El Gobierno de Estados Unidos comenzó el miércoles pasado las obras para reemplazar el muro que divide California de México, activando así el primer contrato adjudicado por la Administración de Donald Trump para levantar una valla fronteriza de más de 3 km de extensión y 9 m de altura.

Se trata del primer contrato de construcción de muro fronterizo adjudicado durante el Gobierno de Trump con base en los ocho prototipos que se construyeron el año pasado en San Diego, ciudad que colinda con México y situada el sur del estado estadounidense de California.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) remplazará un poco más de 3.2 kilómetros de barrera, construida en la década de 1990 a partir de desechos de metal reciclado, entre la ciudad californiana de Calexico y la mexicana de Mexicali.

La construcción, según los medios, será el primer fragmento del plan de Trump para construir un “muro grande y hermoso” en la frontera estadounidense-mexicana con un costo estimado de US$ 33.000 millones para cubrir los más de 3000 km de frontera común entre ambos países.

“El área del reemplazo de la pared fronteriza será una sección de aproximadamente 2.25 millas (casi 3 km) reemplazada por una pared de estilo bolardo de 30 pies de alto (casi 9 metros)”, indica un comunicado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense.

La valla fronteriza se levantará con barreras tipo bolardos, de 9,1 metros de altura, que serán significativamente más altas que las paredes actuales.

Desde el inicio de su campaña electoral para llegar a la Casa Blanca, Trump prometió la construcción del muro fronterizo entre EE.UU. y México, con miras a detener el flujo de inmigrantes irregulares.