Por esto, existe una innumerable cantidad de situaciones que de una u otra manera nos deben orientar a eficientar el actual uso de nuestros recursos energéticos. Entre otras, los tratados internacionales de protección ambiental y la permanente búsqueda de poder asegurar el suministro de energía.

Es en este contexto que en España actualmente se certifica la Gestión Energética de la organización. Tal fue el caso de una industria de cementos local, con el objetivo de reducir los consumos de energía, las emisiones de gases de efecto invernadero y los costos.

En el año 2006, la Unión Europea aprobó la Directiva 2006/32/CE sobre la eficiencia del uso final de la energía y los servicios energéticos. De esa manera, los miembros de la UE comenzaron a buscar diferentes alternativas de planes de gestión energética. Al igual que en nuestro país, en la actualidad, el principal sector en España emisor de CO2 es el industrial. Por este motivo, las líneas de gestión se orientaron a este sector. La Asociación Española de Certificación y Normalización (AENOR) publicó a finales del pasado año la Norma UNE 216301:2007 Sistemas de Gestión Energética, que especifica los requisitos de un sistema de gestión energética eficaz, cuyo objetivo es proporcionar a las organizaciones, independientemente de su sector de actividad o de su tamaño, un instrumento que facilite la reducción de los consumos de energía, los costos y las emisiones de gases de efecto invernadero.

La norma, con carácter nacional, es aplicable a cualquier organización que desee mejorar su eficiencia energética en su actividad de forma sistemática, e incrementar el aprovechamiento de las energías renovables. AENOR ha puesto a disposición de todas aquellas empresas interesadas en mostrar su responsabilidad en política energética la certificación en gestión energética. Este sello acredita que la compañía que dispone de él ofrece a sus clientes su compromiso con el desarrollo energético sostenible, su colaboración con la defensa frente al cambio climático y su aporte a la preservación medioambiental. Nuevamente se comprueba la congruencia de ambos sistemas.

Para que una organización pueda acceder a esta certificación, al igual que en un Sistema de Gestión Ambiental, requiere:

• Elaborar una política energética. Toda organización debe contar con una política energética definida que describa su compromiso con la mejora energética.

• Evaluar los aspectos energéticos. Debe identificar los aspectos energéticos de la actividad de la empresa y determinar cuál es el impacto y las oportunidades de cada uno de ellos.

• Objetivos energéticos. Hay que establecer, implementar y mantener objetivos energéticos que estén documentados. Estos objetivos que deben ser medibles y coherentes con la política energética previamente definida, acordes con los requisitos legales y considerar su capacidad tecnológica, las condiciones financieras y de negocio, y la opinión de las partes interesadas.

• Implantación. La organización debe contar con los recursos humanos, tecnológicos y financieros necesarios para el funcionamiento del sistema de gestión. Asimismo, deben implantarse procedimientos de comunicación interna entre los diversos niveles de la empresa para informar sobre la implantación, mantenimiento, cumplimiento y resultados del sistema de gestión.

• Seguimiento. Hay que establecer, implementar y mantener uno o varios procedimientos para realizar seguimiento y medición de forma regular sobre las operaciones que pueden tener un impacto significativo en el uso de la energía.

Como conclusión, el SGE es un sistema innovador, basado en la Norma UNE 216301, complementario con otras medidas de ahorro y eficiencia energética y compatible con otras normas tales como Sistemas de Gestión Ambiental. Su interés radica en que proporciona las claves que facilitan a las organizaciones la reducción de los consumos de energía, los costos económicos asociados y, en consecuencia, las emisiones de gases.

Fuente: Diversos artículos publicados en la web acerca de la Norma UNE 216301.