Luego de meses de intenso trabajo Salfa renueva su imagen, adaptándose a los nuevos tiempos sobre los pilares que forman la columna vertebral de la compañía: calidad, confianza y cercanía.

Salfa nace en los años 20, con tres compañeros de colegio que deciden emprender juntos, Roberto Salinas, Raúl Fabres y Alberto Fabres.

Desde los inicios, tanto Roberto como Raúl entendieron que la clave de su éxito estaría en el servicio y el compromiso con los clientes, estableciendo relaciones de largo aliento basadas en la confianza. La modernización de la imagen es la consecuencia lógica de esta cultura organizacional precedente, con directrices y principios muy claros que la orientan a la flexibilidad para adaptarse a los cambios del mercado, de los consumidores y de la sociedad en su conjunto.

Como detalló Natalia Toledo Cabezas, Gerente de Recursos Humanos de Salfa, estos principios constituyen el sello de la compañía. “Los últimos 15 años hemos crecido muchísimo y nos hemos propuesto no perder los valores que siempre han caracterizado a nuestra empresa, tanto a nivel de nuestra cultura interna, como en la relación con nuestros clientes y proveedores. Internamente, es un desafío considerar a cada persona como única cuando somos más de 1700 colaboradores, y es ese mismo espíritu el que nos guía en la forma de hacer las cosas y nos impulsa a percibir a cada uno de nuestros clientes como únicos también”, puntualizó Natalia.

“La palabra confianza está en nuestro ADN. Nuestro propósito es entregar la confianza que nuestros clientes requieren para progresar. No vendemos marcas o productos, entregamos soluciones y esto incluye asesoría y acompañamiento”, sostuvo Pedro Pablo González Del Riego, Gerente de Marketing en Salfa y añadió que “la imagen de nuestra marca tiene que ser uno de los factores que nos ayude a transmitir la confianza y la cercanía, tiene que ser coherente con lo que entregamos, con lo que hacemos y con cómo estamos funcionando por dentro”.

El mensaje central de este cambio se plasma la entrega de soluciones de confianza y se refuerza en la mantención de elementos como la figura del mundo, junto con el color azul, que existen desde el origen de la marca. “Nos cuestionamos si nuestra imagen de marca estaba vigente frente a todos los cambios que hemos vivido tanto a nivel interno, como externo. En estos últimos 15 años hemos incorporado un alto nivel de tecnología y modernidad en todo lo que hacemos, de la mano de eficientes metodologías y procesos de vanguardia, entonces nuestra imagen debía ser coherente con ello”, agregó Pedro Pablo González del Riego.

De este modo, la nueva imagen de Salfa es fiel a la identidad que ha ido construyendo a lo largo de los años, donde su carácter adaptativo le ha permitido sobresalir en un mercado exigente y cambiante.