Daniela Olmos, Gerente del Área de Desarrollo Inmobiliario y Regularizaciones de Colliers.

Como una forma de prevenir futuros siniestros, la consultora Colliers profundizó con un análisis en el aspecto normativo de las viviendas que fueron afectadas en el incendio de Viña del Mar, y de los aspectos que dificultaron las labores de combate al fuego, intensificando los daños.

“Es importante destacar que inicialmente los terrenos correspondían a reservas naturales o terrenos fiscales; si trazamos una línea de tiempo, el origen de los incendios se sitúa en la ruta 68. De las 9.215,9 hectáreas, el 45% corresponde a pastizales o suelo arbustivo. Sin embargo, cuando el incendio se propagó a través del bosque, al llegar a las zonas habitadas, la mayoría de las viviendas correspondían casas pareadas o muy cercanas entre sí, lo que facilitó la rápida propagación del fuego en un efecto en cadena alcanzando, según el catastro, el 10% de lo afectado en suelo construido en sectores como El Olivar, Villa Independencia y Villa Hermosa”, explica Daniela Olmos, Gerente del Área de Desarrollo Inmobiliario y Regularizaciones de Colliers.

Respecto a la normativa de las viviendas afectadas, la ejecutiva señala que El Olivar, por ejemplo, es una zona residencial de los años 80 y, recordando que las exigencias de seguridad fueron introducidas en 1981, si las casas tenían ciertas medidas, éstas quedaron atrás en cuanto a la tecnología y cargas de ocupación de la época. “Consideremos que hubo una modificación el 2001 y nuevas propuestas el 2021. Además, es posible que ciertas ampliaciones no hayan estado regularizadas o algunas pasaron por la ‘ley del mono’, la cual permitía hacer una regularización sin más exigencias para viviendas sociales”.

El análisis indica que otro factor importante fue la construcción autogestionada. “Según las imágenes satelitales, 207 ha corresponden a campamentos, lo cual implicó senderos angostos donde se hizo difícil el acceso a bomberos y vías de escape, falta de agua y electricidad colapsando las redes críticas, material ligero inflamable y ningún plan de emergencia”.

Para evitar que otra tragedia de este tipo vuelva a ocurrir, desde la consultora señalan que, en cuanto a las villas establecidas, se debe solucionar rutas accesibles y confeccionar planes de evacuación. “Las laderas y situación geográfica forzaban a muchos de los habitantes a ocupar auto en su diario vivir, y junto a la estreches de las vías y falta de información, la gente se subió a éstos para evacuar, lo que entorpeció el escape”.

En cuanto a los campamentos, el análisis estima que éstos surgirán nuevamente, considerando que el área pública no tiene capacidad de atender inmediatamente 15.000 viviendas, “los habitantes tenderán a instalar viviendas de emergencia, las cuales serán de estructura propensa al fuego”.

Daniela Olmos enfatiza la importancia de canalizar y apoyar estos esfuerzos a través de instituciones formales con la importancia de la regularización y normativa de prevención, tanto a nivel de construcción como de urbanización. “Lamentablemente la posibilidad de que surjan nuevos incendios es alta, dado que año a año las olas de calor han ido en aumento. Es muy importante atender el déficit de viviendas en el país”.