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En mayo pasado, el precio de la vivienda nueva creció en 41 de las 70 principales ciudades chinas con respecto al mismo mes de 2016, cifra que contrasta con las 58 de abril y continúa con la tendencia de desaceleración.
De estas grandes urbes chinas, 29 registraron una ralentización interanual en el aumento del precio de vivienda nueva, algo que se debe a las medidas aprobadas por Pekín para contrarrestar la burbuja inmobiliaria, según el comunicado emitido por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).
Los datos de este organismo aseguran que los precios en las urbes más grandes acumulan ya ocho meses de bajada, un descenso que se cifró en el 2,2% entre abril y mayo. Por su parte, las ciudades de segundo nivel registraron su sexto mes consecutivo de caída, y la comparación entre abril y mayo se saldó con un retroceso del 0,8%.
Del total de 70 municipios evaluados, 35 experimentaron en mayo o bien un descenso o una ralentización en la apreciación de su vivienda nueva comparado con abril.
Pese a este enfriamiento, la vivienda nueva en las ciudades más importantes del país sigue avanzando: un 12,9% interanual en Shanghái y un 14,6% en Pekín, aumentos mucho mayores a los registrados en Shenzhen, cuyos precios en mayo fueron un 5,5% más altos que hace un año. Sin embargo, comparando los precios de mayo con los de abril, los de esta megaciudad limítrofe con Hong Kong fueron 0,6% menores a los de abril, mientras que los de Pekín cedieron un 0,2%, y en Shanghái avanzaron un 0,2%.
En 2016 se registró una fuerte expansión del sector inmobiliario chino con subidas de precios que llegaron a alcanzar a prácticamente todas las 70 principales ciudades, y el año terminó con una tendencia a la moderación que encabezaron las urbes de mayor tamaño, las que meses atrás encendieron las alarmas por sus burbujas.
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