En sólo tres años, el ingreso líquido de las grandes constructoras de Brasil cayó un 85%, producto de la operación Lava Jato y sus restricciones judiciales a la contratación pública.

El diario Valor Econômico, de Brasil, indicó que el ingreso sumado de las más grandes empresas constructoras del país en 2015 era de 71.000 millones de reales (cerca de US$ 18.400 millones al tipo de cambio actual). En 2018, este conjunto de empresas ingresó un total de 10.600 millones (cerca de US$ 2.700 millones). Entre las empresas consideradas por el diario están Odebrecht, Andrade Gutierrez, Camargo Corrêa, Queiroz Galvão, Galvão Engenharia, UTC y Constran.

Cerca de 1 millón de puestos de trabajo en el sector se perdieron por la parálisis de la construcción pesada en Brasil. Considerando que la pérdida total de empleos con la crisis fue de cerca de 2,6 millones, la construcción representó cerca del 40% del total.

Las grandes constructoras de Brasil firmaron los más significativos contratos con el gobierno, pues eran las únicas capaces de realizar obras de la magnitud de las grandes hidroeléctricas, sistemas de metro y otras similares. Pero cuando obtenían estas obras, movían una importante cadena de empresas subcontratadas para partes definidas de las obras, consigna Construcción Latinoamericana.