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Mientras los países de la Unión Europea se alistan para que todos sus edificios públicos tengan un consumo energético mínimo o casi nulo al 31 de diciembre de este año, y el 2020 para todas las nuevas construcciones (Directiva 2010/31/UE), Chile llevará la delantera a nivel nacional y regional, ya que pronto se empezará a construir el primer edificio habitacional bajo el estándar Passivhaus en el país y Latinoamérica.
Passivhaus es un estándar de construcción nacido en Alemania, que permite lograr un máximo nivel de eficiencia energética y alcanzar un consumo energético casi nulo, basado en un riguroso procedimiento en el desarrollo del proyecto y su posterior ejecución.
Según Javier Flórez, miembro del departamento de certificación y consultoría de edificios del Passivhauss Institut, centro de investigación independiente fundado en 1996 por Wolfgang Feist, “Passivhaus surgió gracias a la investigación por la lucha contra el cambio climático como gran objetivo. Se generó un área que buscaba investigar cómo se podía implementar un edificio de bajo consumo energético, teniendo en vista la protección del medio ambiente. Se trató de una visión de la investigación y de un planteamiento de la época que se propuso para ver cómo se podía lograr un edificio de bajo consumo energético y aumentar el confort dentro de los edificios”.
Es importante aclarar que las viviendas pasivas no son distintas a las convencionales, ya que no se trata de un método de construcción, sino de una norma. Para lograrlo, el estándar Passivhaus exige el diseño y la construcción de viviendas con un nivel alto de aislamiento térmico, un riguroso control de infiltraciones y una máxima calidad del aire interior. Sumado a esto, se debe aprovechar la energía del sol para una climatización óptima, reduciendo el consumo energético del orden del 70% (sobre las construcciones convencionales).
Las casas pasivas tiene como fundamento cinco principios básicos: excelente aislamiento térmico, ventanas y puertas de altas prestaciones, ausencia de puentes térmicos, ventilación mecánica con recuperación de calor y estanqueidad al aire. Los edificios Passivhaus están diseñadas para ahorrar un 75% en las necesidades de calefacción y refrigeración.
Este tipo de viviendas entrega una serie de beneficios a sus habitantes, como alto confort térmico y calidad interior del aire, a lo que se suma las mínimas emisiones al medio ambiente.
Si bien Eloísa es el primer modelo Passivhaus que Urbes Inmobiiaria va a desarrollar, los proyectos de eficiencia energética no son una experiencia desconocida para la empresa. En este momento se está vendiendo en verde el edifico Amanda, ubicado en Ñuñoa, que cuenta con altas prestaciones de ese tipo y significará un ahorro considerable en las cuentas de calefacción y agua caliente para sus usuarios, entre las que cuentan: nivel de aislamiento superior, sistema de ventilación pasivo, mínimo impacto ambiental y climatización limpia son algunas de sus características.
Según Rodrigo González, Gerente General de la inmobiliaria, “Amanda posee una sala de máquinas centralizada, en la cual producimos el agua caliente, ya sea para consumo o para calefacción, para todo el edificio. El sistema de ventilación forzada tiene la inclusión de aire a través de una rendija que va incorporada en los perfiles de las ventanas y en los ductos verticales a través de extracción mecanizada 24 horas al día, siete días a la semana, que se encarga de extraer aire del exterior, lo filtra por dentro del hogar y lo retira por estos ductos verticales. Con extracción desde las cocinas y también desde los baños, estás retirando el aire húmedo que te evita la condensación en los departamentos, y por ende la depreciación del papel mural o de la pintura, fruto de la existencia de esa humedad”.
Entre los compañeros con los que Urbes ha contado en términos de inversión, destaca Inmobiliaria FG (anteriormente Viviendas 2000), grupo ligado al mundo de la construcción hace más de 50 años.
José Miguel Calvo, Gerente General de Inmobiliaria FG, cuenta que la iniciativa de Urbes está alineada con la visión de empresa que ellos tienen. “Nosotros queremos que la eficiencia energética sea uno de nuestros pilares en el desarrollo de vivienda. Creemos que nuestro compromiso de hacer casas cumpla con varios objetivos, que sean de una habitabilidad tal que la gente tenga una mejor calidad de vida. El construir una casa segura, bien hecha, con buenos materiales, todas esas variables son el ‘desde’, pero no nos podemos quedar ahí, y por eso siempre hemos tenido la preocupación: estamos con los paneles solares, con la aislación, y creo que lo hemos hecho sin tanto apoyo técnico, pero ahora vemos que las cosas hay que hacerlas bien, y queremos que el tema de la eficiencia energética sea algo que nos distinga, sea un sello de nuestra empresa, que estamos contribuyendo al medio ambiente, que estamos construyendo casas para que nuestros clientes tengan una mejor calidad de vida y eso va de la mano. En las viviendas Passivhaus se vive distinto: el aire limpio una buena temperatura contribuye a que las personas tengan una mejor calidad de vida. Si logras eso, le estás dando valor agregado a tu producto, porque estás entregando confort, los niños se van a enfermar menos. Ese es nuestro objetivo, tenemos la suerte de tener estos socios que han ido innovando, que son pioneros, y los estamos apoyando. Evidentemente juntos somos más fuertes, y sacaremos un proyecto adelante que será un ícono”, afirma.
Urbes puso toda su confianza para este proyecto en la oficina de arquitecura Varq, a cargo de Víctor Villanueva, quien ha manifestado que se sienten satisfechos de ser parte de un proyecto de esta envergadura, aunque se trata de un desafío no menor, ya que se trata de un proyecto que también rompe paradigmas en términos arquitectónicos.
Villanueva confiesa que en una primera instancia fue difícil de manejar, porque “partiste desarrollando el producto comercial, el proyecto como lo haces convencionalmente en tu cabeza, y en la mitad del proceso, cuando tenías todo más o menos definido a nivel de distribuciones, plantas, densidades, miles de aspectos que hay que revisar, te dicen toma, te voy a cambiar la chaqueta y tienes que ponerte esta al revés. Entonces tú la pones encima de la mesa y dices “en realidad cómo lo hacemos para que esto funcione bien, empezamos a estudiar esta nueva estética que nos va a obligar a tener este producto, y es una estética completamente distinta, absolutamente disruptiva, y por otro lado, para nosotros es un desafío gigantesco. La inmobiliaria confía plenamente en que vamos a poder resolverlo, y eso nos pone una presión adicional, pero internamente aquí también lo hemos tomado como un proceso de replantearnos nuestras propias directrices e ideas respecto a eso, y efectivamente en un período de tiempo muy corto vamos a terminar el proceso de plantear una envolvente con una condición de diseño y estética que cumpla con las condiciones técnicas que requiere el Passivhaus y que también cumpla con nuestras expectativas como arquitectos del proyecto, que ojalá cumpla con las expectativas de la inmobiliaria y del mercado, o por último que ponga arriba de la mesa una nueva estética y una nueva forma de mirar las cosas, porque siempre hay alguien que tiene que hacer eso también”.
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