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La industria del cemento en España se ha visto fuertemente impactada por la crisis del coronavirus y la ralentización tanto en la obra pública como en la privada. El consumo doméstico al cierre de 2020 alcanzó las 13,28 millones de toneladas, lo que representa un descenso del 9,7% (1,4 millones de toneladas menos) frente a un 2019 que ya fue flojo. El colchón de la exportación tampoco ha funcionado, con 5,98 millones de toneladas y un retroceso del 3,4%.
Desde la patronal Oficemen indicaron que el parón de la obra pública, y los bajos niveles de construcción de viviendas y no residencial, han dejado la demanda en niveles de 1967. Desde entonces, España sólo consumió menos cemento en los años de la reciente crisis financiera.
Para 2021, la previsión de demanda doméstica se mueve entre 12,9 y 13,7 millones de toneladas de cemento, lo que supone estar entre un 3% por debajo y un 3% por encima de la cifra de 2020. En el escenario intermedio, el consumo de cemento permanecerá plano.
Con una capacidad de producción de 30 millones de toneladas en España, Oficemen estima que el consumo debería estabilizarse en torno a los 20 millones en el mercado doméstico. Y el objetivo es volver a los 10 millones de toneladas para la exportación.
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