Si bien es cierto que en esta oportunidad se trató de una situación excepcional, en muchos casos los problemas que pueden originar falencias en la continuidad operativa de una organización son mucho más recurrentes de lo que nos podemos imaginar, y se explican por factores tan disímiles como la automatización de los procesos y la existencia de equipos cada vez más sofisticados, costosos y sensibles, muchas veces instalados en zonas alejadas. Precisamente, en este contexto es donde cobra vital importancia la actividad de mantenimiento, que se orienta a gestionar y preservar los activos corporativos a lo largo de toda su vida útil, que parte desde el mismo momento en que se compran, hasta que se reemplazan o se venden. Como en toda actividad, las Tecnologías de la Información han hecho una importante contribución para profesionalizar la actividad y mejorar día a día su rendimiento. Un aporte concreto está dado por los sistemas informáticos para la Gestión de Activos Corporativos (EAM), que básicamente permiten realizar el monitoreo en línea de los equipos de una planta o una fábrica para disminuir al máximo los periodos de detenciones no programadas que afecten los procesos de producción, así como la posibilidad de realizar diagnósticos y reparaciones remotas, entre muchos otros beneficios. Una de las principales ventajas de esta tecnología tiene que ver con la disponibilidad en tiempo real, y gracias al desarrollo de las tecnologías inalámbricas, desde cualquier hora y lugar a una fuente de información histórica sobre los equipos y sistemas, para determinar patrones de falla, y mejorar los procedimientos y programas de mantenimiento que incrementen su disponibilidad a un costo cada vez menor. Gracias a la contribución de los sistemas EAM, el mantenimiento de activos ha pasado de ser una especialidad remitida exclusivamente a la reparación y chequeo de maquinarias, a adquirir un mayor prota-gonismo en las decisiones estratégicas de una compañía, como asesorías para la adquisición de equipos, control de inventarios, relación con proveedores, optimización de espacios físicos, ahorro de energía, seguridad y preservación del medio ambiente, entre muchos otros factores. A su vez, con el apoyo de Internet el profesional del sector ha comenzado a tener una serie de facilidades de las que antes carecía, como un rápido intercambio de información con sus pares, acceso a bancos de datos y catálogos, sin necesidad de disponer de una amplia y siempre desordenada y desactualizada biblioteca, compras electrónicas, uso de las aplicaciones y servicios de consultoría en forma remota. Producto de estos cambios, el rol del responsable de mantenimiento está evolucionando para convertirse en un verdadero gestor de los activos, que realice una mayor planificación de su actividad con una visión integral, para contribuir a mejorar los resultados de la organización, aumentar la productividad, disminuir los costos y desarrollar nuevas ventajas competitivas. Aplicar estas tecnologías puede, en consecuencia, evitar los errores o fallas asociados a sistemas y máquinas que deben estar siempre disponibles. Con eso, los apagones tal vez no desaparecerán, pero al menos disminuirán, mientras las empresas resguardan apropiadamente sus activos y sus negocios. |