Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que ha planteado Naciones Unidas. Una tarea clave, considerando que las urbes representan alrededor del 70% de las emisiones de carbono mundiales y más del 60% del uso de recursos.

En este escenario, tanto la construcción como la operación de los edificios tienen un alto impacto, especialmente por el consumo energético que implican. De acuerdo a las últimas cifras oficiales, este sector genera el 38% de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía, tomando en cuenta las vinculadas a la industria de la construcción y las relativas a su operación.

Así, uno de los focos que se han planteado es cambiar la forma en que se concibe la construcción, modificando regulaciones y velando por mejorar estándares de eficiencia energética por medio de inmuebles ecológicos y mejores prácticas en el rubro, que partan desde el diseño hasta la puesta en marcha. De hecho, la Alianza Mundial para los Edificios y la Construcción del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se ha propuesto mejorar en un 30% el uso de la energía en el ámbito de la construcción, lo cual ha impulsado el concepto de “smart building”.

En concreto, se trata de construcciones que incluyen, entre otras tecnologías, mecanismos para el ahorro de energía y agua, donde todos los sistemas de control están centralizados y automatizados, que priorizan el uso de energías no convencionales y que reducen gastos por menor utilización de recursos a diario.

“Existen muchas soluciones innovadoras, que aplican a lugares ya construidos, y permiten controlar y manejar variables de eficiencia ambiental. Toda la gestión de iluminación, calefacción, uso del agua y de los espacios están integrados para hacer seguimiento, usarlos de manera más consciente y de acuerdo a las necesidades reales. De este modo, el edificio tiene menor impacto ambiental, a la vez que se reducen costos y se entrega mejores y más cómodas condiciones a los colaboradores. Hemos calculado que los ahorros y reducción de consumo una vez realizadas las automatizaciones alcanzan entre un 20% y un 30%”, señala Pablo Psijas, Country Manager de Seal Telecom, empresa integradora de tecnologías que ha llevado a cabo proyectos de transformación de propiedades tradicionales en sustentables.

Uno de los temas de mayor preocupación es disminuir el consumo energético y para eso hay acciones puntuales y “fácilmente gestionables que no requieren grandes inversiones. Existen tecnologías sencillas que nos ayudan a regular de manera automática los niveles y tipos de iluminación, dependiendo del clima, ubicación del escritorio, hora del día, entre otros. Asimismo, se pueden configurar opciones para distintos momentos de la jornada y dejarlas programadas a fin de garantizar una operación eficiente. Además, con los sensores de ocupación conseguimos que las luces, la calefacción y las pantallas se apaguen automáticamente cuando no hay personas en el lugar”, comenta el ejecutivo.

Lo más interesante es que todos los sistemas están unificados, permitiendo “analizar la data y estudiar periódicamente la eficiencia energética para mantener equipos de climatización en condiciones ideales y asegurándose, a la vez, de que su funcionamiento es eficiente para optimizar los costos”.
Así, pensar en edificaciones más sustentables es fundamental si se quiere cumplir con los desafíos planteados al 2030 y lograr las llamadas ciudades del futuro. Una tendencia que, según comentan en la industria, va al alza, ya que en 2019 el gasto en construcciones energéticamente eficientes aumentó por primera vez en tres años, hasta los US $152.000 millones, lo cual representa un 3% más que los doce meses anteriores.