La iluminación no escapa a esta tendencia, por el contrario es uno de los elementos que más ha evolucionado en aplicaciones y tecnología durante los últimos años. A ello, además, se suma la creciente conciencia social respecto del uso eficiente de la energía, frente a lo cual las empresas han aplicado su máximo potencial de creación para entregar productos y servicios que respondan de forma positiva a dicha necesidad y que potencien, de manera simultánea, el bienestar y la calidad de vida de las personas, punto básico en cualquier avance tecnológico.

La importancia de la tecnología LED

Es en este contexto que al momento de evaluar cualquier proyecto que conlleve un sistema de iluminación se debe tener en consideración el tipo de tecnología a aplicar, siendo Light-Emitting Diode (LED) un referente de la innovación lograda en los nuevos sistemas de iluminación y que son una alternativa válida a las fuentes convencionales de luz en muchas áreas de la iluminación general, pues su consumo es menor (entre 2% y 10%) que su similar con lámparas incandescentes, lo que implica un ahorro relevante para la sociedad como un todo.

A ello se suma su mínima pérdida de energía en calor, su alta resistencia a vibraciones e impactos y larga vida útil, que implica una fuerte reducción en costos de mantenimiento y reemplazo y su adaptabilidad, pues los LED pueden trabajar montados en todo tipo de superficies. Además, son relevantes cualidades como su fiabilidad de funcionamiento en ambientes de bajas temperaturas (-30°C); su reducido tamaño, que permite diseñar soluciones diversas para distintos espacios; una elevada saturación de color, que no afecta la frecuencia de apagados/encendidos; el producir luz instantánea y una amplia gama de colores, lo que le permite ser parte activa de iniciativas donde la estética es pilar básico de la creación.

Otros aspectos a tener en cuenta

Pero, más allá de estos avances tecnológicos y la capacidad de innovación de los sistemas de iluminación, existen otros elementos y/o factores que hacen que estos servicios agreguen valor a las diferentes construcciones en que se instalan y que están caracterizados, fundamentalmente, por demandas insertas y vinculadas al quehacer social más trascendente del hombre y que tienen su máxima expresión en las creaciones arquitectónicas que son puntos de referencia para las diferentes culturas del mundo.

De esta forma, la mayoría de los grandes monumentos y de los principales puntos de atracción arquitectónicos del mundo cuentan con estos sistemas de iluminación, pues gracias a ellos y a la innovación que implican, se ha resaltado valores inadvertidos hasta hoy, redescubriendo detalles y perspectivas, enriqueciendo maravillas que fueron minimizadas durante mucho tiempo y permitiendo al hombre admirar aún más las grandes creaciones de todos los tiempos.

Sin embargo, la evolución del conocimiento y las nuevas tendencias y sensibilidades del ser humano plantean desafíos enormes y es por ello que la capacidad de innovar y recrear en busca de nuevas soluciones, sistemas, servicios y productos que apunten a conseguir una mayor eficiencia energética, a mejorar la calidad de vida de las personas y a simplificar el uso de éstos, son pilares para mantener el liderazgo entre los múltiples actores y agentes del sector. Sólo aquellos que sean capaces de satisfacer estas necesidades y generen innovaciones que añadan valor al estilo de vida de las personas serán los que iluminen eficientemente el mundo del futuro y los que serán reconocidos y valorizados por ser reales aportes a la evolución de la sociedad.