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El anuncio del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, sobre la cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la capital azteca, tras realizar una consulta pública, tendrá como principales perjudicados las empresas españolas FCC y Acciona, consigna www.abc.es
El consorcio a cargo de la construcción de esta instalación, adjudicada en diciembre de 2016, está controlado por el Grupo Carso del empresario Carlos Slim.
El proyecto que ahora queda en el aire está considerado como una de las mayores obras de infraestructuras actualmente en marcha en Latinoamérica y estaba llamado a ser el segundo aeródromo grande del mundo.
El contrato consistía en construir la que iba a ser la mayor terminal aeroportuaria de Latinoamérica, un edificio de 743.000 metros cuadrados de superficie, repartida en cuatro plantas.
El edificio estaba diseñado por los arquitectos Norman Foster y Fernando Romero, que le habían dado forma de “equis”, en alusión al nombre de México, y capacidad para acoger a un tráfico de 125 millones de viajeros al año.
Estaba previsto realizar su cubierta con planchas de aluminio y vidrios cerámicos para permitir que el agua de lluvia, el aire y la luz solar se canalizaran por tuberías y sistemas fotosensibles para su uso en el interior.
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