Se habla de "Eficiencia Energética" cuando se aplica un conjunto de acciones que permiten el ahorro de energía, sin afectar los niveles de confort o productividad. A nivel nacional, la eficiencia contribuye a la seguridad energética del país, disminuye la incertidumbre empresarial y permite visualizar estrategias económicas basadas en un suministro confiable. Dentro de las empresas, la aplicación de medidas de Eficiencia Energética, como parte de una gestión interna de la organización, reduce los costos base, incrementa la competitividad, eleva la productividad y las ganancias. Después de enumerar todos estos beneficios, no se entiende por qué después de un estudio de Eficiencia Energética no se toma la decisión de implementar, como parte de la gestión de la empresa, políticas que vayan en beneficio de una productividad limpia, que fomenten el ahorro, produciendo lo mismo, pero con menos energía. Las conversaciones pocas veces pasan al desarrollo de proyectos concretos. ¿Miedo a la innovación? Actualmente, la gestión energética de las empresas se limita a obtener un buen contrato de energía y monitorear los cambios en la cuenta y la variación del índice de consumo en el tiempo. Sin embargo, estas medidas actúan sobre el efecto y no sobre la causa. De esta manera, cuando se presenta una solución energética, los encargados deben decir sí o no a propuestas innovadoras. Varias son las explicaciones o excusas que se dan para no implementar los cambios: temor a asumir nuevos desafíos; desconfianza de los beneficios (si mi empresa está funcionando bien actualmente, ¿para qué quiero cambiar?); e incertidumbre con los resultados (¿qué pasa si los cambios no son favorables?, ¿qué pasa si falla el sistema?, ¿qué pasa si los ahorros no son los esperados?). En definitiva, no existe una conciencia de las ventajas reales que entrega la Eficiencia Energética. Las empresas no toman el siguiente paso exclusivamente por temor. Garantizando los beneficios Por esto, se hace fundamental que los asesores en materia energética entreguen garantías, y sean transparentes en el desarrollo de proyectos, mostrando las ventajas de los diferentes equipos, entregando soluciones viables, que impliquen integrar las innovaciones energéticas con los mecanismos de producción ya probados por la empresa. Cada uno de los actores involucrados debe tener claro que la decisión no es fácil, e implica cambiar parte de la cultura organizacional. En este sentido, mi propuesta es simple: la Eficiencia Energética debe ser puesta en el marco de la gestión estratégica de la empresa y ser parte del modelo de desarrollo económico institucional. De lo contrario, muchas propuestas innovadoras, como la implementación de sistemas solares térmicos para la reducción de costos en procesos agroindustriales o mineros, sólo quedarán como una conversación interesante que nunca se aplicará como una solución rentable y eficaz. |