En mayo de 1647, a las diez y 30 de la noche, un gran terremoto azotó al país, posiblemente el más violento ocurrido en siglos, desde el valle del Maule hasta el Choapa, conocido como el Terremoto Magno. Chile, siendo Colonia en esa época, ocupó todos sus recursos, monetarios y profesionales en reconstruir el país, proceso que se recuerda celebrando el Día de la Ingeniería Nacional.

Casi 200 años más tarde nació la primera escuela de ingeniería del país, en la Universidad de Chile. Y recién en 1919 se tituló, en dicha casa de estudios, Justicia Acuña, la primera mujer ingeniera civil del país y de Sudamérica. Durante todos sus años en la universidad, Justicia fue la única compartiendo aula con decenas de jóvenes, incluido Jorge Alessandri.

Y así se escribe la historia para una disciplina que sigue siendo considerada como esencial para el desarrollo de un país. ¿Y qué va a pasar en el futuro? Según los expertos en educación, los niños deben prepararse para ser parte de un mercado laboral completamente distinto a lo que se vive hoy. “Todas las profesiones u oficios estarán atravesados por lo que se conoce como STEM por sus siglas en inglés, que es ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. Estamos en un momento en el que el pensamiento matemático ha pasado a ser crítico en la preparación escolar y me refiero al comprender las matemáticas en su profundidad. Ya no como un elemento lineal, que es la forma en la que nos la enseñaron a la mayoría de nosotros, sino como una forma de ver el mundo, integral, que está en todas partes”, explica Javier Arroyo, fundador de Smartick, plataforma virtual que enseña matemáticas a niños entre 4 y 14 años a través de la Inteligencia Artificial.

Frente a este escenario, el principal desafío para padres y profesores es incentivar a los niños a estudiar y apreciar las matemáticas, la lógica y la programación. “En Smartick hemos visto muchos casos de pequeños que le temen a los números porque sus padres les dicen que son difíciles. Eso es un error tremendo, todos pueden aprender matemáticas”, asegura Arroyo.

Otro elemento clave es apoyarlos en el proceso, entendiendo que es igual que hacer deporte. Según el experto: “Se debe practicar, ojalá diariamente, e ir avanzando de a poco. Cuando diseñamos Smartick lo hicimos pensando en esto, las clases duran 15 minutos al día y la plataforma le propone al estudiante ejercicios que sí va a poder resolver, aumentando de a poco su dificultad. Esto evita la frustración y genera un vínculo de reciprocidad con el método”.