectos involucra el Control de los Sistemas de Combustión? Principalmente tres: la adecuación del consumo de combustible a la demanda térmica de la planta, la seguridad en la operación y la calidad de la combustión asociada a la relación óptima en la mezcla combustible-aire. Sobre el primer punto, la mayor parte de los equipos de combustión como calderas y hornos industriales incorpora sistemas de control modulante. Por otra parte, la seguridad es fundamental en la producción y generalmente se asocia a controles sobre la presión del aire de combustión y a la supervisión de llama con sensores ópticos o de ionización. ¿Y el último punto? Este aspecto no siempre está resuelto íntegramente, en términos de proveer el punto óptimo de operación para cada nivel de potencia, que permita a los equipos asegurar el mayor rendimiento, conservando bajos niveles de emisiones contaminantes y minimizar sus costos en combustible. En efecto, la mayoría de las instalaciones existentes realizan ajustes esporádicos en los quemadores de sus equipos para evitar emisiones de humo visibles que representan una mala imagen ante la comunidad y posibles multas por parte de los organismos fiscalizadores. En el mejor de los casos, la implementación de monitoreo de gases (O2 o CO2) les permite ajustar una relación combustible-aire que no necesariamente es la óptima. En este contexto, hemos desarrollado un nuevo sistema de control (ver www.optiflamma.cl) que analiza la calidad de la combustión mediante sensores ópticos que se focalizan en la llama; luego, la estrategia de control procesa esta señal y permite discernir el punto óptimo de regulación según el cual se obtiene el máximo rendimiento del equipo, manteniendo las emisiones contaminantes en un nivel mínimo. Muchas empresas no los implementan porque los consideran costosos
Para decidir si un Sistema de Control de Combustión resulta una inversión alta, primero debería realizarse una evaluación de la condición de operación actual y de sus costos asociados. Luego, evaluar cuál es el potencial de mejora que ofrece el sistema de control y, en base a ello, determinar el período de recuperación de la inversión. Finalmente, si aún persiste la duda respecto al beneficio económico que la introducción del sistema le reportará, o si no estuviera en condiciones de solventar la inversión inicial, se puede llegar a un acuerdo para realizar un contrato en el cual se establezca un pago condicionado a los ahorros mensuales. Si consideramos los costos actuales de los combustibles, la recuperación de la inversión se concreta, en la gran mayoría de los casos, en menos de un año a partir de los ahorros subyacentes en combustible, sin incurrir la empresa en gastos adicionales. ¿Cómo se encuentra Chile frente a esta tecnología? Hemos detectado que los responsables de la toma de decisiones en materia de inversión en tecnología son demasiado conservadores y esperan a que otro sea el primero en innovar. A esto se suma un gran desconocimiento por parte de las Pymes sobre los potenciales que presenta el control óptimo de la combustión. En este contexto, un desafío importante para nuestra empresa guarda relación con educar a nuestros potenciales clientes para la toma de decisión en conciencia sobre las bondades de la tecnología. La educación y las auditorías energéticas, que están también incorporadas dentro de nuestros servicios, constituyen importantes herramientas para impulsar a los ejecutivos de las empresas a apostar por la eficiencia energética. ¿Podría dar un ejemplo de sus beneficios? Dentro de las pruebas que hemos desarrollado en el ámbito industrial, podemos citar el caso de un horno de 11 MW que opera con gas de refinería y de una caldera de 16 MW que quema petróleo #6. En el primer caso, pudimos constatar un ahorro en combustible respecto a la condición de partida de un 10%, lo cual, al considerar un costo de un combustible gaseoso de 20 US$/MMBTU y 8.000 horas de operación al año, equivale a un ahorro anual del orden de $300 millones. En el segundo caso, el ahorro fue del orden de un 4%, lo cual equivale a $130 millones si consideramos un precio de 15 US$/MMBTU y 7.000 horas de operación anual. |