"La arquitectura no puede ser un desfile de vanidades, yo la veo como un compromiso muy serio", declaró hoy el arquitecto costarricense Carlos Jiménez en una entrevista con Efe en Madrid con motivo de su visita a España.
Jiménez, que ofreció junto a los arquitectos españoles Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa una conferencia sobre la materia en la Casa de América, se considera de espíritu iberoamericano aunque lleva más de treinta años afincado en Estados Unidos.
El costarricense, que fue jurado en los premios Pritzker (considerados los Nobel de la Arquitectura) entre 2001 y 2011, dice que, si bien algunas obras son "silenciosas", otras "son totalmente lo opuesto y eso es por consecuencia de los mercados".
"Los arquitectos se venden como marcas y eso está bien hasta cierto punto, pero tampoco lo veo saludable al cien por cien", dijo.
Para él, la dirección que debe tomar la arquitectura de hoy en día es la de "conectar con las ciudades".
"Se hicieron proyectos que no tenían que haberse construido y de eso hay muchos ejemplos en todo el mundo", explicó.
Según Jiménez, el problema principal de la arquitectura de hoy es que a veces "se promueven imágenes sin criterio y por otro lado se construye rápido y se construye mal".
En esa misma línea, el arquitecto señaló que estamos "en un mercado voraz, que se come todo y quiere construir por la menor cantidad posible".
El arquitecto se describe como "una combinación extraña, un híbrido" de latinoamericano y estadounidense por la condición de estar entre dos mundos "que se necesitan el uno al otro pero que también se separan por razones culturales".
"Estar en Houston, que es una ciudad muy joven, me ha mostrado la cantidad de desperdicios que se hacen", dijo.
La sostenibilidad es un aspecto de su trabajo diario, y lamenta que la "velocidad" a la que se vive hoy en día pueda llevar a la población a una "situación extrema".
El arquitecto tiene entre sus proyectos actuales la construcción de un templo budista y de un pequeño hotel que se está construyendo sobre un antiguo edificio y de dos casas.
"Tengo un estudio pequeño para poder estar envuelto en todo, no soy capaz de delegar", afirma.
"La arquitectura es una forma de resistir no solo porque es un arma cultura sino porque es un arma de construcción y tiene que hacerse más allá de las preocupaciones del momento", concluyó.
Fuente: EFE
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